Té

Sebastian observó la pequeña taza roja que se colocó delante de Alexander, después de todo estaba jugando con la vida de su hermana, bueno no es como si fuera la primera vez que veía un ritual del gorrión rojo, pero nunca sabía la historia detrás de las mujeres que lo hacían y ella era una noble.

_ Que tome ese té no tiene mucho sentido, de cualquier forma la matarás cuando obtengas el antídoto para que recupere los recuerdos_

Alexander no le dio importancia, además no era como si mantenerla con vida no fuera a darle problemas entre los nobles a futuro y si él moría en la guerra antes de obtener el antídoto ella podría salir con vida, era una probabilidad y más con Lauren como su asistente que ni siquiera cumpliría con su última voluntad si le pedía que la mate, después de todo poco le importaban los muertos y su trabajo seguía siendo lo más importante para él.

_ De esta forma evitaré que alguien más me la arrebate_

Sebastián asintio con dificultad pero entendía esas palabras.

_ Algunos nobles deben querer a la hija de los Grandwell, supongo que ya no les servirá de nada si no puede procrear herederos_

_ Y esta el detalle de que mi hermana podría tener al próximo bendecido, supongo que es una opción cuando la bendición hace lo que quiere y no respeta ni siquiera su propia profecía, Lauren cree que puede saltearse o rechazar una generación, quien sabe si no quiere desviar su camino hacia otro vientre_

Lauren se arrepintió por haberle mencionado que sus herederos podrían seguir con la tradición, Alexander solo terminó trangiversando lo que le menciono.

Sebastián asintió como si tuviera sentido

_ En ese caso incluso el rey estaría detrás de ella_ no tenía ningún sentido en realidad.

Una sirvienta ingreso a la habitación y se acercó a su señor para darle anuncio de que los miembros del gorrión rojo ya estaban esperando fuera de la habitación.

_ Déjalas pasar_

Briana y Lena ingresaron primero, Sebastián estaba bastante complacido al ver a esas dos mujeres delante de él, después de todo dejar que el duque mandara esa carta hizo que el pedido fuera más importante para la dueña del gorrión rojo.

Lena tenía que presentar a Aria como nuevo miembro antes de que ingresara.

_ Es un placer presentarle al duque el nuevo miembro del gorrión rojo, Aria_

La sonrisa de Alexander se amplió y todas sus inquietudes desaparecieron por esas palabras, al fin podría ver el rostro de su hermana llena de vergüenza y humillación.

Pero perdió la sonrisa cuando una mujer con ropas de color rojo se acerco hacía ellos, se llevo una sorpresa al igual que los demás que esperaban en esa habitación. Pensó que esas ropas la harían ver como si estuviera al alcance de cualquiera de sus hombres, pero no era así, esa mujer se veía inalcanzable, su belleza fría, su mirada distante e incluso su porte firme y seguro parecían dejar en claro que estaba lejos de cualquiera, incluso de él y esa idea le disgusto.

Sebastián ya se había excitado con la imagen que tenía delante suyo, tenía a la Diosa del inframundo delante suyo.

_ Puedo..._

Alexander se dio cuenta de sus intenciones, era claro que quería llevársela a la cama en ese mismo momento de ser posible.

_ Ni lo sueñes_

Era una lastima que nadie tuviera el derecho de apreciar la belleza de esa mujer a parte de Alexander, tenía que seguir con las tradiciones del gorrión así que se levantó de su asiento.

_ Ya pueden tomar asiento señoritas, las estábamos esperando_

Las tres mujeres procedieron a sentarse en la mesa y Aria ya sabía cual era su lugar, así que camino hasta poder tomar asiento delante de la pequeña taza roja con grabados en oro, Sebastián se acercó a ella para correr su silla. Al igual que las otras dos mujeres se inclino en su lugar para agradecer por el servicio.

_ Gracias Amo_

Su voz se escuchaba dulce a los oídos de cualquiera, pero más allá de ser dulce tenía una extraña fuerza que era no la hacía ingenua en lo absoluto. Sabía que debería sentirse complacido por escuchar de su boca amo pero escucharlo solo le molestaba aun más y tampoco estaba dirigido a él. En cambio Sebastián se avergonzó al escucharla y más aun al saber que lo estaba tratando como su amo, lo dudo pero quizás podrían saltarse las formalidades y al parecer Sebastián pensaba igual.

_ Quizás deberíamos saltarnos la parte del té y las presentaciones e ir a descansar un poco, mañana deberíamos partir temprano_

Lo dudo por un momento pero se recompuso y se dio cuneta que no tenía porque aceptar esas palabras, le molesto pensar por un segundo que esa posibilidad quizás era lo mejor.

_ Es una falta de respeto cortar las presentaciones Sebastián, no nos demoremos demasiado _ miro a la sirvienta_ Sirvan el té_. Ordenó Alexander.

Las sirvientas colocaron el la mesa dos teteras con diferentes té dentro y una más pequeña llamaba la atención por su fuerte color rojo y detalles en oro haciendo jugo únicamente con una de las pequeñas tazas.

Para un nuevo gorrión el hombre debía ser quien le sirviera a la mujer, pensó que sería divertido mientras le servía a su hermana el té de Grisalia, pero no se sentía de esa forma en lo absoluto, solo sabía que tenía que hacerlo rápidamente o arrojaría la tetera contra la pared, era humillante tener que servirle a esa mujer que sin importar lo que vistiera aun parecía ser una noble que no se inmutaba con nada. Después de todo la ropa no afectaba a su estúpido orgullo solo le estaba afectando a él.

Tomó la tetera y le sirvió rápidamente con algo de torpeza, dejo la tetera y algunas gotas se derramaron de la misma por el apuro, la miró molesto.

_ Tómalo_

_ Si amo _ respondió Aria.

Ni siquiera estaba disgustada, era claro que para ella era como tomar un té más, le molestaba y le desagradaba su actitud.

_ Sabes lo que estas por tomar ¿verdad?_ preguntóm

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