Fiesta (parte 2).

"Estás preciosa" me dice con una voz tan sensual que me eriza la piel, me agarra de la mano y siento electricidad a su tacto, yo quedo sin habla y sigo su camino como si fuera un imán que no se puede despegar.

Mi mente queda en blanco, camino detrás de él, sin reacción, sin saber qué decir o hacer.

Pasamos entre la multitud, la gente lo observa, las mujeres se lo comen con la mirada dando un sorbo a la champaña.

Unos guardaespaldas se nos acercan y nos cubren, me asusto e intento soltarme, alega: "nos cuidan preciosa" con una voz tan calmada que me quedo tranquila.

Vamos por unos pasillos, y entramos a una oficina, es un sitio bastante grande y muy anticuado, es clásico pero anticuado a mi gusto. Me suelta, observo y siento que cierra la puerta me impresiono por el sonido y volteo.

Viene hacia mi, y me echo para atrás me arrincona a la pared al lado de la puerta y pone un brazo al lado de mi cabeza sosteniéndose con la pared. Su rostro y el mío quedan muy cerca.

Me sonrojo, bajo la mirada y con su otra mano con su dedo me la levanta.

"Mírame fijamente, te atreviste, ahora atente a las consecuencias" Le sale una sonrisa a medio lado, sensual y maliciosa.

Todavía mis ojos se ponen grande y no emito ninguna palabra. Me dice: "Estás increíble, te ves mayor niña, pero..." su dedo pasa por mis aretes y luego por mi cuello, reclama: "lindo todo, pero ese vestido no es de los tuyos, los aretes si" allí reacciono, mis cejas frunce y digo: "¿cómo sabes de mi ropa?", me responde: "todo lo que está en tu casa lo elegí yo".

Respondo con sorpresa y con una mezcla de enojo "¡qué!", me dice: "si, preciosa todo lo que tienes lo escogí yo, hasta donde vives y la universidad donde estudias" porque eso supongo viniste por respuestas, aquí te adelanto algo.

Tapo mi boca de la impresión y con mucha fuerza lo empujo y muy enojada le digo: "¿quién eres? ¿Qué rayos quieres conmigo?", me responde: "¡contigo todo!".

Te digo Samantha: "no quisiste hacer caso, buscaste al dragón y este dragón va a hacer arder tu mundo".

"Estás loco, no te pertenezco y no te creas que yo soy una débil chica que caerá a tus pies. Tendré todas mis respuestas y empezando por buscar el paradero de mi madre" el se ríe y me observa de abajo para arriba y se muerde el labio.

Me dice calladamente: "tu madre es la principal culpable de todo esto" mi rostro es de total confusión.

Tocan la puerta y se escucha: "hermano soy yo, los periodistas te quieren hacer entrevistas" el dice en voz alta "estoy buscando unos documentos, en 20 minutos estoy allá".

Aprieto mi puño y mi rostro es de enojo, me dice: "espero que te haya gustado mis flores, y espero que te quites ese vestido porque no te lo di yo, aunque no haya sido yo te queda como una reina. Luego me encargaré del imbécil de Gabriel por meterse lo que es mío".

Le respondo: "¿Qué sabes de mi madre?, el profesor Montessori ha sido un caballero no necesita de sus ofensas" me responde: "él no es una mansa paloma, de la apariencia de un tierno perrito está un lobo feroz al menos yo no aparento nada, soy lo que soy".

Este hombre me confunde, que me quiere decir con esto. Se acerca a mí, me agarra de la mano y me lleva con él. Trato de zafar, salimos de la oficina y sus guardias desaparecieron pasamos por el pasillo y llegamos a la fiesta, me tapo los ojos por los flashes.

Entre la multitud, los periodistas preguntan: "¿señor Santoro quien es esa señorita tan guapa que está con usted?".

Responde: "Ella es Samantha Hill, mi novia y futura esposa" tiemblo "¡qué!".

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