Esteba, el hermano de Lysandra, envuelto en preocupación y un firme deseo de proteger a su hermana, se embarcó en una misión decidida hacia el castillo real. Abordó un camión con la firme intención de confrontar al príncipe Aiden, asegurándose de que sus intenciones hacia Lysandra fueran puras y auténticas.
Al llegar al majestuoso castillo, se adentró determinado, preguntando incansablemente por el príncipe entre los pasillos y los salones llenos de actividad. Sus palabras resonaban, creando un revuelo que finalmente llamó la atención del rey Aldric.
El rey, sumergido en la crisis económica que azotaba al reino, escuchó acerca de un intruso que buscaba al príncipe. A pesar de la interrupción, decidió relegar la situación a sus consejeros, enfocado en resolver los asuntos más apremiantes.
Mientras tanto, el hermano de Lysandra persistía en su búsqueda, encontrándose finalmente con el príncipe Aiden en una de las salas del castillo, inmerso en una conversación con sus asesores sobre asuntos de estado.
Sin rodeos, el hermano se acercó al príncipe, su mirada fija y su tono cargado de seriedad. "Príncipe Aiden, tengo que hablar con usted sobre mi hermana, Lysandra", declaró con una determinación inquebrantable.
El príncipe, sorprendido por la súbita aparición del hermano de Lysandra, se mostró dispuesto a escuchar sus preocupaciones. "Hable, estoy a su disposición", respondió, manteniendo la compostura a pesar de la tensión en el ambiente.
El hermano, sin titubear, expresó sus inquietudes sobre las intenciones del príncipe hacia su hermana. "Si le causa algún daño a mi hermana, regresaré y lo enfrentaré, aunque me cueste la vida", advirtió, su mirada firme y su voz resonando con un compromiso inquebrantable hacia su familia.
El príncipe, sorprendido por la determinación y lealtad del hermano de Lysandra, decidió revelar la verdad sobre sus intenciones. "Le aseguro, con total sinceridad, que mi interés por su hermana es genuino. La admiro profundamente y deseo desposarla. Es la mujer más hermosa y talentosa que he conocido".
El hermano, desconcertado por la revelación del príncipe, mantuvo su postura protectora, aunque sus dudas comenzaron a disiparse ante la autenticidad en las palabras del noble. Sin embargo, reafirmó su compromiso de proteger a su hermana a toda costa.
El hermano de Lysandra, aún inmerso en la preocupación por la seguridad de su hermana, enfrentó al príncipe Aiden con determinación, exigiendo garantías sobre su autenticidad y sus intenciones. En ese tenso encuentro en el castillo real, el hermano no sabía que el rey no estaba al tanto del romance entre el príncipe y Lysandra.
El príncipe Aiden, ante la mirada escudriñadora del hermano, decidió revelarle un secreto que pocos conocían. "Su majestad, el rey no está al tanto de mis sentimientos hacia Lysandra", confesó el príncipe en voz baja, procurando mantener la discreción en sus palabras.
Ante la sorpresa del hermano, el príncipe se acercó y le entregó una suma de dinero. "Tome esto para su viaje y para asegurarse de que su familia no carezca de nada mientras está fuera. Además, llévele este presente a la madre de Lysandra", dijo, entregándole un delicado broche y una carta para su hermana.
El hermano, aún incrédulo por la revelación del príncipe, aceptó los obsequios con reserva. "¿Por qué debería confiar en usted?", preguntó, su tono aún cargado de desconfianza.
"Porque, a pesar de nuestras diferencias, compartimos un objetivo común: el bienestar de Lysandra", respondió el príncipe con sinceridad.
"Le daré el beneficio de la duda por ahora", concedió el hermano, guardando el dinero y el presente con cuidado. "Pero si descubro que ha mentido o le ha causado daño a mi hermana, no habrá lugar donde pueda esconderse".
El príncipe asintió, entendiendo la gravedad de las palabras del hermano. "Le pido discreción. No revele mi afecto por Lysandra al rey por ahora. Prefiero que ella misma lo sepa cuando sea el momento adecuado", solicitó el príncipe, esperando ganarse la confianza del hermano.
Con la promesa de mantener el secreto y la responsabilidad de entregar el regalo a la madre de Lysandra, el hermano se despidió del príncipe. Salió del castillo con un torbellino de emociones y la carga de un secreto que podría cambiar el curso de los acontecimientos.
Mientras tanto, el príncipe, sumido en sus pensamientos y determinado a ganarse el corazón de Lysandra, redactó una carta apasionada dirigida a ella. Expresó sus más profundos sentimientos y deseos de tenerla a su lado para siempre, sellando la carta con un gesto de amor y esperanza.
La noche se extendió sobre el castillo, envolviendo las estancias en un manto de misterio y expectativa. El príncipe, en su alcoba, observó la luna y las estrellas con la certeza de que su encuentro con el hermano de Lysandra era solo el comienzo de un camino lleno de desafíos y esperanzas.
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