CAPÍTULO 8.

•Henderson•

Mi nombre, es Henderson Francois de Ruselford. Soy el Joven Maestro de la casa Ruselford, pronto seré conocido como el Segundo Sucesor al Trono Imperial junto a mi Primo, el Príncipe Theodore. Mi Padre fue el Tercer Príncipe del Imperio, debido a sus grandes hazañas en la batalla por el Trono hace 11 años, se le otorgó el Título de Gran Duque por ser el Hermano del Emperador, también fue por eso que mi Madre se caso con él.

Yo... siempre he sabido que nunca he sido amado por mi Madre.

Mi Madre era la única hija de los Marqueses de Firetz, tengo 3 Tíos Mayores por parte de ella, y siempre he sabido que a mi Madre nunca le han agradado. Mis Abuelos fallecieron cuando mi Madre era Joven, por lo que también se que ella y mi Padre se casaron por un Matrimonio arreglado por mis Tíos Mayores.

Según contaban muchas Sirvientas qué el día en el que nací, mi Madre se negó a verme y tampoco quiso hacerse responsable de mi, por lo que fui criado por una nodriza durante mis primeros 2 años, después de eso fue Celia, la Jefa de Sirvientas quien se hizo cargo de mi crianza hasta el día de hoy.

Cuando era más chico, quería ver a mi Madre muy seguido, ya que pese a todo mi Nodriza en mis primeros años siempre me hablo muy bien de ella. Por lo que trate con todas mis fuerzas de acercarme a ella...

La primera vez que la vi, fue cuando tenía dos años. Era una mujer tan elegante y hermosa qué sin duda me hizo sentir una gran alegría. Su cabello rizado y plateado, sus ojos violetas y luminosos, ahora entendía por que la nodriza me dijo que mi Madre era considerada la Rosa más hermosa de su Marquesado. Quería hablarle, quería acercarme a ella, quería que ella me mirara y me sonriera, yo sin duda quería que ella me abrazara... así que no lo pensé y corrí hacía ella.

Esa fue la primera vez que me miro con desprecio...

Recuerdo que yo me acerque corriendo a ella y abrace su llamativo vestido, le sonreí y la llame Mamá, pero ella puso una oscura mirada y me aparto.

"—¡¿Qué estas haciendo aquí?!"

Me dijo esas palabras con un tono frío y molesto qué yo de dos años tembló de miedo.

Yo no comprendía por que me llamaba de esa forma, ella era mi Madre, ¿por qué me miraba de esa manera?

Mi nodriza llegó corriendo y me llevo con ella. Después de ese día, no volví a encontrarme con ella hasta que cumplí mis 3 años.

Mi nodriza lamentablemente se fue 3 meses antes de que cumpliera 3 años, por lo que fue algo muy doloroso para mí. Ella había estado a mi lado durante mis primeros años, nunca consideré una Madre, aunque pareciera una, ella era más como una Abuelita para mí... ¿Qué sería de mí ahora? Fue después de eso que llego Celia.

Ella me dijo que era la Jefa de Sirvientas y que trabajaba bajo la orden de mi Padre. Mi Padre venía seguido a verme, pese a su trabajo siempre encontraba un tiempo para estar conmigo.

Después de que cumplí 3 años, comencé a comer en el comedor principal junto a mi Padre y de vez en cuando mi Madre. Ella siempre era una mujer callada y elegante, sus modales eran impecables y nunca hablaba mucho, solo terminaba su cena y se iba. Fue entonces que note la distancia qué había entre ella y mi Padre... también a esa edad fue la primera vez que escuche la manera en la que ambos discutían.

1 año más tarde empezaron mis clases, primero etiqueta, después historia y más, la rutina era la misma. La actitud de mis Padres igual.

A los 5 años empece a practicar esgrima, fue entonces que note un jardín muy bello, con grandes rosas y diversas flores, un lugar único y especial qué jamás hubiera imaginado... también una escena que me hizo casi llorar de celos. Ese Jardín pertenecía a mi Madre, recuerdo aquella escena qué casi me hace llorar después de mi entrenamiento, era ella mientras cuidaba con delicadeza sus rosas. Siempre estaba sonriéndoles y mirándolas con mucho cariño, algo que me hizo envidiarlas y ponerme celoso de unas simples rosas, pero yo también quería que ella me mirara de esa manera... también quería que me sonriera de esa manera.

Así que un día cometí un error.

Quería tanto su amor y su aprobación qué pensé que si cortaba una de esas rosas y se la regalaba, ella sería feliz y finalmente me daría una sonrisa.

Así fue como corte la rosa más bonita de su Jardín, le puse un bonito moño rojo y espere hasta que ella viniera.

Cuando ella se acercó a su Jardín, puse mi miedo de lado y fui a verla. Recuerdo que ella se sorprendió y me pregunto que hacía en aquel lugar. Yo solo le sonreí y le di la flor.

No sé cómo describir su expresión en ese momento, lo único que pude sentir era como su mano toco mi mejilla con fuerza y caí al suelo. Era la primera vez que mi Madre me golpeaba, me dio una cachetada qué me hizo caer, ¿cómo no haría caer a un niño de tan solo 5 años? Ella me grito y me miro con una mirada de mucho rencor, ¿por qué me miras así Madre? ¿Por qué no puedes amarme? ¿Qué hice para merecer esto de tu parte?

Ya no supe nada, me perdí en mi propia mente.

Solo pude ver a mi Padre y las Sirvientas llegando, como mis Padres iniciaron una discusión y al final como mi Madre término siendo dormida por mi Padre.

Desde ese día decidí no volver acercarme a ella, decidí mantenerme añejado y vivir fuera de su vista, decidí enterrar mis deseos y mis ganas de ver a mi amada Madre.

Hasta 1 año después...

Pasamos más de 1 año sin dirigirnos la palabra o la mirada, después de eso dejamos de comer con ella, ya que se encerró en su habitación y solo salía de vez en cuando. Mi Padre me dijo que no me preocupara, que mi Madre no me odiaba, únicamente que era alguien muy débil y muy herida. Trate de comprenderlo, me preguntó si otro niño de 6 años lo soportaría de la misma manera que yo.

Unos meses más tarde cuando casi cumplía los 7 años, mi Madre vino a verme con una solicitud. Quería que nos viéramos una vez al mes para tomar el té. Eso me hizo sentir muy feliz, me hizo pensar que tal vez era un sueño o una trampa, pero eso no me importaba, solo quería estar con ella, pasar tiempo a su lado.

1 o 2 veces al mes nos reuníamos para beber el Té. Ella a menudo me regañaba por mis modales o mi manera de hablar, no eran malos regaños, solo quería que corrigiera eso, y también me daba uno que otro cumplido cuando hacía algo bien. Su frialdad aún seguía, pero también se esforzaba por hacerlo mejor, eso me hacía sentir feliz...

Hasta la última vez que nos vimos... hace unos meses...

Compartíamos nuestra charla normal y nuestro tiempo, hasta que ocurrió ese hecho...

El ver como tu Madre se desvanece ante ti es lo peor que he vivido. Mamá, no me dejes, te lo ruego no me abandones, Mamá...

Después de eso ella perdió la memoria y empezó a actuar como si fuera otra persona, ¿está bien que me sienta feliz que haya perdido la memoria? Por qué ahora es más cariñosa, ¿soy muy codicioso por desear qué no la recupere? ¿Pido mucho por desear qué ella me mire y me hable con su dulce voz? ¿Por pedir qué me amé?

—Hender, quiero ser más cercana a ti, sé que te hice daño en el pasado, aunque no lo recuerdo. Aun así, déjame estar a tu lado esta vez y protegerte... mi Pequeño Hijo, ¿podrías darle una oportunidad más a Mamá?

Quiero que mi mamá sea la misma, pero también quiero que me ame.

No pude aguantar mis ganas de llorar.

—¿Ahora estarás conmigo?— Pregunte en casi un susurro.

—Si— Ella me respondió.

—¿Ahora no deberé se tener miedo?— No estaba de más preguntar.

—No— Ella me abrazo.

—¿Ahora finalmente puedo llamarte Mamá?— Levante mi cabeza para mirarla directamente mientras mis lágrimas bajaban.

—Si— Ella me respondió con alegría.

—¡Mamá!— La abrace con más fuerzas.

No importa lo que suceda, quiero estar con mi Madre, así que no importa lo que haga, siempre la amaré y estaré a su lado. Me alegra no haber manifestado mi poder cuando ella me trataba mal, de lo contrario... no quiero imaginar lo que hubiera hecho.

Solo espero, que podamos ser una familia junto a mi Padre...

CONTINUARÁ...

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