Episodio 12: Mentira

^^^Catherine Howland.^^^

La madre de Amy convenció a mamá para hacerme asistir a la fiesta de un sobrino suyo quien cumple los 17 años.

Al parecer tienen la loca idea de querer emparejarme con este chico.

Ahora estoy en la dichosa fiesta, o bueno, yéndome de esta porque un idiota le tocó el trasero a Fanny, a quien invite porque no quería estar rodeado de extraños. Y por supuesto, mi amiga invito a su hermano porque no tenía permiso de ir a una fiesta sin él, y entonces su hermano, o sea Matt, le botó un par de dientes al tipo que había manoseado a mi amiga.

Nos echaron de la fiesta después de eso.

Nadie intento llamar a la policía porque el tipo de la fiesta era mayor de edad y se había intentado sobrepasar con Fanny, quien tiene 16 años al igual que yo.

—No tengo dinero para llevarnos a casa.—Avisa Matt, limpiando el último rastro de sangre de sus manos, obviamente, no es su sangre; con una toallita humedad que habrá conseguido de la fiesta antes de salir.

—Mi vestido no tiene bolsillos y odio utilizar bolsos.—Fanny se cruza de brazos.—Se supone que la madre de Cath nos vendría a buscar, así que no tengo mi billetera conmigo.

—Debería llamar a mamá...

—Jodidamente, no.—Rechaza de inmediato mi amiga, viéndome con sus ojos verdes casi negros bajo la luz de las estrellas.—Te meterás en problemas si descubre el incidente que tuvimos.

—Podríamos a llamar a papá.—Ofrece Matt.

—Buena idea.—Sonríe Fanny.—Hazlo.

—No tengo mi celular encima.

—¿Por qué no?.—Ella hace una mueca.

—Se cayó al suelo cuando golpeé al tipo, entonces vi que alguien lo pisó por error y rompió la pantalla.

—¿Y no se te ocurrió recogerlo?

—Pensaba comprar otro de todos modos, así que fue una buena oportunidad para deshacerme de él.—Habla Matt con total calma, muy diferente a Fanny quien parece bastante cabreada.

—Como sea, llamaremos desde el móvil de Cath.—Fanny se voltea a verme.

—Oh, yo no...—Niego con la cabeza.

Mi vestido tampoco tiene bolsillos y al igual que mi amiga, tampoco acostumbro a utilizar bolsos.

—De acuerdo, esta es una lección para saber que siempre debes llevar el celular contigo a donde quiera que vayas.—Asiente Fanny.

Nuestra única opción es caminar hasta nuestras respectivas casas, pero no se encuentran muy cerca y es peligroso caminar por las calles en plena noche.

—El apartamento de Landon está a media hora caminando.—Decido avisar.—Podríamos ir con él.

–Buena idea.—Acepta Fanny.—Vamos con el hermano mayor, no le he visto últimamente.

Entonces los tres comenzamos a caminar hacia el apartamento de Landon, sintiendo un peso en mi pecho porque he estado ignorando sus mensajes y llamadas.

Debe estar molesto con mi actitud infantil, pero entonces recuerdo que yo también estoy molesta con él por mentirme sobre su relación con Amy.

Solo soy su hermana y no tengo derecho a entrometerme en su vida privada, pero no puedo evitar sentirme traicionada.

Verle con Amy fue...

Doloroso.

Fanny llama a la puerta cuando finalmente llegamos a nuestro destino.

Landon abre la puerta luego del quinto golpe, luciendo una camisa blanca con los primeros botones desabotonados y la sombra de una barba sin afeitar.

Su cabello rubio, más oscuro que el mío parece haber crecido aún más después de la última vez que le vi.

Mi corazón se estremece en dolor y anhelo, deseando correr a sus brazos o alejarme lo antes posible.

—¿Podemos pasar o nos dejarás en el pasillo?.—Pregunta Fanny.

Landon se aparta de la puerta, dando el paso a mi amiga y su hermano, quiénes entran al apartamento y comienzan a charlar entre sí.

Yo todavía no me muevo, no puedo cuando sus ojos siguen en mí.

—¿Estabas trabajando?.—Soy quien rompe el silencio.

—Tengo algo de tiempo, solo estaba revisando los archivos de un caso anterior.

Mis mejillas se tornan rojas al sentir su mirada recorrer mi cuerpo, odiando que mamá me hiciera utilizar un vestido demasiado ajustado.

—Lo siento, no queríamos interrumpir. Tuvimos un pequeño problema y no teníamos nuestros celulares para comunicarnos con...

—Luces hermosa.—Me interrumpe.

Mi corazón recibe un golpe, llorando por encontrarse con su amado.

Recuerda que estás enojada con él.

Nos mintió.

Me mintió a mí y a mi corazón.

—Gracias.—Es lo que digo, reuniendo toda la valentía que tengo para no romper el contacto visual con esos encantados y traicioneros ojos marrones.

—¿Estabas en una fiesta?

—Lo estaba.—Asiento.

—Pensé que no te interesaban ese tipo de cosas.

No lo hacen, las odio, al igual como lo hace Fanny porque siento que son muy ruidosas.

—Los gustos e intereses pueden cambiar.

—¿Qué hay de los chicos?

Tengo ojos solo para ti, pero no te diré eso porque no es correspondido.

—Todavía no hay nadie en específico que llame mi atención, pero soy curiosa y tengo deseos de experimentar. Una vez dijiste que podía hacerlo, que era mi vida, mi cuerpo, mi decisión.—Le recuerdo.—Creo que comenzaré a seguir tu consejo.

Mis palabras debieron golpear algún nervio porque le veo apretar la mandíbula y luchar contra su ceño fruncido.

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