Episodio 11: Prioridad

^^^Landon Howland.^^^

Cuando recupero la conciencia siento mi cuerpo pesado y un dolor punzante perforando mi cabeza.

Abro los ojos y me encuentro con Amy tendida sobre mí.

¿Qué diablos?

Intento recapitular momentos antes de haber perdido la conciencia por el alcohol, pero mi mente se encuentra nublada y rodeada de imágenes borrosas.

Salgo debajo de Amy, dejándola dormir en el sofá mientras noto el resto de nuestra ropa esparcida por el suelo.

Otra punzada golpea mi cerebro como un recordatorio para no beber en exceso.

Recuerdo haber estado trabajando en el caso que el abogado en jefe me había pedido revisar, estuve horas sin dormir hasta que finalmente señalé los puntos claves para la defensa.

Luego revisé mi celular y estuve vagando por los mensajes que intercambio con mi hermana.

Por alguna extraña razón termine de malhumor y abrí una botella de vino, después de eso creo que estuve viendo una de las películas que Cath me había hecho ver anteriormente.

No era lo mismo sin ella.

Me gustaba escuchar sus reseñas y los comentarios que acostumbra a dar en cada minuto de la película.

Me siento en casa cuando ella viene a quedarse los sábados y domingos. Algo que no había experimentado hasta que ella nació.

Papá y mamá eran demasiado exigentes, buscaban la perfección en sus hijos e intenté complacerlos al sacar buenas calificaciones y actuar como el hijo que esperaban que fuera.

Por ello me perdí de muchas cosas en mi niñez y adolescencia, únicamente concentrándome en mis estudios y en las metas que mis padres exigían.

Cuando llegó Cath a nuestras vidas, el ambiente en casa cambió del frío al calor.

Mamá estaba obligada a seguir el paso de una bebé y papá ya no me gritaba por temor a despertarla cuando finalmente lograban hacerla dormir.

Estuve agradecido del descanso tanto mental como físico porque durante ese tiempo no estuve en la mira de ninguno de los dos.

Mi hermana fue una bebé difícil, muy llorona y enfermiza, estaba volviendo locos a nuestros padres, exigiendo atención las 24 horas de la semana.

Nunca había visto a mis perfectos padres lucir tan acabados y agobiados por una pequeña criatura.

Creo que la odiaron por ello.

Yo la amé.

Mamá permitía que tuviera un descanso de los estudios si jugaba con mi hermana, algo que era extrañamente divertido teniendo en cuenta de que ella tenía un año y yo diez.

Así que eso era ella, era casa, era tranquilidad y calma. Mi hermana había traído consigo el silencio y la paciencia que mis padres no habían mostrado conmigo.

Incluso ellos no podían exigirle a un bebé ser perfecto, no podían gritarle porque entonces ella lloraría aún más fuerte y durante horas.

Fue una temporada bastante tranquila hasta que mi hermana tuvo la edad suficiente para entrar a la escuela. Y con ello, eventualmente, nuestros padres volvieron a ser tan estrictos como lo eran en un principio, pero para entonces ya había vinculado el hogar con ella.

Y otra punzada más me regresa al presente, intentando descifrar que ha ocurrido aquí.

No he visto a Amy en los últimos dos meses cuando terminé nuestro noviazgo, le había dicho que no estaba funcionando, que no podía amarla como ella deseaba.

Al principio pensé que sí podía hacerlo, pensé que éramos compatibles y que era ella sería la indicada. Descubrí que no lo era cuando se negó a admitir su error y fue lo suficientemente orgullosa como para negarse a disculparse por crear un malentendido con mi hermana.

Insistió en darnos una segunda oportunidad, algo que acepté con el tiempo, pero ya no era lo mismo.

Con el mensaje de Cath descubrí que Amy nunca sería mi prioridad y lo único que podía hacer era dejarla ir para que ella pudiera buscar a otro hombre que sí pudiera darle la importancia que merece. Entonces...

¿Por qué diablos se encuentra aquí?

Otra punzada, aún más dolorosa que las anteriores, apuñala mi cerebro.

Recuerdo haber escuchado el timbre del apartamento, creyendo que mi hermana finalmente había decidido abandonar su racha al evitar verme por las últimas 8 semanas.

Recuerdo haber abierto la puerta y sentir que mi corazón se rompía al ver el rostro de Amy.

Esperaba que fuera dolly, pero no lo era.

Intento recordar lo que ocurrió después, pero entonces veo las llaves de mi hermana en el mueble cerca de la puerta de entrada.

¿Ella estuvo aquí?

Otra punzada más, ahora en mi corazón.

Debió dejarla aquí al verme en el sofá con Amy, me vio con ella y decidió irse en silencio.

—Mierda.—Sostengo sus llaves en mi mano, sintiendo un nuevo dolor atormentar mi pecho.

La he decepcionado, lo sé.

Le dije que terminaría con Amy y lo hice, pero mi hermana jodidamente no vio eso cuando me encontró medio desnudo con ella encima.

—¿Lan?.—Pregunta Amy, al parecer ya despierta mientras se acerca a mí.

Su lencería negra es lo único que cubre su cuerpo.

—¿Ocurrió algo entre nosotros?.—Pregunto.

—¿No lo recuerdas?

—Solo responde a la pregunta, Amy.

—Sabes que no puedo acostarme con nadie antes del matrimonio. Mis padres me matarían.—Resopla ella.—Y perdiste el conocimiento antes de siquiera tener la oportunidad de besarte.

Suspiro con alivio, agradecido por primera vez con los padres de Amy al ser unos religiosos con reglas anticuadas.

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