¿Quiénes son?

–Estás loca si crees que iremos contigo. – La voz de Levi tembló al pronunciar esas palabras, mientras retrocedía junto con Kara, buscando una salida a aquella pesadilla. Frente a ellos, una mujer los observaba con frialdad, sosteniendo una pistola en su mano derecha.

–Vamos. – Alex se adelantó con valentía, desafiando la mirada de la mujer. Era el único que parecía dispuesto a seguir a la desconocida, que les había salvado la vida de un ataque brutal.

–Alguien verdaderamente cuerdo. – La mujer esbozó una media sonrisa. – Dense prisa, ya está por anochecer y les advierto que no tengo muchas balas.

–¿Y eso qué es? – Kara señaló con el dedo el cinturón de la mujer, donde colgaba una pequeña caja de cartuchos. Su voz sonaba incrédula, como si no pudiera creer lo que estaba viendo.

–¿Estas? No servirán de nada contra esas bestias.

–¿Qué demonios son? – Levi preguntó con angustia, recordando al hombre que los había atacado antes. Su rostro estaba pálido y sudoroso, y sus manos temblaban. No podía olvidar el color verde de su sangre.

–Son eso mismo, demonios. Demonios de la noche, los cuales llegaron a este mundo y con ellos la destrucción y evolución de nuestro planeta. Seguro ya todos se dieron cuenta que el cielo es rojo. Esto es porque al llegar esos seres liberaron una sustancia jamás vista por el hombre y esto ocasionó ese cambio. Entra muy poca luz solar y esto les ayuda a que puedan salir más tiempo sin miedo a que se quemen, aunque eso no sirve para las plagas ellos solo salen cuando llega la completa oscuridad, cuando el sol desaparece.

–Ya veo… – Levi fingió comprender, tratando de aliviar la tensión con un poco de humor. – Entonces por lo que entendí. Ese sujeto era un vampiro el cual en este mundo tiene sangre verde y es dañina para el que lo toca. Llegaron a este mundo a invadirlo y por eso la raza humana se está extinguiendo. – Habló rápidamente, bromeando.

–¿Vampiros? Mmm si los comparamos con ellos son muy parecidos. – La mujer pareció pensarlo por solo unos segundos, como si le costara encontrar una palabra adecuada. – Sí. Son vampiros.

Levi soltó una carcajada, que sonó falsa y nerviosa. – Claro, claro… y yo soy Jacob de Crepúsculo. – Volvió su mirada a sus amigos esperando que estos rieran por su broma, pero todos estaban callados y serios, incluso Kara la cual siempre reía de sus chistes. – ¿Es enserio? – Miró a la mujer que aún seguía a unos metros de él. – ¿Todo eso es cierto? – Abrió los ojos en grande, sorprendido y la mujer simplemente asintió con la cabeza.

–Vamos o nos encontrarán– La castaña interrumpió su habla y los chicos al darse cuenta de esto giraron su vista hacia ella, viendo algo que jamás habían visto fuera de las películas de Hollywood.

–Creíste que te ibas a escapar mí querida Clara… – Una voz burlona resonó en el aire, mientras un hombre sujetaba a la mujer del cuello con fuerza. – Ay… Clarita, Clarita… Me pagarás por lo de la última vez.

–Suelta…me. – Clara habló con dificultad, tratando de liberarse. Su rostro estaba amoratado y sus labios partidos.

–Claro que te soltaré, pero luego de matarte. – El hombre abrió la boca y clavó sus colmillos en el cuello de Clara, provocando un grito desgarrador. Lo último que se escuchó fue un disparo y un grito.

–¡¡Clara!! – Se escuchó la voz de un hombre distinto, el cual se acercaba corriendo hacia la mujer. Este hombre era muy alto y parecía fuerte. Su cabello era de color negro y corto. Llevaba un tapado negro que llegaba hasta las rodillas y este tenía franjas azules en los brazos y costado. – ¡¡Suéltala maldito!! – Tomó su arma y sin esperar respuesta disparó al agresor, pero este lo esquivó, soltando a Clara en el acto. – Clara… Clara ¿me escuchas? Oye… – Se acercó y la tomó en brazos, mientras le acariciaba el rostro ensangrentado.

–Esto no se quedará así idiota. Me pagarán por todo… – El hombre “vampiro” se fue rápidamente como si en el aire se desvaneciera, dejando tras de sí un rastro de sangre verde.

–¿Qué demonios pasó? – Gritó Levi acercándose a Clara, con los ojos desorbitados.

–Todo fue muy rápido. – Kara también se acercó, con los ojos llenos de lágrimas. No podía creer lo que acababa de presenciar.

–¡¡No se acerquen!! – El hombre que ayudó a Clara ahora apuntaba su arma hacia los amigos, con una expresión de desconfianza. – ¿Quiénes son?

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