Al día siguiente, mientras revisaba unos papeles, Jackson notó que Adrián se veía preocupado.
-¿Qué pasa, amigo?- indagó el pelirrojo- ¿hay problemas en el paraíso?
-¡Oh, claro que no! El paraíso sigue perfecto- expresó Adrián sonriendo ante la metáfora que su amigo había usado para referirse a su matrimonio.
-¿Entonces, que te tiene preocupado?- preguntó Jackson.
- ¿Recuerdas a la muchacha que papá solía proteger?- dijo Adrián.
-¿Esa a la cual luego de la muerte de tu padre, fuiste a ver varias veces e incluso yo mismo visité?- indagó el pelirrojo con curiosidad.
-Esa misma- respondió Adrián, su amigo hizo un gesto afirmativo- bueno, pues resulta que se presentó en la mansión.
-¿Y eso? ¿Cómo para qué? Ya debe tener ¿cuánto? ¿Diecisiete o dieciocho años?- preguntó Jackson.
- Casi dieciocho- respondió durante amigo- y en cuanto a lo otro. Ella llegó con una carta de su abuela para mí- le contó Adrián y luego relato con detalle todo lo ocurrido en la vida de Azul durante los últimos meses.
-¡Guau! Eso sí que es tener mala suerte- comentó el pelirrojo-¿Y por cuánto tiempo la piensas tener en la mansión?
-Indefinido- respondió su amigo.
-¿Y tú esposa está de acuerdo con eso?- preguntó Jackson.
-Si, y no es para menos- dijo Adrián y continuó- después de todo Azul es mi hermana, y parte de la mansión le pertenece.
Jackson abrió los ojos sorprendidos por la revelación que su amigo acababa de hacerle, entonces decidió indagar más hasta que Adrián le contó respecto a la carta donde la abuela de Azul le revelaba que ella era hija de su padre. También le habló de su visita a una antigua empleada y amiga de Sam, quien le confirmó que la madre de Azul fue un soplo de felicidad en la vida de su padre y obviamente no dejó pasar el hecho de que Sarah su madre, había intentado separarlos e incluso le dijo a Azul que no apareciera por la mansión nunca.
-Es algo bastante turbio lo que me cuentas, Adrián- le dijo Jackson- ¿entonces, cuál es tu preocupación exactamente?
-Voy a hacer lo que mi padre no pudo, la voy a reconocer como una Lewis- aseguró Adrián, Jackson sonrió satisfecho, pues sabía que su amigo era un hombre justo y de buen corazón.
-Pero...tu madre, no va a estar de acuerdo con eso- comentó el pelirrojo.
-Seguramente, pero no voy a permitir que se entrometa en esto- aseguró Adrián- aunque me preocupa que intente algo contra Azul.
-¡Cuenta conmigo para lo que necesites!- le dijo su amigo.
-Sabía que podía contar contigo, por lo pronto necesito que prepares todo el papeleo para reconocerla como hija de papá- le pidió Adrián y tras un asentimiento el pelirrojo salió de la oficina de su amigo, rumbo a la suya a ponerse a trabajar para cumplir con los deseos de Adrián.
Mientras tanto la mansión estaba llena de emociones, Adrián y Camila se preparaban para revelarle la verdad a Azul. Sentían nervios y emoción, pero también deseaban brindarle a la joven la seguridad y el amor que merecía como su hermana recién descubierta.
Azul se encontraba en el salón, con los ojos llenos de curiosidad y expectativa. De repente, Adrián y Camila entraron tomados de la mano, irradiando una mezcla de alegría y serenidad.
-Azul, hay algo muy importante que necesitamos compartir contigo- comenzó Adrián, mirando a su hermana con ternura.
-¿A sí? ¿Qué será? - interrogó la muchacha y se dio vuelta hacia ellos, luego de colocar flores en el jarrón de la sala.
-Hemos descubierto algo muy importante- agregó él y la muchacha le prestó toda su atención- ¿Recuerdas la carta que trajiste?
-Sí, la que mi abuelita me dio para que solamente tú leyeras- afirmó Azul
-Exacto, era una carta de tu madre, dirigida a mi padre- le contó Adrián apretando con fuerza la mano de su esposa que se hallaba a su lado- Allí ella le confesaba que...bueno que eres hija de mi padre.
Azul lo observó incrédula y confundida
-¿ Yo? ¿Hija de tu padre?- preguntó la muchacha dejando salir una lágrima, ya que al parecer el deseo que había sentido tantas veces parecía haber sido una realidad escondida.
-Sí, pequeña. Eres mi hermana, Azul.- respondió Adrián y contra cualquier pronóstico Azul se arrojó en los brazos del castaño, él la envolvió entre sus brazos y por unos momentos ella sintió que quien la estaba abrazando no era otro más que Sam, el padre de Adrián, o más bien dicho el padre de ambos.
Azul quedó abrazada al torso de su hermano por un momento, procesando la noticia. Luego, sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad y alivio.
-¡Hermano! ¡Hermana! ¡No puedo creerlo! Siempre sentí que había algo especial entre nosotros, siempre deseé que tu padre fuera el mío también y muchas veces lo sentí de esa manera y ahora lo entiendo- replicó la muchacha sonriendo y con lágrimas en sus ojos.
Camila se acercó y abrazó a Azul con ternura, compartiendo su alegría.
-Bienvenida a la familia, Azul. Estamos aquí para ti, para apoyarte y amarte incondicionalmente.
En ese momento, alguien llamó a la puerta principal. Adrián dirigió la mirada hacia la puerta sin soltar a Azul y se encontró con la mirada confundida de Jackson ante la escena que estaba presenciando. Él era su leal amigo y confidente, además era un hombre pelirrojo de ojos celestes, con una sonrisa amistosa en su rostro reflejada todo el tiempo.
-Jackson, justo a tiempo- dijo Adrián, invitándolo a entrar.
Azul observó a Jackson con curiosidad, y una extraña sensación de no estaba segura que... comenzó a surgir en su interior. Era la primera vez que lo veía con otros ojos, ya lo había visto cuando era más pequeña en el pueblo, élla había visitado algunas veces, y durante los primeros días de estadía en la mansión el pelirrojo había visitado a Adrián, los habían presentado y nada más. Pero ahora, ahora ella estaba notando su encanto y su presencia magnética.
Adrián explicó a Jackson la situación y le pidió su ayuda para encargarse de los trámites legales necesarios para que luego de que Azul fuera reconocida oficialmente como hija de su padre, se encargara también de los trámites para que la muchacha pudiera ser inscripta en el colegio.
Jackson asintió con seriedad, comprometiéndose a ayudar en todo lo posible.
-Cuenta conmigo, Adrián. Haré todo lo que esté a mi alcance para que Azul reciba el reconocimiento que se merece.- aseguró Jackson dirigiéndo su mirada hacia la pequeña rubia que se hallaba sentada junto a su amigo.
Azul miró a Jackson con gratitud, sintiéndose atraída cada vez más por su personalidad amable y su apoyo incondicional. Había algo en él que la atraía, algo que ella deseaba fuera una muy, muy bella amistad.
Mientras los adultos continuaban discutiendo los detalles logísticos, Azul se encontraba perdida en sus pensamientos, contemplando la estampa de Jackson. La muchacha se sentía inmensamente feliz, tenía un hermano sin siquiera imaginarse algo semejante, además de eso una cuñada muy bella, con la cual pensaba comportarse como si también fuera su hermana, después de todo la esposa de su hermano la había aceptado y protegido desde el minuto cero, aún antes de que supieran que ella y Adrián eran hermanos. Era una nueva etapa en su vida, llena de descubrimientos y emociones, y estaba dispuesta a ser y hacer lo mejor para que nada ni nadie, separase o lastimase a su familia.
Luego de que Adrián y Jackson se fueran al despacho de la casa a" ponerse al día" había dicho Jackson antes de retirarse, porque a pesar de no ser el parte directa de la familia, Adrián lo consideraba hasta más hermano suyo que Andrew, y él debía saber exactamente todo referente a la paternidad de Sam, puesto que aún quedaban muchas cosas pendientes por hacer y muchas más por descubrir. Camila se acercó a la muchacha, notó como su mirada seguía a los dos hombres que habían pasado minutos antes frente a ella.
-¿Es lindo, verdad?- Le dijo y Azul abrió los ojos enormemente, poniéndose roja como tomate producto de la vergüenza que sentía, al verse descubierta observando de más al amigo de su hermano.
-Cierto, es lindo...- comentó como respuesta la muchacha con una sonrisa tímida en su rostro.
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