capitulo 16: sin noticias

Varios días había pasado desde que él comandante había enunciado que las bestias habían regresado. Tomando en plan de acción contras esas criaturas. El emperador se prepara para este día.

Viendo su apariencia. Tal vez si se corta la barba y oculta un poco las canas, ya no lo estimen como un general añoso. Así que a escondidas, pudo cambiar esa apariencia y quitarse unos años de encima al afeitar los pelos de la barbilla y cortarse su cabello a como era antes. Mirándose en el espejo, cuya apariencia cambió por completo, mencionado que aún mantenía su cuerpo de la misma forma que cuando era un general.

— realmente cambié... Pero ¿Que dirá Ross?... A ella siempre le gustaba mi barba.

— general Ares...— agarró desprevenido Ross a Benjamín.

— ¡Ross!... ¡Yo...— ella se acercó y le acaricio su rostro tan suave, luego le beso con apasiónate gusto. Un poco apenado este le dice...— Ya veo que te gustó...

— si no estuviéramos en esta situación de emergencia te juro que te tomaría ahora mismo. No has cambiado nada.

— desde hace años me deje crecer la barba y el cabello, pero ahora, como entraré en guerra no puedo verme deplorable...

— y te lo tomaste enserio. Te has vuelto más joven... Ojalá pudiera hacer eso. Con cada año que pasa me siento mas vieja.

Tomando a Ross por la cintura, este la pega a él y no le aclara lo siguiente.

— no lo creo, porque cada día, cada mes y cada año me enamoró de tí como la primera vez. Nadie puede comparar tu belleza, Ross.

Y sin dejando pasar el momento, Ross toma del cuello al emperador y lo besa nuevamente.

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Rato después, cuando Benjamín se preparaba para irse con la tropa preparada. Un soldado llega y no lo reconoce.

— ¡Usted!... Debes estar listo ya. El emperador no esperará por nadie, estamos en una situación de emergencia.

— tienes razón, mi esposa no me dejó ir hasta hace unos momentos...

— ¡¿Su majestad?!— arrodillándose. Éste soldado le pide disculpas por no reconocerlo. Exponiendo que se veía más joven.

— no pasa nada. Has hecho tu trabajo. Regresa, estaré al frente de las tropas para ir al reino caído a tiempo.

— ¡Sí!

Y así, marchándose. Benjamín termina de ponerse la armadura y se dirige al campo de salida. Todos sus soldados quedaron asombrado del cambio que tuvo su emperador. Casi nadie lo recuerda como un general temible que luchaba contras las bestias que amenazaban el imperio pero lo verán en acción tan pronto que lleguen y conozcan la situación.

— ¡Andando!...— gritó él con toda la fuerza en su garganta.

« la razón del por que adelante a las tropas es porque Emiliano no ha devuelto ninguna carta con el halcón desde hace un par de días. Conozco a mí hijo y se que no caería tan fácil. Algo debió pasar y yo iré por él. Emiliano... Sea cual sea tu situación, no se te ocurra morir»

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Fiorella no dejaba de dar vueltas en la habitación de la emperatriz, acompañada de Zafiro.

— Fiorella... Siéntate, sé que estás preocupada por Emiliano, pero-...— intentó exponer la princesa.

— quiero... Pero no puedo dejar de pensar en él. No ha escrito más y desde que me enteré que en el reino de Aurelio estaba lleno de bestias me angustie más.

Acercándose. Zafiro toma a Fiorella por las manos y le dice.

— entiendo tu angustia. También nosotras nos preocupamos por los que queremos. Ahora el emperador está en camino y no hay mayor apoyo que él.

— bien... Que tal si ambas se van un momento a la capital, tal vez ayudará a Fiorella a despejar la mente— propuso Ross— no te preocupes por mí Zafiro... Solo estaré sola por un par de horas. Hasta los momentos, no hay nada que hacer con urgencia en el palacio.

Con un suspiro, Zafiro aceptan es proposición para ayudar un poco a los nervios de aquella dama.

__________ en el carruaje.

Era de preocuparse. Fiorella había vivido lo peor anteriormente antes de conocer a Emiliano, y tenerlo que perder a gracia de esas criaturas sería su último dolor, pues no lo lograría soportarlo.

Al salir del palacio, Zafiro pensaba en muchas cosas, tanto le inquietaba sobre la noticia de su sobrino que por un momento recordó que Archy volvería pronto, se ha tardado en regresar por el hecho de que su nación es un poco lejos y requiere tiempo en el trascurso del viaje.

Volviendo al aquí, la princesa no dejaba de ver el rostro tan afligido de ella.

— Fiorella...

— disculparme... Es que jamás había sentido tal preocupación que no se cómo disimular. La única persona que me salvó del infierno en el que vivía puede ser que esté en peligro... Lo único que deseo es que vuelva conmigo... L-lo siento, fuí un poco egoísta al pedir eso. Sé que su madre y usted lo esperan también.

Con una pequeña risita comenta.

— no tienes que disculparte. Él es tu esposo, tienes derecho a pedir que este a tu lados en estos momentos y más cuando tienes algo muy preciado que es suyo en tu vientre.

Tomándose en ese lugar, Fiorella sonríe un poco.

— hace días atrás pensé que era por los nervios, vómitos, y falta de apetito... Pero cuando el doctor me confirmó lo siguiente, de inmediato me desmayé. Por suerte... La princesa estaba ahí para ayudarme. Le pedí a los emperadores que guardaran esto hasta que él regresara.

— bueno... Aunque Ross lo prometió, como su madre, estaba más feliz que nunca que esperemos no sea un poco imprudente.

— yo confío en su majestad... Ella me dijo que solo yo tenía derecho de decírselo.

Al llegar a la capital, ambas caminaban a la par. Tratando de despejar la mente y sobretodo para Fiorella, que ahora más que nada debe de cuidar su salud. De poco a poco el balzar se llevaba cada vez más de gente. Hubo un momento que Zafiro perdió de vista a Fiorella, cabe mencionar que ella era pequeña de estatura y se perdía fácilmente.

— ¡Fiorella!...— gritó ella, al no verla— ¡Cielo, solo la perdí un segundo! ¡No pudo desaparecer mágicamente!

En su desesperación, la princesa comienza a buscarla hasta encontrarla a como de lugar.

En cuanto a Fiorella. La dama estaba siendo arrastrada a la fuerza a un callejón, su boca estaba siendo tapada con una mano un poco arrugada. Tratando de ver a su secuestrador, se queda en shock al escuchar una voz conocida.

— ¡Tranquilízate, Fiorella! ¡Soy yo Fiorella!... ¡Tú padre!

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