capitulo 7: Aviso del contrato

— te queda hermoso el vestido. Sabía que la ropa tradicional te quedarían bien. Esto es digno de mi futura esposa. Jamás te dejaría vestida de una forma en la que te tenía Aurelio. Me encargaré de ti mejor que él

Lo que me había dicho, cortó mi aliento por un momento y lo veía asombrada. Eso, más la sonrisa atenta que me ofrecía.

— se... Lo agradezco. La vestimenta de aquí es muy elaborada. Es muy hermosa y cómoda.

— así parece. Mi madre, cuándo comenzó su reinado cambio el modo de vestir de la dama. Haciéndolo más fácil sin perder la gracia...

— entiendo.

— Fiorella. Te he llamado por la razón de que necesito hablar más contigo de varios temas. Creo que es oportuno que yo te enseñe todo lo del palacio, ya que así nos veran como una pareja. No tiene que ser algo tan romántico pero que si nos comprometan a ambos. Además...

Lo veía un poco apenado. Le dificultaba tanto buscar las palabras que hace que le pregunte.

— ¿Que sucede, su majestad?

— mi madre... Sé emocionó tanto con nosotros que está haciendo los preparativos para la boda esta semana.

« y si es posible, un nieto dentro de 9 meses»— pensó Emiliano con la voz de Ross— «le dije claramente que yo podía manejarlo. Pero no podía retratarla en su decisión, estaba feliz. Aún así. Es Fiorella la que podría incomodarse por ser tan pronto»

— comprendo. Si ese es el tiempo que hay casarnos por la emperatriz, no podría estar en contra...— comenté sin ningún prejuicios.

— ¿No te molesta?... Sé que debemos casarnos pronto pero tenía un estipulado como de un mes.

Negaba con la cabeza con una pequeña sonrisa.

— Mi primer matrimonio fue en un muy corto periodo. Una semana me daría la oportunidad se conocerte más.

— Fiorella. Quiero explicarte que este matrimonio será contractual.

— ¿Eh, a que se refiere?

— luego de que nos casemos, firmaremos un acuerdo por un año. Donde en ese tiempo serás mi esposa. Dado que has tenido el apellido de la familia real, podrás tener un título que te ayudará a vivir cómodamente en este imperio... ¿Lo entiendes?... Quiero que te cases conmigo para luego, dejarte ir con una vida estable... Sé que deseas tu libertad, y yo te la puedo dar.

Lo entiendo. Me dará una vida libre solo con estar casada un año con él. Me dará la seguridad de que no seré desterrada o rechazada al separarme de él. Sentía que todo estaba siendo muy fácil. No quiero malinterpretar a Emiliano, ha sido muy bueno conmigo, pero jamás me había pasado algo tan increíble cómo esto. Estoy consiguiendo mi libertad que tanto deseaba ¿Cuál es el precio que debo de pagar?

— su majestad. ¿Solo tengo que estar casada en un año con usted?

— sí.

— ¿Y nada más?

— nada más. No te pediré algo que no quieras tú, ni mucho menos que duermas conmigo. Al estar casado solo será de papel. Por supuesto que te trataré de la misma forma que ahora. No te haré a un lado, siempre estaré ahí aún después de que pasé ese año.

La libertad era algo que siempre soñé, desde que conocí las estrictas enseñanza de mi familia, desde que me casé con el rey. Y ahora, delante de mí tengo al hombre que me la dará después de un año de ser su esposa. Presiento que no será fácil, sin embargo, estoy comenzando a tener seguridad en mi y en alguien luego de haber pasado todo lo que pasé. Emiliano, confiaré en tí, después de todo. Eres el primer hombre quien me extendió la mano cuando más lo necesitaba.

— Acepto ese acuerdo. Su majestad. Encontraré una forma de agradecerle todo lo que ha hecho por mí.

Tomando mis hombros. Sus palabras son firme y claras.

— solo demuéstrame que podrás ser feliz con lo que deseas. Y con ello, ya estaré más que satisfecho.

En ese momento, la respiración se me había cortado. Con los sentimientos que nunca había sentido, trato de llevar esto de una manera en la que pueda manejar. Asentí con la mirada baja, ya que sentía el rostro un poco caliente.

— te llevaré a dar un recorrido en el imperio. Me gustaría enseñarte personalmente.

— pero...— miró el escritorio. Tenia varías resma de papel en la mesa— ¿No estará ocupado?... No quisiera ser un obstáculo para su trabajo.

— ah. Te refieres a eso. Ya está hecho. Me desocupe para poder estar contigo. No hay problema, ya él trabajo está hecho. Así que... ¿Nos vamos?— extendió su mano hacia mí. No tarde nada en tomarla y dejarme llevar por él.

Narrador.

Mientras que ellos dos caminaba en unos de los pasillos del castillo. Una mujer albina, vestida como un caballero daba sus pasos con gran seguridad a una distancia considerable.

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Zafiro de Diógenes. Una mujer que decidió encaminar un destino diferente a la que una princesa debería tomar. Desde que el emperador tomó el trono. Zafiro ha querido ayudar a su hermano, el emperador, convirtiéndose en su mano derecha con las relaciones exteriores. Ella ha salido a conocer otras tierras, para así crear más alianza de otros países con el imperio de Magno. Y durante más de 20 años, se ha mantenido como una mujer joven tras su arduo entrenamiento de defensa. Y que en este tiempo aún no se ha comprometido con nadie, ningún hombre ha podido con el carácter fuerte de ella.

La princesa ya no quería ser esa doncella que tenía que ser rescatada, ahora ella le gustaba las aventuras y explorar nuevos horizontes con gran habilidad .

Zafiro fija su mirar en dos personas a la lejanía.

— Emiliano... Y ella... ¿Quién es?

— Zafiro...— anuncio el emperador— bienvenida. Me da gusto saber que has regresado de tu viaje del extranjero.

— hermano, oí las noticias del reino de Aurelio, por eso vine tan pronto, aún así... Acabó de ver a mi sobrino con una mujer... No se si estaré soñando pero necesito una explicación.

— sígueme. Lo hablaremos en mi oficina. También me gustaría escuchar tu reporte de la nación Blaihoon.

Asintiendo. Zafiro camina detrás del emperador.

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