capitulo: verdades a medias

Magnus se encontraba en su despacho, tenía planos y muchos libros regados por todo el lugar, caminaba de un lugar a otro revisando cada libro.

- ¿Ya encontraron la entrada? - le pregunta la serpiente que siempre lo acompaña.

- No, pero estamos cerca, solo faltan cuatro lugares por revisar. Sabes que no es fácil, el marquesado es muy grande. - le responde Magnus dando vueltas de un lado a otro.

- Cuando encontramos la entrada, ¿qué harás con claudius?, espero ya tengas un plan para deshacerte de él. - le dice la serpiente enroscándose.

- Tranquilo, lo tengo todo planeado. Y el reino de Naboo, será mi aliado. Mataré dos pájaros de un tiro. - Magnus le responde con tranquilidad.

- Explícate.

- Contrataré mercenarios, que se harán pasar por soldados de Naboo, harán un ataque sorpresa al palacio y con mi ayuda lograrán llegar a Claudius y matarlo. Naboo, será el responsable de la muerte del rey de este imperio, y con eso el acuerdo de paz, quebrantado. Allí iniciará la guerra, y saldremos ganadores, somos un imperio mucho más grande que el de Naboo. Tenemos todo para ganar. - le dice Magnus - Sin saberlo, tanto claudius, como el rey Ethan, mañana firmarán sus sentencias de muerte.

- Así que tu plan es tomar, el poder por la fuerza, me gusta. - le dice la serpiente - Me agrada, y que harás con la reina.

- será mi reina, la mantendré en su puesto, es un adorno muy bonito. Ja, ja, ja - Magnus no puede esperar su glorioso triunfo.

- Bien, asegúrate de encontrar esa entrada rápido. - le dice la serpiente, antes de desaparecer.

"Tanto el imperio Atos y Naboo serán solo mío".

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Mientras claudius está trabajando la serpiente negra aparece frente a él.

- Necesito que vigiles a la reina, algo en ella me inquieta - le dice a Claudius.

- A mí también, algo en ella es diferente. - le dice claudius - ya envié a uno de mis hombres a mantenerla vigilada, cualquier movimiento que haga, yo lo sabré.

- La puerta será encontrada pronto, ¿qué harás con Magnus? - le dice la serpiente.

- Tendrá que morir, pero será después de encontrar la entrada y salida, no antes. Aún lo necesito con vida. - Claudius queda pensativo.

- Bien, tú te encargarás. Mi señor espera que pronto cumplas con tu misión. - le advierte la, deslizándose por el despacho.

- Pronto encontraremos la entrada, además Magnus cree que lo que buscamos en Naboo es la salida del portal Indrus, no representa problemas. - le recuerda Claudius al ser.

- Y espero, que así se mantenga. Él no puede saber que buscamos liberar a mi señor de sus cadenas. - le dice la pequeña alimaña - Claudius, mi señor te recompensará muy bien.

Tanto Magnus, como Claudius están cegados por el poder, no se dan cuenta en el juego macabro en el que están cayendo. Cuando se den cuenta de los planes de aquel que se mantiene en las sombras, será muy tarde para reaccionar.

Detrás, de la puerta de aquella habitación, se encuentra un pequeño conejo, escuchando toda la conversación. Sorprendido por el poder oscuro que percibe, Proteo, sale de inmediato a la habitación dónde se encuentra aquella pequeña diosa egocéntrica, ella debe enterarse de lo que está pasando bajo su mismo techo. Llega corriendo y sin aliento dónde se encuentra Dafne sentada leyendo un libro.

- Al fin llegas, te estaba buscando. Puedes creer que en estos libros de dioses en ningún momento mencionan el nombre de la grandiosa diosa aurora. Que falta de respeto. - le dice Aurora sin dirigirle la mirada.

Proteo se sube a la mesa y le arrebata el libro de las manos a Dafne y lo lanza lejos en la habitación.

- No estamos para estas estupideces, tengo algo muy importante que comunicarte.

- oye, no te alteres. Cuéntame ¿Qué descubriste? - Dafne le pregunta dándole toda su atención.

- hay un demonio en el palacio. - suelta, Proteo.

- ¿Qué? ¿Cómo sabes eso? - le pregunta una aurora sorprendida.

- Fui a buscar una zanahoria para comer, pero cuando pase por el despacho de claudius, sentí una presencia oscura así que me quedé a ver lo que pasaba y allí ví, una serpiente negra. La serpiente es un demonio. - le dice Proteo aún sin respiración.

- Ya sabía que algo raro pasaba en este lugar. ¿qué era lo que hacían claudius y esa serpiente? ¿Cuéntame?. - le pide Dafne.

- La serpiente le pedía que te vigilará, por cierto hay un espía siguiéndote los pasos hace como tres horas. ¿qué harás con él? - Proteo se debía un poco del tema.

- Si, ya lo había notado. Usaré mi poder y crearé una pequeña ilusión que lo mantendrá ocupado unos dos añitos, mientras completo unas cositas y esperamos para ejecutar mi plan contra Claudius. - Hace una pausa - sin embargo, debemos estar alerta la presencia de esa serpiente no me gusta nada.

- Lo de la ilusión me parece perfecto. En cuanto a Claudius lo mantendremos vigilado a él y su serpiente. Yo me encargo de que ese demonio no se acerque a ti. - Proteo se asegurará de mantener lejos a esa escoria.

- si, no quiero un demonio detrás de mí, y menos antes de saber, quien ha estado liberándolos. Aún no sabemos nada de eso y me tiene preocupada. - Dafne se muestra inquieta.

No saber aún quien ha estado fastidiando en el plano terrenal, tiene a Dafne frustrada. Necesita saber quién es, para poder concentrarse al cien en su venganza contra Claudius.

- Dafne, esa serpiente y Claudius están relacionados con nuestro caso. - le dice Proteo un poco nervioso - y desearía estar mal, pero lo que oí en ese despacho, me ha dejado estupefacto.

- ¿De qué hablas? ¿Qué fue lo que oíste?

- esa serpiente hablaba de la entrada al portal Indrus. - dice Proteo.

- ¿Portal Indrus?

- si, y si es lo que creo. Entonces estamos en serios problemas.

- Proteo, no te estoy entendiendo. ¿Qué es el portal Indrus? - Dafne se muestra confundida.

- El portal Indrus, es una prisión, fue utilizada hace 1000 años, para encerrar a un ser muy malvado. - se muestra nervioso.

- Proteo, ¿Quién se encuentra encerrado en esa prisión? - Dafne le pregunta bajando la voz, con clara preocupación pero sobre todo intrigada.

Proteo la mira con mucho temor, es como si mencionar su nombre fuera motivo para ponerlo a temblar de inmediato, como si esa persona no debería ni ser mencionada.

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