capitulo: Planes

En los salones suntuosos del palacio de Atos, resonaban risas y melodías mientras Lea, la concubina engreída, paseaba con arrogancia. Dafne, quien se había levantado hace poco, caminaba con elegancia por los pasillos. La mirada de Lea se posó en ella con un desdén malicioso. Lea no estaba del todo contenta, Dafne por una extraña razón no había recibido el castigo que merecía, sin embargo, ella está dispuesta a fastidiarle la mañana.

- ¡Dafne, qué sorpresa verte por aquí! Supongo que incluso las sombras pueden disfrutar de un breve destello de luz", - espetó Lea con una sonrisa burlona.

Aurora, consciente de su verdadera naturaleza, respondió con calma: - Lea, es natural que la luz de la aurora ilumine todos los rincones, incluso los más oscuros".

Lea rió con desprecio. - "No me importa tu poesía barata. Este palacio es mi dominio, y tú no eres más que una sombra sin importancia".

Aurora, sin inmutarse, dijo: - "No subestimes el poder de las sombras, Lea. A veces, la verdadera fuerza reside en la elegancia silenciosa".

Lea, confiada en su posición, decidió humillar a Dafne. -"Oh, querida, ¿alguna vez te has preguntado por qué el rey me prefiere a mí? Tal vez deberías aprender algo de mí".

Aurora, revelando su divinidad, dejó que un resplandor divino centelleara en sus ojos. -"Lea, el respeto no se gana con arrogancia. Tal vez sea hora de que aprendas tu lugar en este palacio".

Lea, ignorante de la verdadera naturaleza de Dafne, intentó menospreciarla. - No eres más que una sombra, Dafne, una figura sin importancia. ¿Cómo te atreves a desafiarme?"

Aurora, desatando su poder divino, respondió con una voz que resonó como truenos distantes. - Lea, las sombras pueden ser más poderosas de lo que imaginas. Deberías tener cuidado con lo que despiertas".

En ese momento, la sala se llenó de un resplandor celestial, y Lea, sintiéndose repentinamente vulnerable, retrocedió temerosa. Aurora, satisfecha con su lección, se retiró con gracia, dejando a Lea Muda, y llena de temor. Sin embargo, Lea no podrá decir nada, aunque sea lo que más desee. Hasta que Dafne no rompiera el sello impuesto, lea no iba a poder hablar de lo sucedido. Y entre más intenté hablar de ello, su cuerpo sufrirá, a consecuencia del sello.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Rato después Dafne, Quien se encontraba en el jardín disfrutando de la vista, fue notificada de la visita de la duquesa Terea. De inmediato pidió que la llevarán al jardín y que les sirvieran él té.

- Dafne, querida que gusto me da volver a verte - la duquesa le hace una reverencia.

- Querida, ¿a qué tengo el honor de tu visita? - le pregunta Dafne.

- Vengo por dos razones, la primera que quiero discutir contigo es sobre, la cosecha.- le responde la duquesa.

- A si, y que es lo que pasa, cuéntame qué es lo que necesitas - Dafne toma su té, mirando fijamente a la duquesa.

- Quiero saber, si quieres acompañarnos a las damas y a mí a realizar las peticiones hacia los dioses. - le dice la duquesa, esperando la respuesta de su majestad, la reina.

La cosecha, era una celebración que se realizaba cada año para celebrar la existencia de los dioses y también era un momento de elevar una petición a un dios específico, para que esté le concediera su mayor deseo. Cómo cada año a la celebración llegaban muchas personas de otros reinos y así aprovechaban para llegar a acuerdos políticos, que beneficien a ambos países o imperios.

- ¿peticiones? - le pregunta Dafne curiosa.

- cierto, olvidaba que tú nunca has participado en esta celebración. - Terea parece recordar algo.

La razón por la cual Dafne no participaba en la celebración, fue porque, desde que nació fue enviada a criarse en el extranjero y en el año que volvió se enamoró y caso con claudius, luego de eso fue la muerte de sus padres.

- Querida Dafne, normalmente a las seis de la tarde, vamos al lago y encendemos linternas con peticiones a cada dios - le explica la duquesa - yo por ejemplo este año, le pediré a la diosa Atenea, que es la diosa de la sabiduría.

- ok, creo que entiendo. Me encanta, si, porque no, iré con ustedes - le dice una emocionada Dafne.

- oh, que alegría. Y a qué dios le vas a darar tu petición? - le pregunta la duquesa.

- al dios Hermes, ya sabes el dios mensajero - sí, puede pedir algo a los dioses entonces enviara un mensaje a su madre.

La duquesa asiente, Proteo llega en su forma de conejo y se sienta al lado de Dafne.

- vaya, que conejo más hermoso, ¿es suyo, majestad? - la duquesa empieza a acariciar a Proteo.

- Dile, que pare. Dafne, me siento acosado. - Proteo muestra molestia.

- oh, si es mío, es muy mono. Le encanta que lo acaricien - Dice Dafne con cierta diversión.

La duquesa sigue acariciando al conejo, hasta que Proteo cansado le muerde la mano y coloca cara de disgusto. Y luego se marcha del lugar.

- Auch, creo que en realidad no le gusta mucho. - la duquesa se soba la mano - bueno querida, el segundo asunto por el que vine, es para hacerte saber que puedes confiar en mí y mi esposo para cualquier plan que tengas. Si lo que deseas es divorciarte, te apoyaremos.

- oh, gracias lo tendré muy encuentra. Cualquier cosa esperó siempre contar, con vuestro apoyo.

- No lo dudes, por cierto, casi lo olvido. Mañana llega el rey de Naboo. El acuerdo de paz, será un hecho. ¿qué sabes sobre ese tema?. - cambia de tema la duquesa.

- No mucho, sé lo mismo que todos. Que estará por cuatro días en el imperio y firmarán un acuerdo de paz. Es todo lo que sé - le responde Dafne.

- Bueno querida, debo volver al ducado. Me alegra haber podido hablar contigo, pero sobre todo que nos acompañes en las peticiones. - la duquesa se despide y se marcha.

"El rey de Naboo viene a firmar un acuerdo de paz, creo que debería tratar de ganarme su confianza. Si llegamos a un acuerdo, es posible que pueda evitar que mucha gente muera, en la guerra que se aproxima. Cuando, Claudius muera a manos de los soldados de Naboo, entonces yo, si es posible, llegaré a un acuerdo que beneficie a ambos reinos".

- Pero primero, debo ver, con que intenciones viene.

Dafne está segura, que con la llegada del rey puede tener cierta ventaja sobre claudius.

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