Capítulo 18. Franco, sufre.

Daniel, al verla así fue y la abrazó, Ivana no pudo controlar y soltó su llanto.

Daniel: calma, no imagino, por lo que estás pasando, pero estoy aquí para lo que necesites.

Ivana: aún lo amo y lo amaré siempre, pero que hago con este amor, de aquí adentro, qué hago.

Daniel: esconderlo, te digo que no es fácil más aún si a la persona que amas está a tu lado, pero si puedes amar en silencio y sobre todo las veces que puedas le ayudas, para que siempre se sienta bien y te darás cuenta de que cuando amas de verdad es la felicidad de esa persona la que te hace feliz.

Ivana: trataré, trataré, de alejarme para verlo feliz hasta que me acostumbre, y logre verlo como mi primo.

En ese instante entro el señor Yuré junto a doña Alice, quienes se aclararon la garganta al verlos a ellos tan cerca.

Daniel: disculpe señor, señora buenas tardes.

Don yuré: buenas tardes, muchacho.

Doña Alice: buenas tardes, hijo.

Ivana: mamá, papá, Daniel me estaba haciendo compañía.

Don Yuré: si ya veo, Daniel, puedes decirle a tus padres que quisiera conversar con ellos.

Daniel: sí, claro, yo le digo, nos vemos, Ivana recupérate pronto.

Ivana: gracias por venir.

Daniel: si, permiso.

Don Yuré: adelante.

Doña Alice: sigue hijo.

Don yuré: como te sientes hoy supongo que ya mucho mejor.

Ivana: si papá, ya estoy mucho mejor, de hecho ya quisiera volver a estudiar.

Doña Alice: que bueno mi niña.

Don yuré: me parece muy bien, entonces apenas te den de alta, reanudarán tus clases.

Ivana: gracias papá.

Al día siguiente dieron de alta a Ivana, Daniel fue para ver en que podía ayudar, así fue como Ivana regresó a su casa, Don Yuré no tenía conocimiento del celular que tenía Ivana, el cual se destrozó al momento de caer por la ventana, estando sola en su cuarto, se puso a buscar el celular. Mientras en la cocina.

Doña Alice: Adela llévale un jugo a Ivana, por favor.

Adela: sí, señora, ahora mismo, de paso que estoy un momento con mi niña.

Doña Alice: gracias Adela, saldré un momento.

Adela: sí, señora.

Adela preparó el jugo y fue a la habitación de Ivana. Tocó la puerta.

Ivana: adelante

Adela: mi niña, te traje jugo.

Ivana: gracias, nana.

Adela: que tanto buscas mi niña.

Ivana: un celular, que yo tenía.

Adela: un momento, mi niña, ya regreso.

Adela no demoró mucho con una bolsa.

Adela: mi niña, será este.

Ivana: permíteme ver, si es este, pero.

Adela: lo siento, mi niña, el día de tu accidente el celular se destrozó.

Ivana: sí, tal vez es mejor así, nana, sabes si papá se enteró del celular.

Adela: no mi niña, yo lo escondí.

Ivana: gracias, nana eres un amor.

Adela: mi niña, ya te sientes mejor

Ivana: sí, gracias nana, está delicioso el jugo.

Adela: qué bueno, mi niña.

Mientras tanto, Daniel, fue a buscar a Franco, no lo encontró en su casa, Pero estaba camino a la casa hogar y fue en el camino que se encontró con Franco.

Daniel: sube.

Franco: Daniel disculpa, no me di cuenta de ti.

Daniel: si, lo noté, estabas muy perdido en tus pensamientos.

Franco: sí, un poco.

Daniel: vas a subir o de plano camino junto a ti.

Franco: desearía caminar, pero ya que insistes, subiré.

Daniel condujo, y vio a Franco secarse un poco el rostro.

Daniel: sabías, que ya salió de la clínica.

Franco: eh, no entiendo.

Daniel: me refiero a Ivana, ya salió de la clínica.

Franco: (agachó la cabeza) ah, qué bueno, que bueno, que, ya se sienta mejor, espero que a partir de ahora sea feliz.

Daniel: lo dices en serio, no te veo muy convencido.

Franco: sí, estoy bien sabes, han salido nuevos contrato para el grupo, así que de la próxima semana, estaremos de gira, no sé sí, sea posible, ya que los chicos están en examen.

Daniel: entiendo, tú eres el manager, solo tú sabes manejar esos asuntos.

Franco: sí, llegamos.

Daniel: estás bien Franco.

Franco: sí, vengo a ver a los niños porque solo ellos alegran mi vida.

Daniel: sí, sé que los quieres mucho, lo sé muy bien.

Franco bajó del auto, los niños corrieron hacia él, él cargó a uno por uno, todos se lanzaron sobre él haciéndole caer, salieron las hermanas.

Hermana Julia: chicos dejen respirar a Franco, vamos todos párense.

Los niños se pararon, pero Franco no se movía del piso hasta que levantó su mano y tocó su entre ceja y empezó a reír, o todos creían que reía, sin embargo, lloraba, de esto solo Daniel se dio cuenta, los niños ayudaron a levantarse a Franco y lo llevaron corriendo al patio.

Hermana Inés: Franco, siempre trae alegría a los niños.

Daniel: sí, hermana, por más que su corazón esté destrozado, siempre se preocupa por los demás.

Hermana Inés: sí, Daniel lo notamos, no nos ha dicho nada, pero cada vez que los niños preguntan por ella vieras la tristeza que se dibuja en su rostro, eso lo dice todo.

Daniel: sí, estoy seguro qué sufre mucho.

Hermana Julia: lo bueno es que encontró a su familia.

Daniel: sí, pero a qué costo.

Ellos estuvieron hasta tarde, incluso Daniel entró a jugar con ellos, se divirtieron mucho. Luego, Franco, habló con la madre superiora.

Franco: madre, necesito conversar con usted en privado.

Madre superiora: está bien, hijo, acompáñame a mi oficina.

Franco y la madre superiora se fueron, entraron al despacho.

Madre: dime hijo, que sucede.

Franco: madre, yo tal vez no esté por mucho tiempo por aquí.

Madre: ¿a dónde piensas ir?

Franco: necesito alejarme, salir de aquí, siento qué, ya no puedo más, ya no madre.

Madre: hijo, qué sucede, sabes que siempre podrás contar con mi apoyo y mi consejo.

Franco: lo sé, madre, solo que esta vez, la única solución qué encuentro es alejarme de la ciudad.

Madre: no quieres confiar en mí.

Franco: madre me enamoré, me enamoré como un loco.

Madre: hijo, eso no es malo, más aún si es de aquella linda chica como lo es Ivana.

Franco: sí, madre me enamoré de ella, pero también encontré a mi familia.

Madre: ¿cómo los encontraste?

Franco: ellos me encontraron, el día que tuve el accidente, también ese día recordé mi pasado.

Madre: hijo.

Franco: sí, madre, ahora sé que kerim, en realidad se llama Nicolás y es mi hermano.

Madre: y que harás.

Franco: usted ya lo sabía, verdad.

Madre: sí, hijo, si no te dije nada fue porque aquel día que desapareció tu hermana, ustedes dos pelearon muy fuerte, tanto que tú perdiste el conocimiento, a pesar de ello kerim te ayudo.

Franco: sí, madre lo recuerdo, yo le eche toda la culpa a él, cuando lo único que hizo fue protegernos, yo converse con Nicolás, ya me disculpe con él, ahora está junto a mamá.

Madre: y tú no piezas disfrutar de ella.

Franco: quisiera en, verdad quisiera, pero es mejor que me aleje madre, de la persona quién me enamoré madre.

Franco se paró, hizo una pausa, miro por la ventana, nuevamente las lágrimas lo traicionaron.

Franco: madre, Ivana es mi prima, ella es mi prima.

Madre: Dios mío, no puede ser.

Franco: si madre no sabe como tengo este dolor en el pecho, lo peor de todo que ella trató de quitarse la vida, yo siento que solo nos hacemos daño, es por ello que he decidido, irme de aquí

Madre: entiendo hijo, sé que la amas mucho, y aceptar que no la puedes amar, si debe ser muy doloroso.

Franco: si madre, lo es. Cuando vi a mi niña tendida en ese frío piso bañada en sangre, mi corazón se detuvo al pensar que la perdí, qué no volvería a ver sus hermosos ojos, ahora que ya se recuperó, prefiero alejarme, no quiero cometer ninguna locura.

Madre: bien, hijo si ya lo decidiste, tal vez es mejor, a donde irás.

Franco: aún, no lo sé madre, me iré solo regresaré de vez en cuando a visitarlos.

Madre: cuídate mucho, recuerda que aquí tienes una familia.

Franco: lo sé, madre me despide de los niños, no tengo el valor para despedirme de ellos.

Madre: sí, hijo, que Dios te acompañe.

Franco: gracias, madre, nos vemos.

Franco salió de allí, Daniel lo esperaba afuera.

Daniel: piensas irte, sin despedirte de mí.

Franco: no, Daniel, lo siento, sabes que las despedidas no son mi fuerte.

Daniel: lo sé, te llevo a la ciudad.

Franco: te agradecería, pero prefiero caminar.

Daniel: vamos, somos hermanos.

Antes de que Daniel terminará de hablar, sonó su celular, cuando vio, el número no sabía si contestar o no.

Franco: vamos contesta, no te preocupes por mí, yo iré avanzando.

Daniel contestó la llamada, era Ivana. Franco, quién había avanzado dos pasos, se detuvo al escuchar la voz de Ivana.

Daniel: hola, dime, estás bien.

Ivana: no, Daniel, estoy aburrida aquí, quisiera salir a un lugar, puedes venir por mí.

Daniel: sí, claro, espérame, salgo hacia allá.

Ivana: bien, te espero, gracias.

Daniel terminó la llamada, vio a Franco, aún parado frente a él, trató de decirle algo a Franco, pero las palabras no salían, Franco, no volteo, no dio cara a Daniel.

Franco: no, te preocupes, anda, como te dije, prefiero caminar.

Daniel: Franco, yo.

Franco: estoy bien, es un hermoso día, de verdad quisiera caminar.

Daniel: hermoso día, ya esta atardeciendo, pronto va a anochecer.

Franco: es verdad, estaré bien, tú eres un buen amigo, no la dejes esperando, yo caminaré, nos vemos.

Daniel se quedó allí parado mientras Franco continuaba su camino, luego él subió a su auto y avanzó pasando, por un lado, de Franco, por el espejo veía a Franco quedarse atrás hasta que lo perdió de vista y condujo con rapidez para llegar a la casa de los Kovalenko, mientras Franco caminaba, la voz de Ivana daban vuelta en su cabeza.

Franco: mi niña, mi niña, adiós, no quiero verte, no creo poder verte como una prima, es mejor que me vaya para siempre de aquí.

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