Propuesta matrimonial

Sin perder el tiempo, Noel mandó a llamar a Reagan, no se sorprendió al saber donde estaba ahora.

—¿Noche agitada?— Preguntó apenas lo vio pasar por su puerta

—Algo así— Contestó haciendo una leve reverencia.

—Estás cruzando la línea por esa mujer, ¿En serio estás dispuesto a perder todo por ella?— Sin tardanza, lanzó la afilada pregunta.

—Bueno, tal vez perdí a mi familia, pero sé que tengo el potencial para levantar el título feudal que le fue asignado— Su mirada reflejaba seguridad, Noel sabía lo necio que podía ser, así que se relajó en su asiento y sonrió.

—Bueno, al menos seguirás siendo mi caballero y mi carta secreta— Dijo dando golpecitos en la mesa, estaba satisfecho y ansioso por ver como terminaría la historia, de aquellas dos personas sin nada en común.

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Lucian estaba afuera de la puerta del cuarto de visitas, ahí se había encerrado Nuria, que estaba recostada en la cama, con los ojos hinchados sin intenciones de abrirle a su prometido que había pasado mucho tiempo disculpándose.

—¿Problemas en el paraíso?— Senna se burló de su hermano y pateó su zapato, causando enojo en Lucian, que se levantó de golpe y se acercó peligrosamente a su hermana y la tomó por el cuello.

—No tengo tiempo para tus estúpidas bromas— Dijo con fuego ardiendo en sus ojos, pero Senna no reaccionó, Lucian después se dio cuenta de que algo afilado estaba tocando su costado izquierdo.

—Quítate antes de que entierre esto y papá encuentre tu cuerpo— Senna permanecía tranquila, ya que después de tantos años de mala relación con su hermano estaba acostumbrada a amenazarlo de muerte como él a ella.

Lucian también sonrió y se alejó, no deseaba una lucha con su hermana en ese momento.

—Ya sabes lo que le gusta ¿Por qué no entras por la ventana del balcón?— Sugirió antes de irse, tenía cosas más importantes que hacer.

—Aún te gusta ayudarme— Dijo Lucian con voz alta, pero Senna solo se giró y lo miró fríamente.

—Ella me importa— Se alejó por la esquina del pasillo, no deseaba seguir conversando, tenía que buscar a Alexei, que probablemente estaba en el cuarto de entrenamiento.

No se equivocaba, estaba ahí, pero antes de hablarle decidió contemplarlo un momento, Alexei era fuerte, ágil y agresivo en batalla, un contraste bastante claro con respecto a su día a día, donde era suave al hablar y su aura tranquila le hacía sentir atraída.

—Es de mala educación espiar a las personas— Dijo mientras cortaba de tajo el muñeco de entrenamiento y clavaba su mirada en ella.

—No era mi intención interrumpir— Salió de su escondite y un rubor durazno cubrió su rostro.

—No debería estar aquí, este lugar es solo para los soldados.

—Lo sé, es solo que quería preguntar una cosa— Estaba insegura por la respuesta que obtendría, pero su intuición le llevaba a saciar su curiosidad.

—Digame— La invitó a sentarse en una mesa hecha de madera, que se ocupaba para descansar y beber vino.

—Esa mujer, a la que le hicieron su presentación en el palacio es la única sobreviviente ¿Cierto?— Miró intensamente a Alexei, que no se mostró sorprendido.

—Su padre siempre ha sido incapaz de ocultarle cosas, de acuerdo, le diré, ella es la sobreviviente e hija adoptiva de los Philips— La sorprendida fue ella y rápidamente descifro todo el enredo que había detrás, complementado con más cosas que le decía.

—Ya veo, una mujer con suerte— Agradeció que saciara su curiosidad, pero ahora una pregunta rondaba por su cabeza, ¿Lucian la conoció?

Nuria finalmente salió de su habitación, cuando recorrió los pasillos buscando a Lucian se dio cuenta de que el mensajero real estaba en la mansión, así que disimuladamente se escabulló para oír a través de la pared.

—¿Una invitación a una boda?— Susurró después de escuchar un tiempo, pero fue encontrada por Lucian.

—¿Puedo saber que haces ahí?— Su tono era severo y ella sintió como se congelaba su sangre.

—Yo creo que iremos a una boda— Sonrió nerviosa, no quería que Lucian hiciera mucho ruido al respecto.

—Vámonos de aquí— Sujetó su brazo y la arrastró del lugar, el mismo en la noche le preguntaría a su padre.

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Todos mis maestros hacían un círculo, criticaban cada aspecto de mi breve presentación, pero no bajé la cabeza en ningún momento, no les daría el gusto que me vieran angustiada y superada por la situación.

—Enderézate— Dijo la institutriz antes de golpearme la espalda, por reflejo me enderecé, esa clase de trato no era nuevo para mí.

—Excelentes noticias—Entró el emperador, cuyo rostro reflejaba excitación, como si un nuevo pozo de oro se abriera ante sus ojos. —Te casarás, princesa— Obviamente estaba desconcertada, todo había sido desastroso y no parecía que hubiera candidatos.

—Supongo que es bueno— Me encogí de hombros, pensando en la clase de hombre que me hubiera podido elegir, seguramente no era de buena familia o admirable

—Si, la próxima semana será la boda, pero no sabrás quién es el novio hasta ese día, por ahora sigue en tus lecciones— Así como llegó se fue, dejándome de piedra sin duda alguna no era buena señal.

Al anochecer me dispuse a descansar, me dolía la cabeza por la agitada jornada de aprendizaje, estaba agradecida, porque estaba aprendiendo a escribir mi propio nombre

Todo era relativamente tranquilo hasta que un ligero toque en mi ventana se escuchó, era tenue, seguido por una voz ya reconocida, era Reagan.

—¿Qué haces aquí?— Pregunté con mucha familiaridad, pues sentí que ya había la suficiente confianza.

—Solo quería decirte que me iré por un tiempo, pero prometo volver el día de tu boda, para apoyarte y seguir a tu lado— Sus palabras me desalentaron, estas demostraban que estaba enterado sobre mi matrimonio, realmente necesitaría una mano amiga esta semana antes de casarme.

—¿A dónde vas?— No pude evitar un tono preocupado en mi voz, él solo era un soldado que recién había ascendido, no parecía que fuera algo muy peligroso, al menos no lo esperaba.

—No te puedo decir, espera mi llegada y ya no me alejaré de ti despues de eso— Besó mi frente y después se deslizó hacia el suelo, donde se despidió con su mano, su capa oscura no me permitió ver su rostro, yo sabia que lo extrañaría ese tiempo.

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