Por fin despertó

Al emperador no le importaba el príncipe, lo único que quería era seguir con la imagen que hasta ese momento había tenido, frente a sus súbditos, al menos eso era lo que pensaba.

—El emperador nos dio entera libertad de hacer con los guardias que golpearon al príncipe, lo que nosotros queramos. Ordeno que sigan torturándolos hasta que su existencia no aguante más y dejen de respirar, si no quieren comer o beber para dejarse morir, oblíguenlos. Deben sufrir lo más que se pueda, así rogaran por su muerte una y otra vez, no debieron meterse con un niño indefenso—

Parecía que el general era más vengativo que su propia hija, en el rostro se veía satisfacción al imaginar cómo sufrirían aquellos guardias.

El soldado hizo caso a lo que el general le dijo y salió del despacho dejando solo a su señor, entonces el general se dispuso a leer la carta del duque Field.

—“Querido amigo. Se que no es la manera habitual, pero es la única que encontré. Nada es lo que parece en este momento, estamos en medio de una batalla que se llevará a cabo en algunos años, por favor prepárate, tendrás que elegir un bando. La persona al mando está perdiendo la poca cordura que le quedaba y en nuestras filas hay más traidores de los que podemos imaginar, me reuniré contigo pronto, pero quería avisarte que están vigilando tus tierras, cuida a tu familia. Hasta pronto”—

Al terminar de leer la carta, con la vela que tenía en su despacho, le prendió fuego. Su rostro tenía una expresión de enojo y repulsión. Sus sospechas dejaron de ser sospechas con aquella carta. Ahora todo encajaba.

Salió de su despacho y fue a buscar a Sasha. Cuando la encontró en la habitación de Archer, le pidió que hiciera algo muy importante.

—Pequeña, necesito que ayudes a papá una vez más, ¿podrás?— inclinándose y quedando a su mismo nivel, el general le dijo a su hija.

—Dime papá, ¿en qué puedo ayudarte?— dichosa de que su papá la necesitara para algo, la pequeña Sasha ansiosa esperaba por el pedido.

—¿Podrías poner una barrera en las fronteras de nuestras tierras?, algo me dice que nos vigilan— tocando el hombro de la pequeña, el general hizo el pedido.

—Papá, la puse desde que el príncipe llegó, fue cuando comenzaron a vigilarnos. Hay una barrera en las fronteras de tus tierras y otra alrededor de nuestra casa, es para mayor efecto. Nada de lo que aquí se hace o dice, puede salir. Los enemigos solo verán que el trabajo se hace normal y que se habla de cosas cotidianas, nada más—

De lo más tranquila, le dice Sasha a su padre. El hombre solo puede quedar con la boca abierta, no sabe si felicitar a su hija o darse un golpe por no darse cuenta de algo tan básico como notar que lo vigilaban.

—¿Cómo te diste cuenta de todo eso pequeña?— curioso pregunta.

—Puedo sentir cuando alguien que no es de nuestra gente, está cerca y no tiene buenas intenciones. Cuando llegó el príncipe, sentí la presencia de varias personas que no tenían buenas intenciones, fue cuando creé la barrera alrededor de la casa, pero incluso cuando atraparon a los guardias que le hacían daño al príncipe, seguí sintiendo esas presencias, por eso cree una barrera más, en las fronteras de las tierras que gobiernas—

Cómo siempre, con toda la tranquilidad del mundo, Sasha le cuenta a su papá.

—Sasha, no debes decirle nada de esto a nadie y siempre que encuentres algo raro cerca de nosotros, debes decírmelo primero a mí, yo me haré cargo. ¿Entiendes?—

Dando un abrazo a su hija, el general pide. Le preocupa que por alguna razón Sasha se encuentre en peligro si alguien se entera que es ella la de los poderes y no el o su madre como muchos piensan.

—Entiendo papá, pero no debes preocuparte por mi, si alguien se atreve a atacarnos, te aseguro que estaremos preparados, tú me enseñarás a defenderme— diciendo esto, la pequeña niña le da un beso en la mejilla a su padre.

Aunque las palabras de Sasha reconfortan al general, desde ese momento tendrá mucho más cuidado con la gente que entra y sale de sus dominios.

—Bueno mi pequeña, te dejo. Iré a tratar algunos asuntos y me iré a descansar. Tu deberías hacer lo mismo— el general le da un beso en la frente a su hija, de esta manera se despide.

—Si papá, haré lo mismo— dando un ligero bostezo, Sasha le responde a su padre.

Lo que no le mencionó fue que ella no dormiría en su habitación. Su plan era quedarse toda la noche en la habitación del príncipe, como parte de ello, tenía que recitar varios hechizos e intentar de una vez por todas que Archer despertara.

Le pidió a los espíritus que la ayudaran nuevamente, recitando un sinfín de hechizos, pero no recibió respuesta alguna y entonces intentó un hechizo de amor.

—Madre naturaleza, espíritu de vida, tú que la das, tu que la quitas. Ofrezco mi corazón para este ser, si lo salvas, bríndanos vida para compartir, con mi corazón te lo pido yo—

Uniendo nuevamente sus pequeñas manos, llevándolas a su pecho, cerrando sus ojos, con todo su corazón deseo que su hechizo resultara.

Muy cansada por todos sus intentos, cayó dormida en aquella cama donde estaba el príncipe, hasta el otro día.

—Lady Sasha, ¿qué hace en la misma habitación que yo?, peor aún en la misma cama—

Por lo visto, el último hechizo de Sasha había funcionado, pues el príncipe se encontraba despierto, aunque eso sí, muy confundido por todo lo que estaba sucediendo.

Sasha al ver a Archer despierto, se puso muy feliz, pero al escuchar su pregunta, se le subieron los colores al rostro, se puso tan roja por la vergüenza de que la hayan visto de esa manera.

—Su alteza, no es lo que piensa. Yo, yo, yo debo irme, con permiso—

No encontró palabras para responder y salió corriendo de la habitación de Archer.

Adentro se quedó un príncipe confundido, pero muy feliz por la reacción de Sasha, el hecho de que se pusiera tan nerviosa, quería decir que el príncipe tenía una oportunidad de ganarse su corazón.

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