Cartas

La situación era obvia. El emperador no quería dejar ningún tipo de cabo suelto, capaz de abrir la boca por unas cuantas monedas.

—Pero majestad, yo no hice nada— tratando de escapar, aquel hombre forcejeaba y le gritó eso al emperador.

—Acabas de llamar mentiroso a su majestad. Apresúrense en desaparecer a esta basura— está vez había sido el secretario quien habló, mostraba una sonrisa maliciosa entre sus palabras, al dar la orden.

Ese soldado moriría de la peor manera, de eso se podría estar seguro.

—Majestad, secretario imperial. En la entrada está un soldado de las tierras del norte, mencionó que lo envía su señor, el general Johann Brucks, trae un mensaje urgente para su majestad—

Llegando de manera apresurada y algo agitado, uno de los guardias de la entrada, había ido a avisar al emperador.

—Que pase, llévenlo a la sala del trono— ordenó el emperador, mostrando una reacción de molestia.

Siguieron caminando hasta llegar a la sala del trono, el secretario imperial iba detrás de él como el más fiel sirviente que siempre ha tenido.

—¿Qué querrá el señor del norte?, debiste haberme avisado que vendría un emisario de él— furioso y levantando la voz, el emperador le reclamaba a su secretario.

—Majestad, le imploro, perdone mi ineptitud, pero no avisaron sobre su visita— haciendo una inclinación de noventa grados, el secretario se disculpaba con el emperador.

Los hombres seguían hablando, cuando anunciaron la llegada del soldado que había llevado la carta para el emperador.

Éste entra y hace una reverencia. — Su majestad, antes que nada me disculpo por haber venido sin previo aviso, aceptaré el castigo que ustedes consideren conveniente, sin embargo el motivo de mi visita amerita que me arriesgue de esta manera. Mi señor, el Marqués y general Johann Brucks, le envía está carta, con sus propias palabras dijo que era imperativo que le entregara está carta en sus manos, se trata de su alteza el segundo príncipe— sin dejar de hacer la reverencia, el soldado explicaba todo.

Extendió su mano con la carta en ella, para que el secretario la recibiera y se la entregara al emperador. Así lo hicieron.

Cuando el emperador abrió la carta y leyó su contenido, no pudo evitar ponerse rojo, por lo furioso que estaba.

—¿Sabes cómo está el príncipe?— furioso, preguntó.

—Mis más sinceras disculpas su majestad, no sabría decirle el estado actual de su alteza, en cuanto mi señor encerró a los maleantes, de inmediato me envió a la capital, de eso hace dos días. Pero estoy seguro que el general se encargó del asunto y está cuidando adecuadamente al príncipe— respondió, aún agachado, el soldado.

—Riu, escribe una carta dónde le demos la autorización al general Brucks de hacer con esos guardias lo que el considere correcto. Soldado, espera afuera la carta y después regresa de inmediato a las tierras del norte— apretando el posa brazos del trono, el emperador dio ambas órdenes.

Estaba muy enojado por la carta recibida y no precisamente por el daño causado a su hijo.

El soldado salió y se dirigió hasta la entrada, donde esperaría la carta, para llevarla al general Brucks.

—¡Maldita sea!, imbéciles parece que no piensan— ahora golpeando el posa brazos, el emperador gritaba enfurecido.

—Su majestad, ¿qué hará si esos hombres hablan?— preocupado, preguntó el secretario.

—Tu también eres imbécil, no le creerán a un puñado de hombres que lastimaron a alguien de la realeza, mi palabra siempre valdrá más que la de todos en el imperio— rojo de ira, el emperador estaba que no se aguantaba ni el mismo.

El secretario se alejo un poco del emperador, así solo se dedicó a escribir la carta que le habían pedido. Lo que menos quería era hacer enojar a su emperador, él mejor que nadie sabía los alcances del hombre cuando se enojaba o estaba estresado. Por eso era mejor mantenerlo siempre contento, haciendo caso a todo lo que decía.

Terminada la carta, la entregó a un guardia y hizo que se la llevara al soldado que esperaba en la entrada. En cuanto éste la recibió, partió de nuevo al marquesado Brucks.

El tiempo pasaba y el príncipe no despertaba, eso estaba preocupando aún más a la pequeña Sasha.

—Madre, han pasado ya cuatro días y el príncipe no despierta. ¿Qué haré si no recobra la conciencia?— con el rostro pálido y lleno de tristeza, Sasha se acercó a su mamá para que ella la abrazara.

—No quiero que sigas así mi niña, te enfermaras si sigues sin comer bien y preocupada— muy preocupada y acariciando la mejilla de Sasha, Miran le decía.

—Intentaré algo más y si no despierta con eso, no sabré que más hacer— se levantó del regazo de su mamá y se dirigió a la habitación de Archer.

—Parece que la pequeña de verdad se preocupa por su alteza— entrando a la mansión, Ossian le comentaba a su mamá.

—Es la primera vez que la veo de esta manera, quizás sea porque nunca los ha visto enfermos a ninguno de ustedes y mucho menos a mí— responde Miran a su hijo mayor.

Obviamente no podían haber visto a alguien de la familia enfermo, pues ella misma se encargaba de mantenerlos sanos en todo momento, curando cada uno de sus malestares con sus pociones.

—Mamá, me preocupa Sasha. Incluso si está preocupada por su alteza, el estar todo el tiempo deprimida y triste, puede hacer que se enferme— tomando asiento junto a Miran, Ossian le decía a su mamá lo que pensaba.

—Lo sé hijo, pero no puedo evitar que lo vaya a ver, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de estar a lado del príncipe, créeme que tú padre y yo lo hemos intentado— cabizbaja, dijo Miran.

Por otro lado, al despacho del general, había llegado el soldado que traía consigo la carta con la respuesta del emperador.

—Señor, está es la carta que me dieron de parte de su majestad, el emperador— haciendo una reverencia, el soldado entregó la carta a su señor.

—Bien, puedes retirarte y quiero que vayas a descansar, has hecho un gran esfuerzo— el general recibe la carta y le ordena al soldado, pero éste no se mueve de su lugar.

—Señor, un criado del duque Field, me dio está carta. Dijo que era urgente que usted la recibiera— sacando de su bolso una carta con sello del ducado, el soldado se la entregó al general.

Esto confundió al general, no sabía porque uno de sus mejores amigos le estaba enviando una carta de esa manera, pero había un asunto más urgente en ese momento, era la carta del emperador.

Abrió la carta y se molestó por su contenido, esa respuesta confirmaba muchas de sus sospechas.

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Comments

Cruz Mejia

Cruz Mejia

Pobre príncipe 😔 😭

2024-03-16

9

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Cuantos secretos, Sasha que despabile y ponga su cabecita para funcionar 🤔🤔🤔.

2024-03-06

1

Mitsuki G

Mitsuki G

Será que su disque amigo sea quien lo traicionó ya que él emperador no actuó solo ya que ese misterioso noble se alegro por la desgracia de ellos alguien que les tendría invidia o tal vez celos porque la madre de Sasha escogió a su padre

2023-12-17

8

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