Llegada del prometido

Cómo se esperaba, las noticias del milagro, llegaron hasta la capital, las mujeres que habían sido regresadas a sus hogares, no paraban de contar sobre lo que sucedió cuando fueron rescatadas. Se había vuelto prácticamente un caos, dónde todos sin excepción alguna querían emparentar con el general Brucks. Así al tenerlo de su lado, tendrían un poder mucho mayor.

—¿Ya viste lo que lograste con tu don, mi niña?—

Derrotado, decía el general. Frente a él había una pila de cartas, todas eran propuestas de matrimonio para la pequeña Sasha. El hecho de que aún no era tiempo de comprometerse, hacía que no se vieran obligados a aceptar alguna de todas las propuestas. Eso le daba tiempo al general para planear algo.

Mientras Sasha revisaba las cartas, encontró la que había estado esperando.

—Acepta esta, padre— dijo esto y le entregó la carta al general.

Esa carta era del segundo príncipe, el segundo en la línea de sucesión. La vida de Sasha cambió y sus planes también, por esa razón había trazado una línea en todo lo que haría desde que llegó.

Lo primero fue no aprender artes con su padre, lo segundo era justamente eso, encontrar un prometido que ella eligiera.

—¿Estás segura hija?— dudoso y con la esperanza de que su pequeña hija cambiara de opinión, el general preguntó.

—Padre estoy segura. Si debo casarme en algún momento con alguien, quiero que sea de la nobleza y además prefiero que sea con el segundo príncipe y no con alguno de sus hermanos, sé dicen muchas cosas malas de ellos, creo que el único que se salva es él—

Segura de sus palabras, recalcó Sasha.

Ella lo que pretendía era entrar de alguna manera a la familia real, para destruirlos desde adentro.

—Esta bien, le enviaré una carta a su majestad, diciendo que aceptamos su propuesta, eso quiere decir que cuando cumplas los doce años, se hará oficial tu compromiso con el príncipe Archer—

Resignado por la decisión de su hija, el general no objetó nuevamente.

De esta manera enviaron la respuesta a la capital y no tardó en llegar. Por órdenes del emperador, enviaron al segundo príncipe a las tierras del general. Su llegada era inesperada para todos, pero para Sasha fue una gran oportunidad para saber cómo era el pequeño príncipe desde este momento.

—Sasha, me avisaron que el segundo príncipe llega el día de mañana. No salgas de tu habitación hasta que nosotros te avisemos que puedes salir a saludarlo—

Con la voz llena de preocupación, le decía su madre a la niña.

—Mamá, mañana al amanecer me iré al bosque para practicar mis ataques. Ya lo hablamos y decidimos que haría un buen uso de este don, que mejor uso que aprender como utilizarlo para defender a los que amo—

Desafiante, contestó la chiquilla, era obvio que no necesitaba entrenar con su padre, de lo contrario se darían cuenta que en realidad ella sabía más de lo que realmente demostraba.

—Entonces llevarás guardias, no quiero que nada malo te pase—

Cómo últimas palabras, Miran ordenó a su hija, así a la niña no le quedó más que hacer caso a lo que su madre había dicho, al menos para que no indagara más y para que dejara de preocuparse.

El amanecer llegó y por ende, la llegada del príncipe fue preparada. Ordenaron todo para que el príncipe se hospedara en la mejor cabaña que había en las tierras del general Brucks. Miran por ningún motivo permitiría que uno, su hija compartiera techo con ese príncipe, claro que eso fue idea del general y dos, no dejaría que nadie entrara a su cocina.

El momento menos esperado llegó, anunciaron la llegada del príncipe. La familia Brucks a excepción de Sasha, salieron a recibirlo.

—Sea bienvenido alteza a nuestra humilde casa—

Miran saludó haciendo una reverencia, que aunque dijo humilde, su casa no era nada pequeña, pero si mucho menos ostentosa que el palacio.

—Ciertamente es un placer el poder estar aquí, aunque me sorprende que lady Sasha no este presente para recibirme, si ella será mi prometida en un futuro próximo—

Devolviendo el saludo, el príncipe aprovechó para quejarse.

—Lamentablemente su alteza, Sasha tiene un agenda apretada cada día, por esa razón no vino, además le recuerdo que usted solo estará aquí de visita, aceptamos su propuesta, pero aún nada ha sido formalizado—

De una, el general le cerró la boca al principito.

—Esta en lo cierto. Bueno esperaré a la cena para poder conocerla finalmente—

Dijo esto y el príncipe comenzó a caminar hacia la entrada de la casa principal, pero pronto fue detenido por los guardias de la entrada.

—¿Qué significa esto?, podrían decapitarlos por esta falta de respeto—

Ofendido y molesto, el príncipe se quejaba.

—Mis disculpas su alteza, se me olvidó comentarle que usted no se quedará en nuestra casa, le hemos preparado la mejor cabaña, aquí en nuestras tierras—

Agachando ligeramente la cabeza, Miran informó.

Esta información molestó aún más al pequeño príncipe, pues apenas tenía doce años. Había ido solo con su guardia personal, sin ningún otro tipo de sirviente.

—Entiendo, ¿podrían mostrarme el camino a la cabaña?— entre dientes, pidió.

También le proporcionaron algunas doncellas para que lo ayudaran en lo que fuese necesario.

Llegada la noche, todos se dispusieron a cenar, incluso el príncipe asistió a la casa principal, todo para conocer personalmente a Sasha, pero cuál fue su enojo, cuando le dijeron que ella no bajaría a cenar, pues había terminado muy cansada y solo llegó a descansar.

—De verdad lo lamento, su alteza— se disculpó Miran, que era la que hablaba más con el príncipe, pues el general lo evitaba todo lo que podía y los hijos, ni siquiera lo volteaban a ver.

—No hay problema, en algún momento la podré ver. Por cierto le aviso que extendí mi estadía en este lugar, me quedaré aquí hasta que sea el día de anunciar nuestro compromiso—

Con una sonrisa maliciosa, el príncipe dice esto y se retira, sin siquiera probar bocado.

Sasha había escuchado toda la conversación desde la parte de arriba, cuando el príncipe salió de la mansión, lo siguió.

—Por favor, hoy no—

Sasha escuchó, suplicar al príncipe. Al ver por una rendija de la cabaña, se horrorizó al ver la escena frente a ella. El príncipe estaba sin su camisa y tenía cicatrices por todas partes y justo en ese instante, uno de los guardias que lo acompañaba, estaba a punto de volver a golpearlo. Tenía en su mano, una especie de alambre con púas, que servía como látigo.

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Comments

Ilenay Carranza Rosales

Ilenay Carranza Rosales

pero qué miserable como se atreve a golpear a un niño y encima a un príncipe al que se supone que debe proteger

2024-04-09

7

Isabel Conde Lema

Isabel Conde Lema

qué clase de realeza es que maltrata a un niño /Sob//Sob//Sob//Sob/

2024-03-31

4

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Al parecer la familia del príncipe está es maldita, y parece que son todos, y hay más pervertido de lo que pensábamos 🤔🤔🤔.

2024-03-05

2

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