Revelación.

—Miran, es que tú no entiendes. El collar que me dio no es solo un amuleto, es algo más— explicaba el general, tratando de defenderse

—Yo solo quería que estuvieras a salvo, padre perdóname, nunca fue mi intención faltarte el respeto, perdóname—

Sasha no podía detener su llanto, sentía el enojo de su padre en todo el aire, eso le dolía aún más.

Miran se acercó y abrazó a la pequeña.

—Tranquila mi amor, todo está bien. Para de llorar por favor—

Decía esto porque el llanto que derramaba Sasha había tardado más de lo usual. Cómo eran madre e hija, ambas podían sentir el dolor de la otra, por esta razón Miran sentía todo el dolor de su hija. Por eso no pudo aguantar más y comenzó a derramar lágrimas ella también.

Al darse cuenta de lo que había provocado, el general intentó tranquilizar a Sasha y a su esposa, pero para ese momento, Sasha estaba perdiendo sus fuerzas y el conocimiento.

—¡Pequeña!— gritó el general. —Traigan a un médico ahora— imploró.

Cargó a su pequeña hija y la llevó a su habitación, esperando al médico, se percataron que Sasha comenzó a brillar y de un momento a otro recobró la conciencia. Este acontecimiento dejó impactados a sus padres.

—Mi amor, ¿estás bien?— temerosa, preguntaba Miran

—Madre, ¿qué pasó?— aún algo aturdida, Sasha, igualmente preguntó.

—Tú brillaste, bueno me refiero a que todo tu cuerpo brilló, ¿cómo es eso posible Sasha?—

Cuestionaba ferozmente el general. Estaba desconcertado por todo lo que había estado sucediendo.

—Lo lamento, no sabía si decirles o no, pero hace poco me dí cuenta que de mi cuerpo sale un brillo que resplandece y además creo que puedo crear magia—

Aunque no estaba en sus planes decirle a sus padres que sabía sobre su descendencia, al menos tenía que tratar de explicar lo que sucedería de ese momento en adelante.

—Creo que es hora de que lo sepas mi amor, al parecer fuiste bendecida con un don al igual que yo—

Estás palabras dejaron boquiabierta a Sasha, ¿cómo era posible que su madre también tuviera un don?, pero si nunca demostró nada que la hiciera destacar, solo en la cocina.

—¿A qué te refieres mamá?— estaba muy intrigada y claro que preguntaría.

Johann, decide dejarlas solas y se queda en la puerta, evitando que alguien más pueda interrumpir.

—Hay una historia que nos cuentan cuando somos pequeños, esa historia habla de nuestros ancestros, los espíritus. Bueno, nosotras descendemos directamente de ellos y por esa razón algunas llegamos a tener dones, pero solo si les pedimos su ayuda. Yo lo hice cuando naciste, eras muy enfermiza y no sabíamos si sobrevivirías, entonces pedí su ayuda para que te salvaran. Ellos me escucharon y gracias a eso, me dieron el don de hacer pociones curativas, las cuales solo las puedo hacer en nuestra cocina—

Miran deja aún más sorprendida a Sasha, ahora entiende porque ni ella ni sus hermanos se habían enfermado, al menos no que ella recuerde, pero como solo utilizaba esas pociones para su familia, nunca se destacó en la sociedad.

—Yo, no pedí ayuda alguna. Creo que nací con ese don y apenas se está manifestando—

Sasha intenta ocultar el hecho de su vida pasada. Extiende sus brazos y le enseña a su madre lo que puede hacer. De sus pequeños dedos salen algunos destellos resplandecientes y aparecen un par de horquillas, adornadas con una perla cada una.

—Lo vez mamá , lo que yo puedo hacer es algo parecido a la magia, pero en realidad son hechizos temporales, algo parecido hice con el collar que le di a papá—

Agachando la cabeza y volviendo a poner una cara triste, Sasha tiene miedo de lo que vayan a hacer sus padres.

En ese momento Miran abraza a su pequeña hija y le da un beso en la frente.

—Gruñón, pasa— refiriéndose a su esposo, le pide que entre a la habitación.

—¿Es lo que estoy pensando?— intrigado pregunta el general.

—Es algo mucho peor, nuestra pequeña fue bendecida por los espíritus y puede crear hechizos. Eso que te pasó en batalla, fue obra de ella, ahora discúlpate.—

Mirando fijamente a Johann, Miran lo atraviesa de una forma devastadora. Ella y sus hijos serían los únicos capaces de hacer caer al gran general Brucks.

—Pequeña, lo lamento. Nunca debí de actuar de esa manera contigo, lo único que hiciste, fue protegerme y a mis hombres. Pero aún así me preocupa que esté amuleto que me diste, sea tan poderoso—

Con el rostro mostrando preocupación y tomando el collar en su mano, le dice a las dos mujeres que más ama.

—No entiendo, ¿a qué te refieres?— pregunta Miran.

—Cuando llegamos a la frontera, todos los que estaban ahí, o ya estaban muertos o muy mal heridos. Cuando toqué el collar y deseé su bienestar, todos los heridos de pronto sanaron milagrosamente. ¿Entienden la gravedad de esto?—

Ahora Sasha entendía a su padre, si esto llegaba a saberse en la capital, era probable que pidieran a Sasha para ellos. Sin embargo ella no estaba dispuesta a aceptarlo.

—Padre, si el emperador diera la orden de llevarme a la capital para que prácticamente me utilicen, ¿dejarías que me lleven?—

Sasha estaba segura que su padre la protegería por sobre todas las cosas, pero aún así necesitaba corroborarlo de boca del general.

—Jamás dejaría que te alejen de mi lado y mucho menos para que te utilicen como algún tipo de arma— algo ofendido, el general respondió.

—«Muy bien, esto me servirá». Padre si en algún momento alguien viene a las tierras de los Brucks, diles que serviremos al imperio como hasta ahora, pero que jamás nos volveremos sus esclavos, sin importar que sea el emperador quien de la orden—

Sasha les decía a sus padres y de sus manos, con los movimientos de sus dedos comenzaron a formarse unos pequeños remolinos.

—Cómo pueden ver, también me dieron el don de controlar el viento— ella muy feliz y con una sonrisa, presumía.

Aún así sus padres no dejaban de preocuparse por el futuro de su pequeña hija.

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