cap 15: Un ser despreciable.

Vamos cariño Mauricio la tomó de la cintura guiándola escaleras arriba.

 la habitación principal estaba retirada de la demás, dos habitaciones cercanas serían utilizadas para el bebé y los futuros hijos de ambos.

En otro extremo estaban las habitaciones de huepedes.

Daniel al no poder conciliar el sueño decidió dar un paseo por la mansión.

Camino por el extremo opuesto de la mansión, pasando cerca de la habitación principal.

Escuchó los gemidos provenientes de la habitación y sintió más envidia de Mauricio él deseaba todo lo que tenía incluyendo a su bella esposa.

Su corazón estaba enfermo de maldad y se estaba obsesionando con Danna.

 Se fue a dormir lleno de impotencia e ira y ya en la habitación despertó a Viviana y tuvo sexo con ella imaginando que era Danna.

Hacía mucho que no la tocaba y Viviana estaba feliz aunque fue bruto con ella.

Los días pasaban y la obsesión enfermiza de Daniel crecía día con día.

Danna lo descubrió más de una ocasión mirándola con lujuria y le aterraba su cercanía.

Se mantenía alerta y no le gustaba estar sola en ningún momento.

Una noche se antojó de helado de pistacho y no había en la heladera.

 Así que Mauricio se levantó y fue por el antojo de su esposa personalmente.

Era el primer antojo y feliz se lo cumpliría.

 Daniel vio cuando Mauricio salió lo siguió hasta constatar que se marchó de la mansión y fue a la habitación de Danna.

Entró con sigilo la vio acostada de lado con un pijama corto de seda que se le subía y dejaba ver el inicio de sus glúteos.

Con solo verla su miembro estaba erecto se relamió los labios observándola.

 Todo estaba a su favor, puesto que todos dormían no había guardias dentro de la casa y las otras habitaciones estaban lejos, tanto que no irían los gritos de alguien.

Se acercó despacio para no alertarla y se subió en ella Dana pensó que era Mauricio.

Regresaste muy pronto amor mío dónde está mi helado le dijo con los ojos cerrados.

Daniel no respondió nada y al Danna no obtener respuesta se alertó.

Daniel besó su cuello, ella abrió sus ojos asustada al sentir una vellosidad rasposa.

No podía ser su esposo, puesto que era lampiño al percatarse que era Daniel por la tenue luz de la lámpara de noche.

Intento defenderse, pero era más grande y fuerte que ella gritó por ayuda pero nadie podía oírla.

 Daniel rompió los tirantes de su blusa dejando sus senos expuestos.

Danna temía por su bebe, luchaba y gritaba SOCORRO, AYÚDENME.

Rogaba ser escuchada por alguien, o que Mauricio llegara a rescatarla.

Por su parte Mauricio llegaba a una farmacia cercana donde vendían helados.

Pidió un pote grande de pistacho y pago.

La vendedora le dijo que traería el cambio, pero él le dijo.

Tranquila quédese con el cambio, subió al auto y el chofer se puso en movimiento.

Mauricio volvía casa feliz por cumplir el primer antojo de Danna, inocente de todo lo que le ocurría.

Acelera no quiero que se derrita el helado.

El chofer aceleró un poco.

Danna aprovecho un descuido de Daniel, quien bajo la guardia al creer que se saldría con la suya, porque Danna había dejado de luchar.

Ella dejó de hacerlo porque temía maltratar a su bebe, erróneamente Daniel creía que disfrutaba sus caricias nada más lejos de la realidad, pues estaba sumamente asqueada.

Danna lloraba asqueada y en momento en que soltó sus manos, tomo un adorno pesado de la mesa de noche y le propino un fuerte golpe en la cabeza.

Daniel al sentir el golpe se tiró a un lado desorientado y adolorido, estaba sangrando bastante.

Danna aprovecho y con un rápido movimiento presiono un botón que tenía en una tobillera en el pie derecho, esta omitía una alarma de peligro y mostraba la ubicación.

Mauricio se la dio luego de sacarla de la casa de Esteban.

Danna se levantó con intención de correr por ayuda, pero Daniel la tomo con fuerza del cabello.

La alarma sonó en el celular de Mauricio quien se preocupó.

Rápido Danna está en peligro.

Llamo con insistencia al jefe de seguridad, pero daba a buzón.

El chofer aceleró a fondo.

Danna gritaba y le suplicaba Daniel que la soltara, que no la lastimara por su bebe.

Daniel le dio una fuerte bofetada y la arrojo a la cama.

Por instintos cruzo las piernas para impedir que la ultrajara.

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