cap 4: Abriendo los ojos.

Me hice de la vista gorda y me tragé mis lágrimas. No voy a quebrarme jamás.

lave la ropa de Esteban, pero esa camisa no por alguna extraña razón no pude lavarla, era como si mi subconsciente me lo impidiera.

La guardé en un baúl que contenía mis objetos más preciados, llámenme masoquista, loca o algo similar, pero ahí guardé el primer indicio de la infidelidad de mi esposo.

Soporté en silencio por mucho tiempo, aguardando la esperanza de que fuera un simple capricho, un desliz sin importancia y mi Esteban volviera a la normalidad, que ilusa fui.

me vestía sexy para él y ni me miraba solo me decia tapate pescarás un resfriado, mi autoestima estaba por los suelos, no me sentía atractiva y comencé a descuidar mi apariencia.

Recibía comentarios desmoralizante de su parte, como si te ves mal, estás más gorda, ya no te arreglas, te ves fea.

Ya no me avisaba que no vendría a cenar, la frialdad se instaló en nuestra recámara y ya ni un beso o un abrazo recibía de su parte.

Mi corazón se estrujaba de dolor, pero permanecí como el payaso con una sonrisa dando amor y felicidad, aunque nadie sabía cómo sufría por dentro.

Veía mi matrimonio de tantos años irse a la basura, me casé muy joven totalmente enamorada e inexperta.

Criada bajo estrictos estándares de como una mujer debe comportarse, pero manteniendo siempre presente quién soy la Duquesa heredera la única Renaldi Windsor l, la que nadie puede pisotear o humillarme, pues hasta quien conmigo se case debe servirme y respetarme.

Creo que me precipité y ahora hasta la confianza había perdido, si mi padre me viera seguro se decepcionaría de mí; como ahora mismo yo lo estoy.

Mi nana se da cuenta y aunque me pregunta si todo está bien, le miento y me miento diciéndole que sí.

Los días pasan volviéndose semana y siento a Esteban más distante, ahora llega con olor a mujer, incluso encontré una caja de fósforos de un hotel en su bolsillo y varios envoltorios vacíos de condones que también guardé.

La muerte de papá y la muerte de su esposa nos unió, nos apoyamos en nuestro dolor y superamos el duelo juntos; así nació el amor entre los dos, me casé con él A los 18 años unos meses después del entierro de papá donde asistí desde lejos por seguridad.

Camila al cumplir la mayoría de edad salió del internado, pero no regresó con su familia con el dinero que le enviaba rentó un apartamento el cual pagué por dos años para que no se preocupara. Camila ganó una beca o eso le hice creer, pero la beca la financiaba desde el bufet Benedetti, ella estudió derecho y se graduó con honores.

Sin graduarse Rubén la contactó como asistente en el bufet para que adquiriera más conocimiento.

Erika siempre me ha dicho Danna y Estefanía me dice mamá, Esteban quiere un hijo varón pero sufro de un de una extraña condición que me dificulta que el óvulo se adhiera a mi útero, me he sometido a varios tratamientos y nada da resultado.

Creo que es una de las razones por las que me es infiel.

Me acostumbré a esta vida a esta seguridad A pesar desapercibida, que tengo miedo a enfrentarme a todo y prefiero aferrarme a esta mentira.

Decidida a salvar mi matrimonio salgo en busca de un consejo de la única persona que me dice la verdad sin rodeos mi hermana del alma Camila.

me visto sencilla y tomo un taxi para ir al hogar de Camila, un departamento hermoso que compró hace poco.

Pagó el taxi y bajo.

El taxista me dice que si me espera, le iba a decir que no, pero asentí aun sin saber por qué.

Ingreso al edificio sin problemas, pues el portero ya me conoce, subo el ascensor y presiono el último piso.

Camino solo hay tres departamentos y el de Camila es el del medio.

Toco un buen rato y nada seguro está tomando un baño pienso, y pongo mi mano en el lector de huella, la puerta se abre e ingreso.

Desde la sala se escuchan gemidos y gritos de placer, me sonrojo y me giro para irme, pero en portafolio de Esteban llama mi atención y veo su celular y las llaves del auto en un lado.

No puede ser, no puede ser cierto camino hacia la habitación esperando que todos sea una mentira.

La puerta está entreabierta y veo a mi supuesta mejor amiga esposada a la cama y a Esteban embistiéndola con desenfreno.

Camila grita de placer como una perra en celo, mientras Esteban le dice te amo mi esclava, córrete nena.

Mi cuerpo no reacciona, siento mucho asco y un dolor insoportable, estoy estática como pegada al suelo mientras mis lágrimas caen como cascada.

El dolor y la traición de dos personas a las que amo.

No sé dónde saqué el valor y les aplaudi bravo, bravo, qué buen espectáculo.

Tomé mi celular y le saqué un par de fotos.

Esteban estaba estático palido mientras que Camila sonreía victoriosa.

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