Bebés

En el ducado Cib, Alicia estaba tejiendo las zapatitos diminutos cuales aún no tenía nombres de sus hijos.

Hugo estaba más que emocionado y a la vez preocupado.

En este momento ya había pasado 7 meses de gestación.

Guillermo dormía en la mansión del ducado junto con Miel y su bebé de dos meses de edad.

Armando es el nombre del bebé.

Los dos habían aceptado quedarse para apoyarme con los gemelos.

Archie estaba más que ansioso que sería hermano mayor.

Todo iba bien hasta que llegó el día.

Camínaba con Miel y de repente sentí que algo iba mal, pero no podía ver abajo de mi.

La gran barriga evitaba que pudiera ver mis tobillos y pies.

Miel se sorprendió y dijo.

"Se le ha roto la fuente, maestra".

Mientras me reía de no poder ver abajo de mi Miel tenía un rostro preocupado y le dijo a una sirvienta que empezó a correr hacia donde estaba Hugo.

Seguía de pie sin moverme y Hugo me tomo en brazos.

"¿De qué te ríes?".

Preguntó sabiendo que estaba riendo y Miel se quedó mirándome preguntándose de sí me reía o estaba en shock.

"Es que sentí que se había roto la fuente, pero al intentar ver mis pies no pude".

Hugo me miró y sonrió.

"Así que pensé que era demasiado gracioso".

Llegamos a nuestra habitación donde Guillermo nos recibió estando todo preparado para cualquier cosa.

"¿Mamá?".

Archie que apareció de pronto al escuchar que estaba empezando a tener los bebés se acercó preocupado.

"Todo estará bien, quédate con papá afuera".

Dije mientras Hugo me acostó en la cama y fue cuando sentí una contracción.

Mi rostro cambió de una sonrisa y fruncí el ceño.

"Ali, ¿quieres que me quede?".

Preguntó al sentir que me estremecía por la contracción.

"Ve a Archie".

Respondí y el volteo a ver al niño de tres años con ojos asustados.

"De acuerdo".

"Estaremos en la sala para que no escuché los gritos, intentaré que se quede con la niñera y subiré".

Hugo me dejó en la cama y me beso en la frente para salir a buscar a su hijo.

"Veamos, recuerde que tiene que relajarse".

Guillermo me reviso y empezó la larga.

Hugo tomo aire y entró a la habita, perodonde se arrodilló a un lado de la cama para tomar mi mano.

Las contracciones eran complicadas, pero mucho tiempo después el primer llanto se escuchó.

"Creí que te daba miedo".

A Hugo le daba miedo que yo gritara de dolor, como una especie de trauma o algo parecido.

Nunca lo culpe que no estuviera cuando Archie nació.

"Me da miedo verte con dolor, pero la última vez me sentí fatal por no estar a tu lado".

"Así que me quedaré esta vez".

Tomándome la mano con cuidado empecé a sentirme de nuevo con contracciones.

Hugo tembló.

"Vamos, tranquilo".

"Aquí estoy".

Dije para calmarlo un poco, aún no era tiempo para pujar totalmente según Guillermo así que Hugo se tranquilizó un poco.

Tiempo después sentí la sensación de pujas más fuerte y Guillermo dio la señal.

Tomé la mano de Hugo y me sentí más tranquila.

Hugo como si no tuviera fuerzas sintió toda la fuerza que implemente para pujar y solo quedó mirando sin saber que más hacer.

Tiempo después el llanto de un bebé se escuchó.

Solo tuve un instante de relajación cuando volví a presionar.

"Vamos Ali".

El susurro de Hugo hizo que sonriera y luchará.

"Al menos sé que tú sufriste al igual que yo sufro".

Dije mientras me relaje de repente.

Pronto el segundo llanto sonó.

Me sentí cansada y agotada.

"Son mellizos".

Miel los envolvió y empezó a acercarse poco a poco con el niño y después con la niña.

Hugo y yo tomamos a los niños y sonreí.

¿Por qué el linaje de los Cib es tan fuerte?.

Los niños tenían el cabello negro.

"Mi Roxana".

Hugo abrazó con tanta ternura a la bebé que tenía en sus brazos.

Había perdido, Hugo había ganado con los nombres de los bebés.

"Randall y Roxana".

Dije mientras los miraba.

Roxana tiene un significado de pequeña estrella resplandeciente.

Randall tiene un significado de escudo.

"Creo que ya sé quién será la consentida de papá".

Murmuré al ver qué la seguía abrazando mientras yo abrazaba a Randy.

Miel asintió estando de acuerdo y Guillermo solo asintió acercándose para revisar mi estado de salud.

"Se encuentra bien, pero aun así tenga".

"Es una opción de recuperación con magia blanca para poder aliviar cualquier problema interno que pueda experimentar".

Asentí con la cabeza, poco sabía de las pociones con ligeros toques de magia blanca, pero los magos blancos de Canek y de otros países parece que les va gustando comercializar la magia blanca.

Tomé la poción que hizo que me sintiera relajada y menos cansada.

Me dio sueño.

"Ten amor, quiero dormir un poco".

Le dije a Hugo que se acercó a mi para verme.

"Me dio sueño".

"¿Estás bien?".

Preocupado se acercó y Guillermo respondió.

"Si, la maestra está bien".

"No te preocupes".

Hugo asintió mientras ahora traía a sus dos hijos y su esposa dormía.

"Aquí estaremos hasta que mamá despierte".

Dijo y se acomodó mejor a lado de Alicia que dormía plácidamente.

Pronto aparecieron las cunas que tenían destinadas y los mamelucos para que los bebés puedan cambiar.

Los zapatitos tejidos llegaron a los pies de cada bebé y sonrió feliz al verlos.

Una vez cuando era más joven pensó que nunca querría hijos, ya que había cuidado de sus hermanos desde que tenía recuerdos.

Pero ahora al tenerlos no se sentía tan mal.

Al contrario, le daría a estos niños y a su esposa todo lo que pudiera.

Son su mundo.

Daría cualquier cosa por ellos.

Al despertar miré a Hugo que estaba despierto mirando a sus bebés.

"¿Cómo te sientes?".

Con la voz más suave que podría decir él se acercó para acariciar mi rostro.

"Me siento bien".

Respondí, me sentía de maravilla.

Esa poción hizo milagros, una poción que toda madre que acaba de dar a luz necesita.

Hugo asintió con una expresión tranquila.

"Guillermo dijo que vendría pronto".

"De acuerdo".

Abrazándome con demasiado cuidado se

"Gracias esposa mía".

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