Preparada.

Afuera, al sol le faltaban varias horas para salir y todo estaba rodeado por una inmensa penumbra, que las lámparas de piedras luminiscentes, no pueden terminar de combatir.

Sentada en una silla, miraba por la ventana y vigilaba la calle. Todo era normal, todo era demasiado normal, y ahí exactamente es donde estaba el problema.

Con mi vista fija, y mis sentidos alerta, estaba pendiente de cualquier cosa que pueda ocurrir, hoy es el día en que supuestamente la bóveda de la abundancia debe arder, y aunque la hora exacta es algo que por más que intenté, no pude recordar, mis deducciones la sitúan pasado la medianoche, y antes del amanecer. Es por eso que debo estar completamente pendiente, sin embargo, mientras yo me mantenía vigilante, una persona daba vueltas en la pequeña habitación que había rentado para vigilar.

Con un ojo pendiente de la calle, y alerta a cualquier ápice de magia profana, me dirigí a Rinabela que parecía que el mundo se le venía encima.

— ¿Por que tan preocupada mi pequeña?

— ¿Y todavía lo pregunta?

Replicó con enojo mientras se tiraba de los cabellos.

— Nunca me dijo que teníamos que salir en la madrugada. ¿Por qué no me reveló una información tan importante?

— Ohh, ¿Aquello era algo tan vital? Cuando te dije que me acompañes en mi excursiones porque necesito un adulto, creí que venía implícito que estás salidas no serían exactamente “legales”.

— Pues no, no veía implícito, recuerde que además de vigilarla, también debo interpretar el papel de su sirvienta personal, y si alguien descubre que no está en su cama, puedo perder mi trabajo.

Riendo, seguí vigilando la calle mientras mantenía un ojo en mi compañera que no dejaba de ver un reloj de bolsillo.

— Su baño siempre está listo a las 8 en punto. Y nadie debe entrar a su habitación antes de esa hora, pero yo tengo que reportarme a las 7 con la jefa de sirvientas. Y si no me presento, me empezarán a buscar, y si envían a otra persona a su habitación para buscarla para su baño…

La pequeña Rinabela seguía tirando de sus cabellos mientras hacía cuentas de cuánto tiempo nos tomaría llegar al castillo, y observaba como cada minuto teníamos menos margen de maniobra. 

Yo solo podía reír al observala, sabía que hay un pasadizo secreto que nos permitirá burlar a la mayoría de la guardia, y reducir el trayecto a menos de la mitad del tiempo que ella propone, pero me lo guardaré por ahora, es muy divertido verla tan preocupada, y ahora que está en este estado, es bastante más habladora.

— ¿Por qué no evitó el incendio desde antes? ¿Era realmente necesario esperar a que esté apunto de volver a ocurrir?

Con media, sonrisa, debido a que esperaba esta pregunta, volví a dirigir toda mi atención a la calle antes de responder.

— Muy simple mi pequeña. No tengo idea de quién es esta gente, dónde encontrarlos, o siquiera si realmente estoy luchando contra un grupo organizando. La forma más rápida de responder a todas estas preguntas, es esperar que dicho evento se desarrolle de la misma manera, y detenerlo en el último momento. Solo así podré descubrir contra quien estoy peleando.

— ¿Y la súcubo? El barón no se quién está siendo controlado por una súcubo, ella debería saber algo. ¿No era más fácil dar con ella desde antes?

— Ohh, ¿Ahora sí me ayudas mi pequeña? Antes tenías que hablar en clave para mencionar a la súcubo.

— Cállese, no la estoy ayudando, me estoy ayudando a mi misma. No puedo perder mi trabajo como su sirvienta personal. Si nos descubren, estoy segura que usted me va a echar la culpa, y no quiero ser despedida.

Riendo, porque tenía parte de razón, le respondí sin rodeos.

— No creo que la súcubo esté involucrada, estoy segura que es una coincidencia muy extraña.

— Está buscando demonios y adoradores de los mismos, y tiene una pista que da con una, ¿Porque no estaría involucrada?

— Muy simple, las súcubos odian a los demonios. En su tierra natal, son tratadas como mascotas en el mejor de los casos o ganado en el peor, todas las súcubos que habitan en el mundo humano son fugitivas de la tierra de los Demonios y por nada del mundo querían que sus antiguos amos las descubran. Muchas solo quieren vidas tranquilas, y otras al descubrir que tienen tanto poder sobre los hombres, de ser esclavas pasaron a ser las amas. Normalmente no tengo nada encontrá de las que viven tranquilas, y las que viven como dominatrix, tampoco me molestan mientras conozcan sus límites.

— Bien… ¿Pero y si la descubrieron? ¿Que tal si fue descubierta y la están chateando con no entregarla a su antiguo amó?

— Ese es un escenario interesante. También lo pensé y es una posibilidad, sin embargo, si solo es un peón descartable, apenas alguien aparezca a importunar, cortaran lazos, y el grupo se ocultara y posiblemente cambien la fecha del atentado. Necesito descubrir qué es lo que planean exactamente. ¿Qué ganan con quemar la bóveda de la abundancia? Está existe como un seguro para lidiar con una posible hambruna, y estás no existieron hasta mucho tiempo después de que yo tomé la corona.

— Quizás querrían agravar las hambrunas que causaría usted.

Con media sonrisa en mis labios, desvíe un momento mi vista para mirar fijamente a Rinabela.

Eso es otra cosa que ya había pensado.

A Punto de responder, ví que Rinabela había hecho una cara extraña, y poco tiempo después, yo también sentí lo mismo que ella había sentido.

— Ya están aquí…

Dije mientras a la distancia en la calle vacía, pude ver una carroza acercarse desde la penumbra.

Contemplado la carreta avanzar, desvíe mi mirada a la bóveda de la abundancia, que pese a ser de madrugada, estaba bien iluminada con grandes antorchas en la entrada, y varios guardias que la vigilaban todo el tiempo. ¿Cómo los burlaron y por qué no sonó ninguna alarma hasta que la bóveda empezó a arder? Esas son preguntas que necesito responder.

— ¿Que vas hacer Rinabela querida?

Pregunté al darme cuenta que ella estaba más preocupada por su reloj.

— Debo volver al castillo… Tengo que reportarme, y quizás podría retrasar la hora de su baño por media hora, pero no más. Me tomará 40 minutos ir, y otros 40 minutos regresar. Así que tiene un máximo de dos horas para comprobar lo que necesita, y como nos tomará otros 40 minutos regresar las dos juntas. Apenas esas dos horas de margen hayan concluido, regresamos al castillo así tenga que arrastrarlas de los cabellos, no me importa si la bóveda se salva o no, pero yo no puedo perder mi empleo.

Riendo, aquello era otra cosa que necesitaba, si estoy luchando contra demonios o magos con magia oscura, lo último que necesito para pasar desapercibida, es tener una ángel a mis espaldas.

— Bien mi pequeña, dos horas son suficientes. ¿Podrías pasarme la bolsa que te pedí que trajeras?

Tomando una bolsa de papel que tenía encima de una mesa, Rinabela examinó el contenido un momento, y la orilla de una máscara sobresalía entre el envoltorio.

— ¿Qué es esto?

— Mi disfraz, sería muy estúpida si me presentará como la princesa Ryana Cardesh. También debo ocultarme de mi familia, y sobre todo de mi padre, que conociéndolo, querrá que le cuente todos los detalles de cómo evite la destrucción de la bóveda de la abundancia. No quiero demasiada atención sobre mí, por lo que lo mejor será que me inventé un pequeño personaje.

Asintiendo, Rinabela me pasó la bolsa, en el mismo instante en que el carruaje entraba en un callejón, y un par de figuras encapuchadas se bajaban del mismo.

Asomándose a la calle, una de las figuras se puso a contemplar la bóveda de la abundancia a lo lejos, demostrando una gran seguridad, y una total ignorancia que ese mismo momento, estaba siendo vigilada.

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