La ejecución 5

El mundo a mi alrededor había perdido el color. Las personas parecían haberse congelado en su sitio, e incluso las aves que sobrevolaban habían quedado suspendidas como si hilos invisibles las mantuvieran fijadas en el cielo.

Yo por mi parte, estaba de rodillas levantando el culo mientras mis manos estaban sujetas, y un arco de madera apretaba mi cuello. Por mucho que me gustaría, esto no era una especie de juego previo, si no una aburrida ejecución en la que yo era la protagonista, y en la que una extraño hombre vestido completamente de negro, que fantaseaba con ser un dios, había interrumpido haciendo uso de una magia desconocida.

Dando un largo suspiro, miré de reojo a la alta figura, y repetí la propuesta que había pasado cerca de media hora en explicarme.

— Bien, entonces. Dentro de dos años más o menos, una especie de "ejército de las sombras" llegará al continente del otro lado del mar, y destruirán todos los reinos hasta que no queden ni las cenizas.

— Así es.

— Y dices que debido a la crisis económica que ocasione, todo el continente está tan agotado de recursos tanto humanos como logísticos, que es imposible que puedan repeler su inminente destrucción.

— En efecto.

— Y que mi querida cuñada, la chica que fue nombrada santa y la única que puede detener a su líder, ha dejado la vida militar de lado, en pos de convertirse en madre y vivir una vida tranquila, debido a que me confundió con la amenaza que fue predestinada a detener.

— En palabras, simples si.

— Y ahora, después de un largo debate entre tus hermanos, han llegado a la conclusión de imponerme la tarea de volver al pasado, y arreglar todas las cosas que arruiné, y preparar al mundo para que pueda defenderse de las sombras.

— Veo que lo han entendido todo.

— Mi amigo dios autonombrado, ¿Has pensado en escribir un libro? Tienes una imaginación fascinante.

Un silencio se hizo entre los dos, y debido a que éramos los dos únicos seres que conservaban el color y el movimiento, al callarnos, el mundo entero hizo silencio.

— ¿Debo suponer que estás en contra de la tarea que se te impone? Me veo en la necesidad de recordarte que no estamos pidiendo tu opinión.

— Técnicamente no estoy en contra de la idea, regresar al pasado es uno de mis más grandes anhelos, pero sé que el viaje en el tiempo es imposible, no existe magia capaz de algo así.

— Es curioso que una mujer tan escéptica, acepte la existencia de la magia sin problemas.

— La magia no es algo sobrenatural, es algo así como una prima política de la ciencia que no suele ir mucho a las reuniones familiares. La magia es la ciencia de alterar la composición de las cosas, y para hacerlo debes conocer el proceso químico que las compone, y los elementos que la forman. Lo que puedes hacer con ella tiene límites bien establecidos, y completamente ajenos a lo fantástico. Entre ellos, retroceder en el tiempo debe ser el principal de todos. Nadie puede volver el tiempo atrás, eso es algo que entra en el terreno de…

— ¿En el terreno de los dioses?

— Si bueno, puedes llamarlo así. Si los dioses existieran, es muy probable que sean capaces de regresar en el tiempo. Sin embargo, como no existen, nada ni nadie puede llevar a cabo una tarea similar.

— Existimos Ryana. Tienes uno delante, y vamos a darte una segunda oportunidad que quizás no mereces, pero eres la única que podría hacer algo con ella.

Con un suspiro cansado, pensando en ya me estaba aburriendo de permanecer en esta posición. Decidí seguirle el juego.

— Bien, digamos por un momento en que creo en tus palabras. ¿Puedes contestar un par de preguntas?

— Está bien, te permito este interrogatorio.

— Muy bien, ¿Porque no devuelven al pasado a la pequeña Yen? Ella es la santa después de todo. ¿No será más efectivo que esa chica tenga más tiempo para prepararse, a pedirle a una conocida villana que vaya en contra de su naturaleza?

— Ella ama demasiado a la criatura que crece en su vientre como para elegir dejar todo atrás y regresar a su niñez. Si le damos a elegir entre su vástago y la humanidad, es posible que elija lo primero alegando que puede salvar el mundo en el tiempo que le queda. Sin embargo, es una misión imposible, este continente está demasiado cansado, y sus recursos muy explotados. En escasos dos años, nadie podría preparar una defensa adecuada, y aunque volviera al pasado, aún tendría que lidiar contigo, que eres tanto o más perversa que el Rey de las sombras.

— Bueno, suena lógico. Si esa chica viniera a mí pidiendo ayuda para detener un ejército de sombras que viene más allá del mar, lo más probable es que la encerraría al creer que ha enloquecido. Cómo sea, supongo que quieren que mi hermanito suba al trono, bien, no tengo problemas, si me dejan ser la reina otra vez, supongo qué...

— No, tu debes subir al trono.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Porque así lo decidimos.

— Pero es una decisión estúpida, soy una completa adicta al poder. Si vuelvo a ser reina, no estaré satisfecha hasta volver a ser emperatriz. ¿Que razón tienen para forzarme la corona? ¿quién es tan estúpido como para dejarle las llaves de la licorería al borracho del pueblo?

— ¿Tanto desconfías de ti misma como para repetir tus mismos errores?

— ¿Es que acaso ustedes si confían en mí?

— En lo más mínimo.

— ¿Y entonces?

— Debes ser la reina y punto final, no nos importa si creas un imperio de nuevo, mientras no sea como el anterior no tenemos problema.

Suspirando, sabiendo que había algo que me estaban ocultando, solo seguí con mis preguntas.

— Está bien, esta bien, seré la reina. Ahora, aunque sigo sin creer una sola palabra, en el caso completamente hipotético de que aceptara volver al pasado…

— No estamos pidiendo tu opinión, tenemos métodos para obligarte.

— En el caso hipotético de que aceptará, porque tengo demasiadas maneras de negarme y arruinar sus preciosos planes. ¿Harían algo con esta molesta maldición?

— No, la maldición se queda.

Por primera vez en la conversación, levanté la voz y me pareció ser víctima de un abusó.

— ¿Qué? ¿Pero cuál es el motivo? Les estaría haciendo un enorme favor, ¿Y así me lo pagan? Además, aún insisto que no hice nada para recibir ese castigo.

— Profanaste un sagrado templo con viles actos carnales.

— Ya, pero todavía no he visto un solo párrafo de las sagradas escrituras que diga que eso es un delito. Las he leído en todas las traducciones que se le han hecho a lo largo de la historia, y todavía no he encontrado una parte que diga "No recibirás placer de parte de…"

— Estaba implícito.

— Ahhh claro, "implícito". Decir que una regla era implícita es la forma más fácil de achacar culpas a un inocente. O estableces tus reglas debidamente, o no te quejes cuando alguien hace algo que no te gusta y quieres castigarlo de manera injusta.

En esta ocasión, fue el turno de la alta figura negra para suspirar. Y llevando una mano a su cara declaró con voz cansada.

— El dolor será leve e intermitente, también se expandirá con mucha mayor lentitud. Pero si sigues cometiendo blasfemias y actos reprobables, no dudes en que la mancha crecerá hasta ser capaz de cubrir todo tu cuerpo.

— Define "actos reprobables" me niego a aceptar que llevar una activa vida sexual sea un tabú, y esa costumbre de no tener relaciones fuera del matrimonio ha traído más problemas familiares que los que ha evitado.

— No mates de hambre a tu pueblo, no conquistes una nación por sus recursos, no secuestres personas porque te gustaron, y aléjate a un kilómetro de cualquier templo. ¿Suficiente?

— Muchas cosas siguen siendo muy ambiguas, y claramente podría explotar los huecos de un contrato tan pobre, pero bueno, como solo estamos hablando de un escenario hipotético, puedo entender lo que quieres decir con "actos reprobables".

Una vez más, hubo un silencio en que el dios autonombrado permaneció estoico hasta finalmente declarar.

— Si cumples con la tarea que te hemos encomendado, retiraremos la maldición. Pero si intentas escapar de tus obligaciones, el dolor que has sentido ahora será solo una minúscula fracción del destino que te tenemos preparado. Te daremos una segunda oportunidad. Algo que muchos anhelan, úsala para bien, redime tus actos, y busca el perdón de tus seres queridos. Más gente de la que mereces te aprecia, y les duele verte en esta situación, mucho más de lo que te duele a tí.

Suspirando. Baje la mirada y mi voz se volvió melancólica.

— Eso me gustaría. Que no daría por tener otra oportunidad y así no dañar a mis seres queridos. Dije estar sola, pero se que ahí afuera aún hay gente que ama de verdad, pero tenía demasiada vergüenza de presentarme frente a ellos después de todo lo que había hecho. Pero te digo mi señor dios autonombrado, nadie puede regresar el tiempo. Y solo puedo morir, sabiendo que nunca podré corregir mis errores.

— Puedes pensar lo que te plazca. Tu destino está marcado, y tu tarea ha sido impuesta.

La alta figura dio media vuelta, y se alejó caminando entre la multitud. Y poco a poco, el mundo volvió a recuperar el color, el sonido regresó mientras la gente empezaba a moverse una vez más. Cerrando los ojos, el sonido de la guillotina volvió a zumbar en mis oídos, y un frío dolor atravesó mi cuello.

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