La ejecución 4

Volviendo a sentirme consentida, me interesó un poco la historia de mi pajarillo, por lo que seguí hablando con él.

— Así que 24 años ehh, tienes la misma edad que mi hermano. ¿En qué mes naciste? Si no es mucha indiscreción.

— Febrero…

Dijo sin mucha energía en su voz.

— ¿De verdad? Mi hermanito Reggan nació en abril, eres unos meses mayor que él, nadie lo adivinara con solo verlos uno al lado del otro.

Con un pequeño gruñido, me imaginé que mi pajarillo había hecho otro puchero. Tentando mi suerte para en pos de molestarlo un poquito. Continúe hablando de su edad, y lo poco que lo aparentaba.

— Sabes, yo estoy por cumplir 29. Aunque bueno, eso ya deberías saberlo porque esa era una fecha de carnavales y fiestas. Y siempre fui muy alta para mi edad, a mis 13 años, ya era tan alta como algunos de mis tutores, y solo era superada por los altos caballeros, y mi instructor de esgrima.

— Yo siempre soy el más pequeño haya donde vaya, incluso niños de la mitad de mi edad me llegan con facilidad a la altura de mis ojos.

— Eres muy… "guapo" mi pajarillo. Si hubieras estado en mi presencia hace un par de años, hubiera cuidado muy bien de tí durante noches enteras.

— ¿Ehh? ¿Cuidado porque? ¿Cuando estuviera enfermo o algo?

— Ay bendita inocencia. Nunca la pierdas mi pajarillo.

Con una expresión desconcertada, el pequeño Lucca continuó acariciando mi cabeza, y no pude evitar hacerme la pregunta de porqué estaba haciendo esto por mi.

— Pajarillo… digo Lucca ¿Porque haces esto? Soy una mujer terrible, ¿lo sabes verdad? Soy por mucho la mayor criminal que hay en esta cárcel, y debe ser casi imposible contabilizar cuánta gente mate directa e indirectamente. No soy una buena persona.

El permaneciendo callado un minuto, y mi pajarillo no parecía saber qué contestar, pero finalmente dijo lo siguiente.

— No lo sé. Simplemente se veía muy sola, y creo que nadie debería morir en tal soledad.

Una vez más, sentí un extraño líquido caliente inundar mis ojos, y a la distancia, escuche los pesados pasos de dos personas en armadura.

— Mi hora está muy cerca.

Dije sin hablar con nadie en realidad, simplemente recalcando lo obvio.

Mi pajarillo permaneció callado, y recordando algo en el último momento, decidí hacerle un pequeño regalo por sus cuidados.

— Mi pajarillo. ¿Has estado en ciudad Puerto? De haberlo hecho debes saber que desde el astillero donde amarran los grandes buques mercantes, se puede ver un pequeño islote muy a la distancia. Cuando tengas la oportunidad ve ahí, debajo dos palmeras que crecen en forma de V, enteré un cofre lleno a rebosar de barras de oro y joyas preciosas. Era mi fondo secreto para escapar con algunos acompañantes cuando las cosas se pusieran difíciles, pero me quedé sola y la fuga perdió el sentido. Puedes quedartelo y darte una vida de Rey, o puedes devolverlo a corona y dar una bocanada de aire a la apretada situación económica en la que se vive. Estoy segura que mi hermano te dará una pequeña recompensa por tus servicios, e incluso puede que te deje trabajar en la corte si se lo pides. La decisión es tuya, pero no sé lo digas a nadie que no sea de tu absoluta confianza, la idea de un tesoro tan grande puede sacar lo peor de las personas, y no podría irme a la tumba tranquila sabiendo que una chico tan amable fue asesinado por confiar el secreto a la persona equivocada.

Asintiendo. Mi pajarillo entendió el peso de mis palabras.

— No se preocupe, se la persona perfecta a quien contarlo. Ella me ayudará a llegar con el Rey para informarle sobre la ubicación del tesoro.

Riendo, y viendo que mi pajarillo era lindo hasta el final, no pude evitar soltar una última frase para que me recuerde.

— Venga pajarillo, no seas aburrido. ¿No prefieres una vida de excesos rodeado de mujeres hermosas? Solo tenemos una vida y no tiene nada de malo disfrutar de ella hasta el final.

Mi pajarillo hizo un puchero final, mostrándose ofendido por mi comentario, a lo que yo reí ligeramente mientras a mi puerta llegaban los caballeros reales.

— Estoy lista muchachos. Les prometí que no ofrecería resistencia y voy a cumplirlo.

Mirando en dirección a la puerta, vi que habían venido rojita y dorado a buscarme. Dorado estaba sosteniendo unas pesadas esposas, pero rojita tenía una expresión extraña en su mirada, y veía fijamente a mi pajarillo como si lo estuviera regañando.

Doliendo me en el alma, me levanté de mi mullida almohada, y caminé en dirección a los caballeros con las manos frente a mí, presentando las muñecas.

Con un pesado "click" unos pesados grilletes habían aprisionado mis manos, y empecé a caminar junto a la pareja con una sonrisa en mis labios.

— ¿No me van a desnudar? Cuando me encarcelaron, me hicieron caminar desnuda desde el palacio hasta las mazmorras mientras el pueblo me arrojaba piedras. Estaba convencida de que iban a volver a hacerlo.

— No es una mala idea.

Dijo la caballero de rojo con tono cortante.

— Pero el Rey está en contra y no podemos ir contra sus órdenes.

Con una risa ligera, me dije que debía hacer una pequeña broma para aliviar la tensión.

— Está en contra del exhibicionismo, siempre supe que era un poco mojigato.

Sin reírse de mi comentario, la mujer caballero se quejo.

— ¿Puedes tomarte en serio algo por una vez? El Rey ha tenido más consideraciones de las que te mereces. Si fuera mi decisión, u opinión popular del pueblo. Morirías quemada en una hoguera sintiendo como las llamas devoran tu carné.

— Que bueno que no es tu decisión. Matarme en una hoguera sólo sería desperdiciar leña. El fuego no podría darme más miedo que un gatito diminuto.

Unos minutos después, caminamos hasta salir de la mazmorra, y pude ver el sol por primera vez en meses. Llevándome una mano para cubrir mis ojos, me quejé y me dije que prefería volver a la oscuridad. ¿El sol siempre fue así de brillante? ¿O lo hace solo por molestarme?

Un gran número de abucheos empezaron a escucharse a mi alrededor, y sin tomarles importancia continúe caminando con la cabeza baja para protegerme del apabullante sol.

En unos minutos llegamos al cadalso donde mi hermano estaba pié junto a una guillotina, justo en el momento en que la hoja caía y cortaba de manera bastante limpia una gran calabaza.

Pensando en que de todas, la guillotina era la muerte más rápida e indolora, sonreí y me puse de pie en medio del cadalso a recibir los insultos y las maldiciones de la gente.

Después de limpiar la hoja, me colocaron en posición, mientras mi hermano daba un largo discurso al que deje de prestar atención después del primer minuto.

Es un día laborable hermanito, ¿De verdad les vas a robar su mañana a esta buena gente?

El largo discurso de mi hermano finalmente parecía haber llegado a su fin, y con una señal, el verdugo tiro de la palanca para hacer caer la cuchilla.

Cerrando los ojos, escuché como el filo cortaba limpiamente el aire.

Mi fin estaba cerca, pronto todo terminaría, sin embargo, de la nada se hizo el silenció…

No solo de la guillotina, si no de toda la multitud en general, y abriendo los ojos, vi que el mundo había perdido color, y la gente se había detenido como si se hubiera congelado.

Dando un largo suspiro, a lo lejos vi una imposiblemente alta figura vestida de negro acercarse desde el fondo de la multitud, y no pude evitar negar con la cabeza y expresar mi fastidió.

— Aquí vamos de nuevo…

La figura se acercaba a mí con paso lento, y si la miraba detenidamente, parecía pasar a través de las personas como si fuera incorpóreo, sin ningún problema, se subió a lo alto del cadalso como quien sube un escalón, y cuando lo tuve suficientemente cerca, dije en voz alta.

— Tantas personas devotas pasan su vida entera queriendo recibir una señal divina, y a mí, una atea declarará, es la tercera vez que un "dios" me visita.

— ¿Finalmente estás dispuesta a aceptar mi posición como un dios?

Respondió la figura que claramente no era un Dios.

— En absoluto, sigo pensando que eres un mago de un increíble poder, que en su búsqueda de conocimiento, perdió la cabeza y ahora se denomina a sí mismo "dios".

— Solo una necia se negaría a aceptar aquello que ocurre frente a sus ojos.

— Ya, pero solo una imbécil atribuiría lo divino o lo sobrenatural a algo fácilmente explicable. Las hojas caen de los árboles todo el tiempo por una función natural, no porque pequeñas hadas las hagan caer en sus juegos, como dicta la creencia popular. De hecho, he conocido un par de hadas en mi vida y encuentran bastante ofensivo que les echen la culpa de la caída de las hojas.

— Me resulta hilarante que las llames hadas y no "insectos humanoides que vuelan".

— Oye, creo firmemente que son una especie bastante rara de insecto, y una capacidad difícil de explicar les permite levitar sin batir sus minúsculas alas que claramente serían incapaces de contener su peso. Pero si ellas se determinan "hadas", como tú te determinas "dios" no soy quien para discutir, más que por otra cosa, porque no ganaría nada en convencerlos de lo contrario, pero por la misma lógica, tampoco me pidan que participe en sus fantasías.

Quedándose callado, el supuesto dios negó con la cabeza, y para terminar esta farsa y que me ejecuten de una buena vez, que hasta para morirme me dejen esperando, pregunte directamente que quería de mí.

— Bueno, dígame señor Berfome, el gran y poderoso dios de la justicia. ¿Qué necesita su divinidad de una simple e insignificante mortal?

— He venido para ofrecerte un trato.

— Me rehusó.

Declaré tajante sin dejarlo continuar. Cada vez que veía a este supuesto "Dios" un maremoto de problemas caía sobre mi, y no estaba de humor para pasar por ellos.

— ¿Qué me dirías si te dijera que puedo darte una nueva vida?

— Te diría que mientes, pero como tampoco tengo nada mejor que hacer, más que literalmente morir, tienes mi atención.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***