Propuesta

Tenía una gafas de sol, si para ser honesta es un atractivo y el aura que desprende, es abrumadora, llegué frente a él.

-Sr Dominic-

-Solo Dominic- se movió y abrió la puerta del copiloto y me hizo una seña para que subiera.

Entre al auto, cerro la puerta y lo rodeo, subió y arranco a la primera, no sabía si decir algo a mantenerme cayada.

-Que tal tu día- me preguntó sin quitar la vista del camino.

-Bien gracias, solo clases algunas aburridas y otras interesantes, el de usted que tal-

-Háblame de tú-

-Ok, ¿qué tal tu día?- mis manos sudaban tanto que juro que podría dejar la marca sobre mis jeans, no podía dejar las manos quietas, estaba jugando con el llavero de mi mochila.

-Bien, solo puro trabajo, lo vi mirar de reojo mis manos y sin esperarlo puso su mano sobre las mías, me quedé como piedra, el calor de su mano recorrió mi cuerpo, una descarga eléctrica extraña.

Casi de inmediato retiro su mano, se aclaró la garganta y siguió manejando sin decir nada más, juro que en el coche lo único que se escuchaba era el sonido de mi corazón.

Llegamos a mi trabajo, se bajó a abrir la puerta y salí del coche.

-Muchas gracias por el aventón-

-Vendré de nuevo hoy nos vemos más tarde-

-No es necesario-

-No estoy preguntando-

-Pero de verdad-

-Nos vemos más tarde- se giró sin decir más y subió al coche.

Decidí enfocarme en el trabajo y poder olvidar todo de este hombre extraño, pero cuando se dio la hora me llamaron a su privado.

Respiré tantas veces antes de entrar, no estaba su asistente, solo el en su sofá, le dejé un plato con fruta y me diriji a mi lugar después de saludar.

Siéntate aquí por favor- Lo dudé un momento pero accedí.

-Galilea, cuéntame de ti, quiero saber-

-Creo que ya lo sabe todo Sr-

-No seas tan formal- dijo tomando un trago de su bebida.

-Lo siento-

-No te disculpes-

-Lo siento, Ok, perdón- agache la cabeza, mi cara me ardía, este hombre me impone y el aura dominante y fría que exuda me da miedo.

-Tienes novio- moví la cabeza en respuesta.

-Habla-

-No, no tengo-

-Pretendientes-

-No-

-Que más haces partes de estudiar y trabajar-

-Nada, no tengo mucho tiempo libre-

-¿Con quién vives?- aunque supongo que ya lo sabe, no entiendo para que me lo pregunta.

-Con mi abuela materna-

-¿tus padres?-

-Murieron cuando yo era pequeña- termino el contenido de su vaso, me levanté para traerle uno nuevo, pero me tomo de la mano.

-Sientate- obedecer y se me quedó viendo fijamente por un largo tiempo, no decía nada más, desvíe mi mirada y agache la cabeza.

-Galilea necesito una esposa y tú me interesas para ese puesto- sus palabras me dejaron completamente en blanco, juro que la sangre abandono mi cuerpo, así como mis fuerzas.

-Para obtener el imperio de mi familia necesito casarme-

-¿pero por qué no se casó antes y porque yo?- mi boca tenía vida propia.

-No tenía ningún interés en hacerlo y tú porque eres una buena candidata, no será un matrimonio tradicional, no necesito herederos, solo debo cubrir el requisito-

Creo que mi cerebro se estropeó y estoy teniendo un mal sueño, tal vez no he despertado y todo el día de hoy solo lo imaginé, mi cara a de estar tan desencajada.

Se levantó y fue a servirse más alcohol, yo seguí sentada perdida en mis pensamientos, no me di cuenta de que me estaba pellizcando la mano, hasta que él las separó.

Su toque fue fugas, pero lo suficiente como para hacerme sentir extraña.

-No me des una respuesta, no pienso obligarte, solo piénsalo y me dices mañana- termino el contenido del vaso de un trago, saco un sobre de su chaqueta y lo dejo frente a mi en la mesita, salió del privado sin decir nada.

A partir de ahí trabaje como un punto muerto, mi cuerpo sabía que hacer, pero mi cerebro estaba hecho un lío, para cuando termine el segundo turno, tenía miedo o ansiedad no lo sé, de salir y verlo ahí para o ver su coche, pero para mi suerte no estaba, tome el autobús a mi casa, la cabeza me comenzó a doler de pesar lo que había dicho aquel hombre.

Después del bajo me acosté a dormir o a tratar de dormir, en la mañana tendría que platicar esto con Daniela.

Cuando llegue a la UNI Daniela ya me esperaba con unos vasos de café en una de las mesas de jardín, que hay en el jardín trasero de la escuela.

-Cuéntame todo, a dónde te llevo, que te dijo, sin omitir ningún detalle-

-Solo me llevo al trabajo y se fue-

-¿Cómo crees amiga? No te invito a comer-

-No, me dejó en el trabajo y se fue, regreso a su privado a la misma hora y llevaba aún traje y todo fue casi igual-

-¿casi igual?-

-Si, me pidió que me sentará en la sala con el y comenzó a preguntarme algunas cosas-

-¿cómo que cosas?

-Si tengo novio y sobre mi familia, pero luego...-

-¿Luego que? No hagas esas pausas dramáticas por el amor de Dios-

-Me dijo que necesita casarse y quiere que me case con él-

-¡Pero qué carajos!- grito Daniela y algunos qué están a los alrededores nos miraron.

-Dani no grites por favor- mi cara se puso como tomate.

-Amiga como no quieres que grite, Por Dios ese monumento de hombre tallado por los mismísimos Dioses, te pidió que te casarás con él- volvió a soltar un grito entre chillidos agudos y pequeños aplausos.

-¿que más te dijo? ¿como te lo propuso?- tomo mis manos en busca de un anillo

-Controlate quieres- quite mis manos de su agarré.

-Ya dime-

-Dice que lo necesita para lo de su herencia y que soy la mejor candidata, no será un matrimonio tradicional, no quiere hijos, es solo para cubrir el requisito- sus ojos se abrieron como platos y su boca casi cae al suelo.

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