En el refugio, los pasillos resonaban con el eco de mis pasos, cada uno marcando el ritmo de mis pensamientos agitados. La conversación con Aaron y Chris había sido como una tormenta en mi mente, dejándome con más preguntas que respuestas. Necesitaba tiempo para procesarlo todo, para entender cómo mis poderes sellados podrían ser la clave para salvar a mi madre y, quizás, poner fin a la catástrofe que se avecinaba.
Aquí tienes el texto con la descripción física de Escorpio añadida:
Mientras caminaba, sumida en mis reflexiones, mis ojos se posaron en Aaron. Estaba hablando con una chica de belleza magnética, quien acariciaba su rostro con una delicadeza que parecía casi teatral. La chica tenía el cabello largo, rojo oscuro y liso, que caía sobre sus hombros como una cascada. Sus ojos eran intensos, de un color oscuro que parecía leer el alma, y sus labios estaban pintados de un tono profundo que resaltaba su expresión enigmática. Su piel era clara y su postura, elegante y segura, irradiaba una energía poderosa y misteriosa. Quise apartar la mirada, pero el contacto visual fue inevitable. Aaron se acercó con una sonrisa amable.
—Lea, ¿cómo te encuentras? —preguntó.
Titubeé un momento antes de responder.
—Estoy bien, gracias
logré decir con una voz más firme de lo que sentía.
La chica se acercó, agarrando a Aaron del brazo con una familiaridad que me hizo fruncir el ceño.
—Tú debes ser Lea
dijo, escaneándome de arriba abajo
—Un placer, soy Elena y soy la nov...
Su presentación fue interrumpida abruptamente por Aaron, quien retiró su brazo con una suavidad casi ensayada.
—Te presento a Elena representa al signo Escorpio y su habilidad es la Manipulación de las Sombras y la Oscuridad. También puede detectar mentiras y secretos, una especie de 'verdad interior' —explicó Aaron.
—Un gusto, Elena —respondí, intentando mantener la compostura.
Elena me miró primero, luego desvió su atención hacia Aarón, y susurró con una suavidad que contrastaba con la intensidad de sus palabras,
—Ya veo, así que es esto...
Luego, frunció el ceño y clavó su mirada en mí, sus ojos destilando una mezcla de enojo y confusión. Aarón, por su parte, pareció ignorar su reacción, manteniendo una calma imperturbable.
Con una voz firme, pero serena, Aarón dijo,
—Enséñale Elena
Sus palabras eran simples, pero en ellas se intuía una profundidad que iba más allá de una simple instrucción.
Decidida a demostrar su poder, Elena extendió sus manos. Las sombras del pasillo parecían obedecer su llamado, retorciéndose y bailando alrededor de sus dedos como serpientes oscuras. Con un movimiento elegante, dirigió una de estas sombras hacia mí.
Pero algo inesperado ocurrió. Al acercarse, la sombra se disipó como si encontrara una barrera invisible, y Elena retrocedió con un grito ahogado, llevándose una mano al pecho, como si hubiera tocado un hierro al rojo vivo.
—¿Estás bien? —preguntó Aarón con preocupación.
Elena asintió, aún con el rostro contraído por el dolor.
—Lo siento, yo... —comencé, pero las miradas de Elena me hicieron reconsiderarlo.
Aarón intentó detenerme, pero decidí que era mejor retirarme. Me disculpé rápidamente y me encaminé hacia mi habitación, dejando atrás el pasillo y sus misterios aún sin resolver.
Al entrar en mi habitación, Orión, se encontraba enrollado encima de mi cama. Aparentemente, tomaba una siesta, pero al sentir mi presencia, se levantó rápidamente.
- ¿Qué tal tu día? - preguntó.
- Abrumador - contesté, suspirando.
- Descuida, estarás bien - me tranquilizó.
- ¿Y si no lo hago? ¿Y si lo arruino todo? ¿Y si no sé controlarlos?
Orión contestó suavemente
- Todo lo que dices son suposiciones, nada más. No hay manera de saber...
- hizo una pausa y luego añadió - Recuerda, Lea, que el miedo es como una sombra; puede parecer grande y amenazador, pero no tiene sustancia real. Enfrenta tus temores con la cabeza en alto, y verás cómo se disipan.
Tomando sus palabras en cuenta, me recosté boca arriba en la cama junto a Orión y decidí tomar una siesta. En medio de mi sueño, vi a un ser ancestral cuyos ojos brillantes me erizaban la piel de terror.
- Así que eres tú
dijo por fin.
- Lea Williams Miller, te pareces a tu padre.
- ¿Conoces a mi padre?¿Quién eres tú? - pregunté, confundida.
La entidad rió elocuentemente.
- Lo descubrirás muy pronto.
- ¡Lea! ¡Lea! ¡Despierta, despierta!
Abrí los ojos, confundida y asustada.
- ¿Qué pasa, Orión?
- ¿A dónde fuiste?
- ¿Qué dices? Estaba aquí contigo.
- Sí, pero tu espíritu no estaba aquí.
Le conte mi sueño y le describí al ser ancestral.
- ¡¿Qué?! - exclamó Orión, alarmado.
- ¿Qué ocurre?
Mi gato abrió sus ojos como platos y note como su pelaje se erizaba y su cuerpo se tensaba
- Es... es Galaxia, pero... cómo es que... - titubeó Orión.
- Debemos ir con Isis lo antes posible. Buscaré a tu hermano.
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Comments
Julia Villanueva
me ha gustado mucho
2024-02-14
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