CAPÍTULO 13

— Eso no es verdad, apenas lo conozco, asique no le preste atención, a esos rumores.

Ella se quedó dudosa, pero no me importaba en realidad, lo que los demás pensarán, mi vida es muy difícil y puede que sea corta, como para prestarle atención a esa cosas.

— ¿Quieres salir de compras?

— ¿Eh?

Como fue que cambio esta chica tan rápido de opinión, la adolescencia, estoy en este periodo de mi vida, pero siento que ya he vivido miles de años, me han pasado tantas cosas que me siento una anciana que apenas va a cumplir 17 años en unos pocos días.

— Está bien, nos vemos tengo que ir a clase.

Le dije que si, para salir del paso, total, también quería conocer un poco la ciudad, y la abuela trabaja los días de semana, me gustaría ver algo nuevo antes de llegar a casa.

Tomé mis clases, luego fui a la cafetería, comí con los chicos, en cuanto a Dimitri y sus séquito, ninguno fueron al instituto hoy, me resulta un poco extraño, que ninguno de ellos viniera hoy, tres días en el instituto y caos en todas partes, ese idiota, me señaló como su propiedad y todos murmuran sobre eso, jajaja, creo que estoy viviendo en un universo paralelo o algo así.

Después del almuerzo, en el cual hable poco, y que Tina y Emily estaban hablando de ropa y compras, Robert me hizo conversación, pero solo dos o tres preguntas que no tenían ni sentido, parecía que estaba molesto por algo, a mi tampoco me importaba mucho en realidad, me fui a mi siguiente clase, tomé mi medicamento a la hora que tenía que hacer, luego que salí de clases, me fui al estacionamiento, hay me estaba esperando Tina, que se iría conmigo a la ciudad, mientras que Emily iría con Robert, yo los seguía a ellos, todo el camino.

— ¿Te gusta Robert?

Inesperadamente me pregunto Tina en el camino, ¡Oh!, por eso ella, quizá ir conmigo a la ciudad, es para preguntarme tontería.

— No, para nada, ¿por qué?

— En realidad él me gusta, pero he notado que a él le gustas tú, entonces, quería saber si a ti también, si a ti él te gusta entonces yo me haría a un lado.

Chica no te haz dado cuenta que no me interesa, de verdad, tenias que confirmarlo, ¿por qué no se le confianza ella?, ¿qué haces?, esperar y hacerte a un lado, se nota que eres joven y piensas que la vida es eterna, si fuera yo, no hiciera nada de eso, ni esperar, ni hacerme a un lado.

— Te daré un consejo, ya que veo que estas haciendo las cosas mal, no esperes, y no te apartes, confianzate, y si a él no le agradas, búscate otro, por qué mientras estas esperando, la vida pasa enfrente de tus ojos, y el tiempo que despedicias esperando por alguien que no sabes si te va a corresponder, puedes crear recuerdos inolvidable con alguien a quien le gustes.

En lo que daba mis charla de quiere a ti misma, llegamos al centro, nos estacionamiento, en cerca de una plaza comercial, a la que no había venido, salí de la caminota y miré hacia el edificio, Plaza Comercial Taylor, ni me sorprende, entramos todos juntos, visitamos la tienda de ropa, Emily y Tina se midieron cosas, y luego compraron otras, de hay fuimos a comernos un helado, y a dar un pase por la calle.

Entramos a una tienda de antigüedades, donde Robert había mandado arreglar un reloj y lo quería pasar a recoger, al lado, había una tienda de santería muy particular, entonces Tina dijo,

— Entremos, una compañera me dijo que está señora, lee la suerte, vamos, ¿si?

Yo no tenía particular deseo en entrar, pero ya que todos estaban de acuerdo que más da, tomamos un turno, yo me quedé de último, la consulta era solo 10 dolares, después que todos entraron y salieron pensativos y confusos, me tocó a mi.

Entre el lugar era muy particular, muchas cosas antiguas, una mesa, y una mujer joven sentada en ella, pensaba que era una señora mayor, me senté en la silla, ella me miró de una forma extraña.

— ¿Tienes alguna pregunta?

— No, solo dígame lo que ve, en realidad no creo que halla mucho que ver.

Me hizo una señal para qué cortara las cartas, las corte, luego me pidió que sacara cuatro cartas, las volteó, suspiro, y comenzó  a decirme.

— En una de tus vidas pasadas fuiste atada a una maldición, por eso en cada vida que haz vivido has muerto joven.

— ¿Una maldición?

Con razón todos salieron pensativos, si está mujer le dijo lo mismos a los demás, es lógico darle cabeza a palabras como estas.

— Te veras entre la vida y la muerte muchas veces en estas vida, pero si sigue al hombre de pelo oscuro y te abrazas a él nada te va a pasar, sin embargo, si te niegas e intentas huir de su destino en común, vas a perder la vida.

¿Qué cosa?, hombre de pelo oscuro, destino en común, si huyó muero, que ella quiere decir, que si me voy de esta ciudad me voy a morir, ¿no me voy a morir de cualquier forma?

— Ahora si me gustaría preguntar algo, ¿puedo?

— Adelante, saca una carta más y haz tu pregunta.

Saque la carta con la pregunta en mi mente, luego que estaba sobre la mesa, hice la pregunta.

— ¿Por qué ese tipo me quiere a mi?

Ella volteó la carta, y me dijo de inmediato.

— Están unidos por el destino.

No se si creer todo esto, o simplemente ignorarlo, pero ya está demostrado que en esta ciudad pasan cosas, muchas cosas, me pare de la mesa, di la vuelta, pero antes de salir por la puerta la mujer me dijo.

— Ten en cuenta mis palabras, muchas cosas y personas depende de ti, aunque no lo creas ni lo sepas, el destino de muchos está en tus manos.

Salí, los chicos me estaban esperando, nos separamos en ese lugar, Robert llevaría a Emily y Tina a sus casas, yo me subí a mi camioneta y me dirigí a casa también, que locura, como es que de mi depende el destino de muchos, si apenas puedo con mi propio destinó, iba llegando al mismo punto donde sucedió el evento con Dimitri y su novia la loca, pasé sin problemas por el lugar, pero un poco más adelante, un hombre se me atravesó en el camino, por suerte puede parar a tiempo sino lo hubiera golpeado.

Era un hombre adulto, se parecía mucho a papá a decir verdad, me quedé mirando y el a mi, mi teléfono sonó y quite mi vista por un segundo, cuando volví a mirar el hombre había desaparecido, tomé la llamada, era mi abuela.

— Hola,

— ¿Dónde estás?, ¿ya está por oscurecer?

— Ya estoy llegando, abuela.

— Bueno.

Me colgó, yo miré al mi alrededor y era como si se hubiera desvanecido en el aire, encendí la camioneta y seguí mi camino a casa, ¡Dios!, acá paso que doy cosas muy extrañas me suceden.

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