Capítulo XVI

Por la tarde, Zachary se encontraba en la pastelería favorita de Tanya. Llevaba un ramo de margaritas para Victoria y azucenas blancas para Tanya. 

Cada tres minutos, el chico observaba con nervios su reloj de mano, mientras movía su pierna con impaciencia. 

—¿Zachary? —Arthur llegó hasta él, con el pequeño Pavel en sus brazos. 

—Hola Arthur.

—Es extraño encontrarte aquí. 

—Eh, bueno... 

—Zachary, qué sorpresa.—Dijo Victoria, en un tono árido. —¿Y esas flores?. 

—Estas son para ti. —El chico le hizo entrega del ramo de margaritas. 

—Son muy bonitas, gracias. ¿Pero?. —Victoria detuvo su pregunta, en el momento en el que Tanya, apareció aun lado de ella con una enorme sonrisa. 

—Vika, hay algo que debemos contarte.

La expresión de Victoria en ese momento, no era precisamente de sorpresa. 

—Los escucho. 

Zachary se acercó a Tanya, y miró a su chica con una sonrisa por algunos segundos. 

—Victoria, la razón por la que estoy aquí, es porque nosotros deseamos contarles, sobré un noviazgo.  

—¿Es todo lo que tienen que contar?. —Les cuestiono la rubia. 

Los chicos pudieron sentir un poco de hostilidad, en la voz de Vika. 

—Mm, bueno… —Tanya no supo qué responder y Zachary se encontraba más desconcertado qué ella. 

Victoria soltó un largo suspiro, para luego mirar con un poco de decepción, a su pequeña hermana. 

—Creí que entre nosotras, había la suficiente confianza para contarnos todo. 

Tanya bajo la mirada al suelo.

—Cuando llegues a casa, tendremos una charla larga. 

Victoria tomó al pequeño Pavel, de los brazos de Arthur y salió del lugar. 

—Espero que sepas comportarte como un verdadero caballero con ella. Tanya también es parte de mi familia y no me gustaría verla sufrir por tu culpa. 

—Yo estoy enamorado de ella Arthur. Créeme que nunca podría hacerle daño. —Dijo con franqueza. 

—Confiaré en ti Zachary. 

Arthur palmeó la espalda de Zachary y salió de la pastelería, para alcanzar a Victoria. 

—¿Estás bien?.—Zachary la abrazo por la espalda, para darle consuelo.—Tu hermana parecía molesta. ¿Crees que no acepte nuestra relación?. 

Tanya lo negó con la cabeza. 

—Nuestra relación no es el problema. Ella y yo siempre fuimos muy unidas, siempre nos contamos todo y ahora ella está decepcionada, por que no he sido sincera con ella.

—Cuando llegues a casa, se sincera con ella. Estoy seguro que después de la charla, su relación volverá a estar bien. —Dejó un tierno beso en su mejilla y agitó levemente el ramo de flores. —¿Y si  mejor me dices, si te gusta el ramo de azucenas?. 

Tanya esbozó una sonrisa dulce. 

—Me encantan. —La chica tomó el ramo en sus manos, y después inclinó un poco su rostro hacia las flores para olerlas. 

—A partir de ahora, estas serán mis favoritas. 

Zachary la giró, para que quedara frente a él. 

—Te regalaré un ramo cada mes, justo en la fecha del día, en el que comenzó nuestro noviazgo. 

—¿Lo prometes?. 

—Sí. Será una muestra de mi amor por ti. 

Tanya rodeó el cuello de Zachary. 

—Contigo todo es tan hermoso, que a veces tengo miedo de que esto acabe. 

—Nunca acabará Tanya. Un amor como el nuestro, será para toda la vida. 

Enamorada de sus palabras, la chica lo beso con entusiasmo y ternura. 

—Te amo, Zachary. 

—También yo. —Respondió él, antes de reclamar sus labios. —¿Qué tal si aprovechamos más el tiempo? —Dijo este al soltarla un poco. 

— ¿Qué idea tienes en mente?. 

Zachary sonrió con descaro. 

—Me gustaría más mostrarte mis ideas, que contartelas. 

Tanya abrió levemente su boca. 

Zachary se acercó a su oído, para susurrarle algunas palabras. 

—El vestido que traes puesto tortura mi mente, y me hace difícil ocultar el gran detalle, que está debajo de mis pantalones. 

Tanya bajó la mirada y se dio cuenta del gran problema, que padecía su chico. 

—Debemos irnos, ahora. 

Con prontitud, ella asintió.

Zachary le tomó de la mano y con prisa, ambos salieron de ahí. 

Minutos después, habían llegado al departamento de soltero, de Arthur. 

Esta vez, Zachary se encargó de desvestirla con rapidez. 

La ropa caía al suelo, mientras ellos no dejaban de tocarse y besarse.

Cuando llegaron a la primera habitación, Tanya comenzó a sentirse ansiosa. Había algo que estaba rondando por su mente y que deseaba llevarlo a cabo. 

Zachary se sentó sobre el sofá de la habitación, esperando que su novia subiera a su regazo. 

Pero la chica estaba más interesada, en bajar hasta cierto lugar y jugar un poco. 

—Tanya, ¿estás segura de querer?... ¡Ah!—De un segundo a otro, Zachary se volvió loco de placer. 

Para ser una inexperta, la chica jugaba muy bien con la virilidad de Zachary. Había logrado sumergirlo completamente en el placer.

—¡Ah!... ¡Tanya! —Zachary jadeaba, sus ruidos roncos eran escuchados por todo el departamento.

Tanya aceleró más el ritmo, hasta llegó a su objetivo.

—Lo siento —Murmuró el chico, cuando la vio limpiar la comisura de sus labios. —No pude contenerme. Me volviste loco.

Zachary la tomó de las manos y la sentó sobre su regazo.

—Ahora es mi turno, de probar.

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