Siete

^^^"Si pudiera hacerse la disección de las almas, ¡cuántas muertes misteriosas se explicarían!"^^^

^^^Gustavo Adolfo Bécquer ^^^

- Sophie, apúrate y baja a desayunar - se escucha la voz de Anne desde el otro lado de la puerta.

- Si madrina, ya voy, aún estoy a tiempo - responde abriendo la puerta y abrazando a la mujer en forma de saludos.

- No importa, pero así aprovechas y te vas con Ekrem, vino a desayunar con nosotros - dice la madrina con los ojos alegre, mientras los nervios toman por sorpresa a Sophie.

Bajan al comedor y allí se encuentran el apuesto empresario junto a su cuñado Frank Weber, en una amena conversación.

- Buenos días padrino - dice acercándose para darle un beso en la mejilla.

- Buenos días tío - se dirige de esta manera a Ekrem, él odia que se refiera a su persona así, pero últimamente ella parece estar marcando cada vez más distancia entre ellos.

- Elliot y Dina vendrán este fin de semana- habla Anne con los ojos rebosantes de felicidad, su hijo y su nuera finalmente se establecerán en la misma ciudad que ellos.

Elliot es el único hijo del matrimonio Weber Latouff, desde niño su abuelo materno decidió su futuro llevándolo con él a recibir estudios militares, por lo que el vacío que le dejaba la ausencia de su hijo, ella trató de llenarlo con la crianza de Sophie y su hermano Ekrem, a quien le lleva 20 años. Ahora no sólo viene a establecerse, si no que será junto a su esposa y su futuro nieto.

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-Sabes que es difícil entrar aquí, si eres una mujer decente, pero hay otras que usan operación colchón para conseguir sus metas- dice Dinora, una de las compañeras de pasantías de Sophie.

-Hay que ser bien zorra y despreciable para acostarse con un viejo por un puesto - responde Paloma mirando fijamente a la chica.

-Hola preciosa - le saluda Matthew, uno de sus compañeros -¿Será que este fin de semana tú y yo podamos salir a divertirnos?- concluye levantando un par de veces las cejas.

-Lo siento, tengo un compromiso - responde, tratando de sacarse de la invitación; Sophie puede ser inocente en muchas cosas, pero no es tonta, algún rumor sobre ella deben haber inventado para que todos tengan esa actitud.

-Claro, me olvidaba que te gustan viejos e influyentes - expresó, le dió la espalda y se fue, dejando a una Sophie aún más confundida.

La jornada laboral concluye entre tareas e indirectas de sus compañeros, a la salida un sedán negro está estacionado, la chica sabe quién es, pero pasa de largo.

-Joven Klein - la voz de una mujer la hace girar- venga por favor, el señor Latouff la espera.

Sophie no encuentra cómo salir de situación, entre el nerviosismo que le produce Ekrem y los rumores que le han inventado, prefiere declinar.

-Dígale a mi tío que no voy a casa, quedé en encontrarme con mi amiga- miente, pero no tiene que otra cosa decir.

-Te llevaré con tu amiga- Ahora es la voz de Ekrem que se escucha, derrotada aborda el vehículo y decide llamar a Pascale rogando que le entienda las señas.

-¿Pascale?, ya voy rumbo a tu casa.

-¿Qué? No estoy en casa, tuve que salir de la ciudad por una emergencia familiar.- responde la amiga del otro lado de la línea. -Está bien, le diré a mi tío que me lleve entonces a casa de mi madrina.

-¿Qué? ¿Andas con el Adonis de Ekrem Latouff?, Haste un favor a tí y deja de llamarlo tio y otro a mí cómetelo a besos, hazlo por las pobres proletarias que soñamos con él de manera inalcanzable.- cuelga la llamada, dejando a una nerviosa pero sonriente chica.

-Loca- dice guardando su movil.

- Señor Ekrem, puede llevarme a casa, a mi amiga se le presentó un imprevisto - La mirada del hombre se tornó más amable, al menos no le estaba diciendo tío.

-Bien- dijo mientras asentía con la cabeza y le daba instrucciones al chófer.

Al llegar a la mansión se encuentran en la puerta con Dina quien con una sonrisa y los brazos abiertos, corre hacia ellos.

-Cuñada- dice abrazando a Sophie -que bueno que ya estén aquí.

-Tio ¿Cómo ha estado?- se refiere a Ekrem saludando solo con un beso en la mejilla.

Las damas entran tomadas del brazo mientras son seguidas por el caballero.

Una vez dentro un alegre Elliott abraza a su hermana de otros padres, cómo suele llamarla.

La cena transcurre amenamente, entre risas y anécdotas de todos. Ekrem se centra en contar los berrinches de Sophie cuando era niña, haciéndole avergonzar, pero reír al mismo tiempo. Dina se ha dado cuenta de las miradas del tío hacia su cuñada, su corazón se entristece al saber que si esos sentimientos que se le notan en los ojos son correspondidos, pueden desatar muchos problemas.

En otro lugar, Robert Latouff ha decidido que su hijo debe casarse, por lo que ha estado buscando, entre jóvenes solteras de sociedad, una mujer para él.

Piensa que con casi 33 años, debía haber formado una familia, pero lejos de eso nunca le ha conocido novia y no tolerará que un día se comience a decir que es homosexual, su mentalidad retrógrada no se lo permite.

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- ¿Cómo está el abuelo? -pregunta Elliott con preocupación.

-No se ha sentido muy bien, el médico piensa que deben colocarle un marcapasos, pero es tan terco que se niega a la cirugía. Seguro que quiere verte- le dice Anne a su hijo.

- Haré un tiempo para visitarlo- contestó él.

-Escuché que el abuelo está en pláticas sobre un matrimonio arreglado para ti tío- habla mirando al hombre que en estos momentos tiene una mirada sombría- hazme saber cuándo será.

- Deja de decir tonterías Elliott no tengo pensado casarme, no aún.- dijo pensando en que con la unica mujer que lograrían que llegue al altar, está frente a él y es inalcanzable.

- Pero sí ya no eres tan joven, tienes treinta y dos años Ekrem.- réplica Anne a su hermano.

Ekrem le da una mirada a Sophie, suspira levantándose ya en la puerta voltea diciendo: - Diviértanse.

Todos se dieron cuenta que cuando salió de la mansión su humor había cambiado.

Rumbo a su residencia, Ekrem iba pensando en Sophie y los escasos segundos robados que la ha tenido en sus brazos; cuando su línea de pensamiento es interrumpida por el sonido de su celular. Al mirar la pantalla, nuevamente el malestar lo invade.

-Dime papá.

- Ven a mi casa hoy mismo tenemos un asunto del cual hablar- la voz imponente del anciano no admite excusas.

- Voy en camino.

Llegando a la mansión, el mayordomo recibe a Ekrem indicándole que su padre lo espera en el estudio.

- Este año te casas- le increpa el anciano, junto con ver a su hijo entrar. La mirada de disgusto no pasa desapercibida del hombre mayor que tiene enfrente.

- No tengo intenciones de casarme y menos con alguien que yo no escoja- responde Ekrem visiblemente molesto, con la mirada oscurecida.

- Bien - dice el anciano levantando su dedo índice y sin dejar de lado su tono imponente - tienes un mes para presentarme a una mujer, si no traes alguna, seré yo quien elija por tí.

- No puedes obligarme padre- dice para girar sobre su eje y salir

- Eso es lo que tú crees - susurra Robert Latouff, viendo la espalda de su hijo menor mientras se aleja.

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