Cinco

^^^"El corazón está hecho para romperse"^^^

^^^Oscar Wilde^^^

Y allí está ella, siendo contenida en los brazos del hombre que la ama secretamente, llorando por el desamor de otro, desconociendo totalmente los estragos que causa en el pecho de él.

De pronto, Sophie es consciente que está abrazada a Ekrem y su reacción es retirarse; en el momento que casi sale de sus brazos, un animal se atraviesa y el chófer pisa a fondo los frenos para evitar atropellarlo. Ese movimiento causa que su cuerpo se mueva violentamente hacia adelante y sus labios se posaran sobre los perfectos labios de él.

Tanta es la impresión que Sophie, abre sus ojos de par en par y comienza a recobrar la sobriedad. Otro movimiento del vehículo hace que caiga nuevamente en los brazos del hombre y termina abrazando con fuerza alrededor de su cuello.

Ekrem entorna sus ojos, mientras ella se aparta nerviosamente de él. Sin embargo, al verse de frente, un cierto brillo oscuro se refleja en los ojos del hombre; de repente ya se siente sobria, pero sobre todo, avergonzada. Bajando la mirada se aleja; su corazón late sin control e inevitablemente lleva la mano a su pecho.

-Lo siento, n no volverá a ocurrir- dice poniendo la mayor distancia física que el asiento trasero del sedan le permite.

- No fué a propósito - insiste ella, confiada en que aceptaría sus disculpas, como era costumbre; pero en ese momento y a pesar de sus intentos, Ekrem la ignora.

Tal proximidad entre ellos, junto con el momento íntimo que compartieron antes, hacen que el hombre sienta como si se hubiesen abierto las puertas de su infierno particular. Y es que sólo pudo probar sus labios escasos segundos y de manera accidental.

Llegando a un portón de hierro, este se abre e ingresan a una arboleda que hace magestuosa la entrada a la mansión.

Al estacionar, Sophie sin esperar la cortesía de abrirle la puerta, baja de manera apresurada empezando a vomitar.

- Ya pueden retirarse- indica el hombre a sus empleados.

Ellos se despiden y se marchan de la mansión. Se siente mareada, el hombre le extiende un pañuelo y ella se apresura a limpiar su rostro.

Sophie contempla a su alrededor el cielo nocturno, la mansión iluminada y rodeada de imponentes árboles. Sus ojos brillan, mira a Ekrem

-Precioso- susurra.

-¿Cómo?- pregunta el hombre.

- Digo, que es precioso el lugar- responde nerviosa.

- Es tuyo cuando quieras - replica de manera sugerente, el hombre siente que ese simple roce de labios, de momentos atrás, despertó en él a un demonio.

Esta es la primera vez que la chica visita su casa, de pronto Sophie se arrepiente de haberse dejado conducir hasta ese lugar, no sabe por qué razón, su cercanía la pone nerviosa. No obstante, los empleados se habían ido, por lo que no le quedó de otra, si no seguir a su anfitrión.

- Señor Ekrem, ¿tendrá algo para ponerme que pueda usar? Quiero bañarme, me siento inmunda- expresó, pues su ropa se encuentra llena de vómito y sabe muy bien del desagradable olor que el alcohol deja impregnado en quien bebe.

- Aquí no hay ninguna ropa de mujer- ella tiene una expresión confundida y él lo nota - lo que quiero decir es que, eres la primera mujer en entrar a esta casa.

Esa confesión produce en ella una indescifrable alegría en su pecho y sin notarlo, su tristeza por el enamoramiento de dos años, que no fue correspondido, va quedando en un segundo plano.

El hombre la conduce a una habitación del segundo piso, entra al armario y saca una camisa de un pijama de él y se la entrega indicándole la dirección del baño.

Su cuerpo comenzó a sentirse mejor cuando el agua que emana de la ducha comienza a caer sobre su cabeza, cierra los ojos disfrutando el momento y a su mente llegan los recuerdos de lo ocurrido en el auto dice para si misma, desde que tiene recuerdos, ella siempre lo ha visto como un familiar mayor de quién muchas veces recibió reprimendas.

Esta al borde del llanto, definitivamente el licor solo sirve para meter a las personas en problemas.

Con las ideas frescas decide que el enamoramiento que ha sostenido por tanto tiempo, quede convertido en solo un pequeño recuerdo triste, sabe que no vale la pena un estancamiento aferrándose a algo unívoco, por lo que decide enfocarse solo en su trabajo. Su nueva preocupación ahora es el hecho de que besó a Ekrem.

Sale de la habitación en busca de un vaso de agua y un lugar donde lavar la ropa.

-¿Te sientes mejor?- Sophie brinca del susto al escuchar su voz, se siente expuesta ante él.

****************

La noche ha quedado atrás, en las afueras de la mansión Latouff, un auto se encuentra estacionado y en su interior una mujer ebria espera.

Samantha, no ha podido recobrar la tranquilidad desde que sabe que existe una mujer cerca de él, ve el sedan del CEO Latouff salir y decide seguirle sin hacerse notar, sin embargo, cuando termina el recorrido no puede creer lo que sus ojos ven. Ekrem Latouff, frente a una exclusiva pastelería, ayudando a bajar del carro a la misma muchacha de la otra vez.

Los celos y el alcohol se combinan en su organismo y decide entrar al lugar, camina con pasos tambaleantes y lo abraza con fuerza; tan pronto como el hombre percibió el olor a alcohol en ella siente repugnancia y con la punta de los dedos el trata de separarla.

-Ekrem no me rechaces - todo esto ocurre bajo la atónita mirada de Sophie.

-Estás alcoholizada, pediré que te lleven a tu casa —dijo él, mientras seguía apartándola.

-¡Quiero quedarme contigo, por favor no sigas alejándome de ti. - Samantha Soria lo mira con ojos brillantes y Sophie se siente avergonzada.

-No quieres verme, ¿verdad? ¿Qué es lo que no te gusta de mí? - pregunta suplicante - te he esperado por tanto tiempo, así que tienes que darme una razón válida —demanda Samantha, quien por vez primera tiene el valor de cruzar la línea, y todo gracias a su estado etílico.

El hombre hizo señas a uno de los guardaespaldas para que se llevaran a la mujer, pero ella se lanzó nuevamente hacia él aferrándose a su cintura.

Sophie se siente una intrusa en el lugar, pues esta presenciando una escena bochornosa para Ekrem.

Con lágrimas en los ojos y expresión lastimera insiste -Dame una oportunidad

La expresión de Ekrem cada vez es más sombría, mira a uno de sus custodios y con voz fuerte le dice

-Lleve a la señorita Soria a su casa- y da media vuelta dejando a la mujer parada en el sitio. De pronto se dió cuenta de que había hecho un espectáculo frente a la que estaba quitándole la posibilidad de que el hombre que ama le dé una oportunidad.

Los celos volvieron a aflorar cuando Ekrem toma del brazo a la joven esbelta de cabellos negros y tez de porcelana que lo acompaña.

-Dime ¿Quién es ella? - grita demandante señalando a Sophie- ¡Habla! ¿Ella es la chica que te gusta?

Sophie está desconcertada, la única razón por la que permanece allí es por el respeto que siente por su "tío".

El semblante de Ekrem se oscureció y tomó la mano de Samantha con frialdad.

-Vete ya- Su voz no dejaba lugar para el dialogo o la negación.

Sophie se sentía confundida y no sabe por qué su corazón duele. Esta es la primera vez que ve al hombre ¿nervioso?.

- ¿No me vas a decir quién es?- el alcohol hace estragos en su sistema.

Finalmente Sophie interviene -Yo soy...- pero no pudo terminar Ekrem la interrumpe dicendo

- Eso no debe importarte, y por tu bien, vete.

Era primera vez en siete años, que veía al hombre que ama prestarle tanta atención a una mujer, por lo tanto, eso era suficiente para saber que se trataba de la chica que le dijo que le gustaba, hace seis años cuando ella se le declaró. La miró de pies a cabeza y se dijo

Sophie no soportó más el espectáculo y sin que Ekrem lo notara, sale de la pastelería.

Dentro del local Samantha insistía

-¿qué hay entre ustedes dos?

Un destello siniestro apareció en los ojos del hombre.

- No hagas preguntas de las que no quieres saber las respuestas. - Él podía ser amable durante una interacción normal, pero cuando alguien pasaba los límites y colma su paciencia, no le importan las formas.

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