El tiempo pasaba lentamente. Ninguno de los niños tenía la certeza de cuanto había pasado, en realidad. Algunos decían que cuatro días, otros que no habían sido más de dos. Lo cierto que para Alan parecía que habían pasado años.
Extrañaba a su familia, sus juguetes, su cama. Todo el tiempo lo había pasado tumbado en un piso duro y frío. Su espalda le dolía, y sentía sus piernas y brazos entumecidos.
De vez en cuando, Julia, invitaba a él y a los demás niños a caminar en círculo por el cuarto, para estirar las piernas, decía. Como ella parecía la mayor todos la obedecían. Para los niños ella era una especie de figura materna que los cuidaba y daba seguridad.
Se encontraban charlando entre ellos, cuando un trío de hombres y la mujer rubia ingresaron abruptamente a la habitación. Los niños instintivamente se agolparon hacia la pared, los más pequeños fueron cubiertos por los más grandes. Alan se escondió detrás de Julia aferrándose a su cintura mientras ella apretaba fuertemente su brazo izquierdo.
_!Sepárenlos¡- ordenó el hombre de chaqueta de cuero, los miró por un momento y como adivinando dijo - menores de seis, por un lado, los mayores conmigo.
Los niños comenzaron a gritar y a llorar. Algunos intentaron correr, pero fueron agarrados y golpeados sin piedad. Uno de los hombres tomó por la cintura a Alan y comenzó a tirar. Él se aferraba con todas sus fuerzas a Julia, ella hacía lo mismo con él, mientras la mujer tiraba de ella intentando separarlos.
Los niños se miraban horrorizados y suplicantes, no querían separarse. El hombre propinaba puñetazos en el pequeño cuerpo de Alan pero, este no se soltaba. Si alguien en ese momento les hubiera preguntado, preferirían morir pero, juntos.
El hombre de chaqueta observaba la escena. Con un ademán de su mano hizo que el hombre y la mujer se detuvieran.
Lentamente, se acercó a Alan y lo tomó de la barbilla, levantando su rostro hacia él.
Lo miró unos segundos.
_ Es un hermoso ejemplar - aseguró asintiendo con la cabeza, como si estuviera maquinando algo en su mente perversa- déjenlo ir con la niña.
La mujer asintió y los sacó a empujones del cuarto. Los condujo por un corredor a media luz, había muchos cuartos, algunos con las puertas abiertas desde donde provenían gritos y gemidos. Julia instintivamente cubrió las orejas de Alan y lo apretó contra su pecho limitando su visión. Así caminaron hasta llegar a un cuarto bastante iluminado. Otros niños también fueron traídos allí.
En el cuarto había varios aparatos de iluminación y cámaras. Estaban allí un hombre que parecía ser fotógrafo, por la cámara colgada en su cuello y dos jóvenes que parecían ser sus asistentes. A ninguno parecía importarle la presencia de los niños, no fue hasta que ingresaron dos muchachas con maletines de maquillaje que voltearon a verlos. El fotógrafo se acercó a ellas y les dijo algo. Luego caminaron juntos hacia los niños.
El fotógrafo los observó a todos por un momento. Luego detuvo su mirada en Alan y Julia.
_ Estos dos van juntos. El disfraz de chef para ellos - indicó. Luego miró a los demás y siguió emparejándolos e indicando el disfraz de que le tocaría a cada pareja.
Los niños estaban muy asustados, pero nadie lloraba, solo se limitaban a obedecer todas las órdenes. Momentos después fueron llevados a otra habitación a esperar. Dos parejas de niños fueron apartados, al parecer serían los primeros. Cada pareja fue con una muchacha distinta, y el tiempo pasó lentamente.
Los niños se apretaban unos a otros intentando sentirse seguros. Nadie se atrevía a decir nada.
Julia miró el rostro pálido y temeroso de Alan. Le sonrió y apretó sus manos. El niño le devolvió una sonrisa de cortesía, porque realmente solo quería llorar, pero estaba demasiado asustado que no se atrevía a hacerlo.
De pronto, la puerta se abrió y otras dos parejas de niños fueron sacados de allí, aunque la anterior no había vuelto. Eso empezó a poner nerviosos a los pequeños. Comenzaron a levantarse y a caminar en círculos. A algunos se le escapaban lágrimas silenciosas, que limpiaban inmediatamente.
Luego se llevaron a otro par de parejas. Solo quedaban tres parejas, incluidos Alan y Julia. Las parejas anteriores tampoco habían regresado. Para ese entonces los niños, incluso los varones más grandes, ya estaban llorando desconsoladamente.
Julia intentaba contener sus lágrimas con todas sus fuerzas. No quería asustar más a Alan, pero era incapaz de reprimir el terror que estaba sintiendo. Justo en ese momento, otra dos parejas fueron sacados. Quedando ellos solos en la habitación.
Julia se armó de valor, lo tomó por la barbilla y levanto el rostro de Alan hacia ella. Lo miró a los ojos y le sonrió, él pudo percibir dolor y el horror en sus ojos. Acarició su negra cabellera y deslizó sus dedos por los mechones que cubrían su cara, colocándolos detrás de sus pequeñas orejas.
_ No sé lo que pasará allí - le dijo con voz suave y pausada, tratando de tranquilizarse y de creer en sus propias palabras. Porque sí lo sabía o por lo menos se lo imaginaba. Una niña de su edad ya no era tan ajena a las atrocidades del mundo. Su propia madre siempre se lo había advertido - No llores. No intentes escapar. Tú solo obedece. ¿Me oíste, pequeño? Yo estaré contigo siempre ¿Lo entiendes? Alan la miró por un momento, suspiro profundamente y se limpió las lágrimas. Le devolvió la sonrisa, asintió y la abrazo. Se quedaron así hasta que les llegó el turno.
Fueron conducidos a un cuarto contiguo. En el solo estaba una de las muchachas. Sin decir nada se acercó a Julia y empezó a quitarle la ropa con mucha brusquedad, la niña no se resistía. Con mucha violencia le coloco solamente un delantal, negro, sobre su ropa interior y un gorro alto de chef. Luego la empujó sobre una silla y comenzó maquillarla. La peinó violentamente, arreglo un poco su cabello y la empujó hacia una esquina del cuarto. Miró a Alan lo tironeó del brazo. Lo desvistió de la misma forma y le colocó un delantal azul.
_ Tú serás el ayudante -le dijo, colocándole un gorro tipo bandana. También lo maquilló un poco e inmediatamente los devolvió a la habitación donde estaban las cámaras. Los dos niños entraron tomados de las manos. El fotógrafo volteó a verlos y sonrió complacido.
_ ¡Qué bellezas! - dijo de forma descarada - ¡La cámara los va amar¡
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Updated 110 Episodes
Comments
Noemi Col
/Shy/
2023-11-19
0
Tít láo
Buen historis
2023-10-24
1