Capítulo 10. Día de exámenes.

Mía.

Un día más en la escuela, sigo pensando que quién creo el estudio era un aburrido que solo se pasaba todo el día pegado a un libro, y como siempre nosotros, la juventud del mañana, pagamos los platos rotos.

El fin de semana estuvo bueno, no me quejo, pero me hubiese gustado que no llegara el lunes, y no es solo porque es el primer día de la semana, no, mi problema es porque justo hoy empiezan exámenes, si, así como lo leyeron, EXÁMENES, y no, no, se equivocan, pues no estudié ni las preguntas.

- Espero me dé un ataque y así pueda posponer el examen-. Me susurra Clara caminando a mi lado.

- Dios te oiga amiga y de una, contagiame a mí con tu ataque-. Le pido.

- Si saben que los ataques no son contagiosos-. Habla Nora y ambas la miramos mal.

- ¡Déjanos fantasear!-. Pide Clara y yo la apoyo.

Nora pone los ojos en blanco y mejor se marcha, claro, ella como es la cerebrito del curso de seguro le ha de ir muy bien en el examen.

Si hubieses estudiado también te iría mejor.

Me recuerda mi conciencia y tiene razón, no voy a negarlo, pero por Dios era fin de semana ¿quién coño estudia esos días?...

- Suerte con tu examen hermanita-. Es mi intención o este capullo se me está burlando.

- Claro que la tendré-. No dejo que me amedrente.

Ríe y estoy por sacarme mi zapato y lanzarlo en su dirección, sigue picado porque le ahuyente a sus amiguitas, ja, como si me arrepintiera de eso, es más, lo disfruté como nunca.

Voy directo a mi casillero para sacar mis apuntes, porque obvio que haré trampa, no quiero reprobar y pasar la semana libre de navidad encerrada en esta preparatoria para que se me congele el culo.

Tomo foto de lo más importante y se la envío a Clara, ya tenemos un plan y solo falta ponerlo en marcha, no es que sea una chica dejada, soy la segunda promedio de todo el salón, pero en verdad detesto la semana de exámenes.

- Hola Mía-. La voz de Dana me hace cerrar el casillero de inmediato.

- Que tal Dana-. Me alegra verla.

Me enteré de que la mamá le dió un sermón por pillarse de la casa sin permiso, me sentí fatal, pues yo la convencí de que lo hiciera, jamás pensé en el lío que la estaba metiendo.

- ¿Lista para el examen?-. Me pregunta.

- Más que lista-. Le enseño mis apuntes y niega sonriendo.

Caminamos una al lado de la otra, somos mejores amigas desde que tengo memoria, mi papá era amigo de la mamá de Dana, pero de un momento a otro algo sucedió y todo se fue al carajo. Pero me alegro que esos problemas no hayan afectado la amistad mía con la de ella y la de Lían con mi hermano.

- Oye Dana-. La detengo antes de que entre al salón-. Disculpa por lo del sábado, en serio no sabía que te metería en problemas

En verdad estoy apenada, ¿que clase de mejor amiga soy, si la meto en líos?, sin duda actúe mal ese día.

- No tienes por qué disculparte-. Me dice.

- Te causé problemas con tus padres-. Le recuerdo.

- Pero valió la pena-. Dice con una sonrisa en sus labios-. No sabes lo feliz que me hizo tener a Rolan a unos cuantos pasos de mí y poder compartir con él, pero lo que más me emocionó fue cuando agarro mi cintura y posó para la foto-. Suspira enamorada.

Y como dije antes, Rolan es el típico chico malo que toda chica buena quiere que le rompa el corazón, y bueno otra cosa más, pero eso no puedo decirlo.

- Ya deja de suspirar así que vas a llenar toda la prepa de corazones-. Me le burlo.

- Sé que le gustas a un chico malo también-. Me dice alzando las dos cejas.

No sé por qué cojones mi corazón se acelera y mi vista busca a un chico con ojos grises cuando Dana dice aquello.

¡Estás de joda Mía!.

- No me interesa-. Digo entrando al salón.

Escucho como Dana ríe a mis espaldas, pero no volteo a verla, no quiero que note que pensé que aquel chico malo era...

- ¡Lían!-. Gritan afuera.

¡Carajo!, malditas coincidencias.

Todos ingresan y empiezan el examen, no está tan difícil como lo supuse y en menos de veinte minutos estoy terminando el examen, sin necesidad de ver mis apuntes, me felicito mentalmente por eso.

Con el examen me dió hambre y camino hasta la cafetería donde hay pocos estudiantes, unas risas en el fondo del lugar me hacen girar hasta allá.

Están todo el grupito de mi hermano y las revoltosas del sábado incluyendo a Abby, que es la primera en notarme y marcar territorio con Lían.

Se me salvó el sábado, espero vaya a visitar a mi hermano pronto.

Río por mis ocurrencias y mejor decido seguir mi camino, mi hambre es primero, siempre lo he dicho. La señora de la cafetería me sigue viendo con lástima y me gustaría decirle que ese capullo no es y no será nada mío jamás, pero me ahorro mis palabras y mejor dejo que crea lo que quiera.

Pido lo mismo de siempre y me siento alejada de aquel grupo, estoy sola, pues mis amigos siguen luchando con el examen, incluso Nora que se supone es la número uno.

- ¿Necesitas compañía?-. Me dice una voz con acento medio extraño.

Alzo la vista y Dios agárrame porque estoy viendo un ser de otro planeta, pero que hombre buenote..., perdón, más bello ven mis ojos.

- Si tú eres la compañía ¿por qué no?-. Le digo con coquetería y sonríe.

Sus hoyuelos se le marcan y pasa saliva por su labio, quiero besarlo, morderlo y...

- Si me gustaran las mujeres de seguro estuvieras en mi radar-. Me baja de la nube inmediatamente.

¡Pero que coño con estos capullos!, ¿tan decepcionados están de las mujeres?, que desperdicio joder.

Primero fue Ricky Martin y ahora este dios griego, solo falta que...

Basta Mía, deja al chico de ojos grises fuera de esto.

- Puedo hacer que te gusten de nuevo-. Sigo en mi intento de traerlo de regreso a su masculinidad.

- Eso no pasará-. Vuelve a bajarme de la nube.

Sigo insistiendo, ¡es un desperdicio de hombre!, ahora quiero ser hombre para que se fije en mí.

- Soy Mía-. Le extiendo la mano.

- Soy Raúl-. Me la recibe y deja un beso en ella.

Ven, por eso digo que es un capullo, disfruta de mi desdicha.

Le sonrío y se sienta a mi lado, me cuenta un poco de su vida, nació en Italia, pero desde los dos años se fue a vivir a Rusia, y ahora se mudó a España por trabajos de su padre.

Sin duda todo un pastelito, abarca mis ingredientes favoritos en un chico, italiano, ruso y para remate español.

- ¿Qué aspiras estudiar?-. Le pregunto.

- Medicina, mi padre tiene un hospital en España y la verdad me gusta mucho eso-. Dice con un brillo en sus ojos-. ¿Y tú?.

Yo aspiro que dejes de ser gay y me hagas tu novia... Basta Mía.

- No lo sé aún, estoy muy peque para eso-. Confieso y él asiente.

Comemos entre risas, es bueno contando chiste, mejor que Rolan. Estamos tan sumidos en nuestras risas que no me percato de Dana hasta cuando se sienta a mi lado con la cara roja.

- ¡¿A qué no adivinas?!-. Dice eufórica.

- Saliste bien en el examen-. Intento adivinar.

Arruga el entrecejo y niega.

- ¡No!-. Grita y unos cuantos estudiantes la quedan mirando-. Es sobre Rolan-. Susurra y ahora entiendo su euforia.

- ¿Te dijo algo?-. Le pregunto, pero niega.

- Mejor que eso, me invitó a tomar un helado, ¡un puto helado!-. Vuelve a gritar haciendo reír a mi nuevo amigo-. ¿Tú quien eres?-. Le pregunta.

- Un espectador de tu euforia-. Dice Raúl haciendo sonrojar a Dana.

- No siempre soy así-. Dice apenada-. Pero la ocasión lo amerita-. Concluye con una sonrisa.

- Me gusta verte feliz-. Le dice haciendo que se sonroje más.

Y no la culpo, Raúl está bueno, con su pelo castaño-rubio, ojos verdes y un cuerpo muy, pero muy dotado.

- ¿De dónde salió este bombón?-. Me murmura Dana-. ¿Por qué no llegó antes que Rolan?-. Se queja y Raúl ríe.

- Soy gay-. La corta igual que a mí y Dana abre y cierra la boca intentando decir algo, pero nada sale de su boca.

- Que desperdicio-. Es lo único que dice y concuerdo con ella.

- Bueno bellas damas, las dejo, voy a ponerme al día en esta preparatoria-. Dice levantándose y despidiéndose de nosotras.

Nos lo quedamos viendo hasta que desaparece, y no somos las únicas, la mitad de la prepa hace lo mismo.

- ¿Me vas a ayudar verdad?-. La pregunta de Dana me hace volver a la realidad.

- ¿Ah?-. Pregunto desorientada.

- Necesito que te vayas con Lían-. Alega.

Mi cerebro hace un cortocircuito al oír esa oración, yo no puedo irme con Lían, no después de haberlo embarrado de esa pintura verde y espantado a sus ligues, de seguro me deja tirada en la nada.

- No puedo hacer eso-. Digo negando.

- Por favor Mía, eres mi mejor amiga-. Me suplica.

- ¿Qué tiene que ver eso con que sea tu mejor amiga?-. Me cruzo de brazos.

- Nada, pero sé que me apoyaras y que te inventaras cualquier cosa para entretenerlo-. Dice antes de salir corriendo y desaparecer de mi vista.

- ¡Dana no!-. Le grito, pero es en vano.

¡Puta madre Mía!, ahora sí el orangután nos va a joder y se las va a cobrar todas, ¿en qué mierda de lío me he metido?.

Camino dudosa a la salida, espero que ya se haya ido, pero no tengo tanta suerte pues está recostado en su moto con la vista en su celular mientras que Abby le está diciendo no sé que cosa.

Pienso que me he librado de irme con él, pero no es así, no sé si escuchó mis pasos o que diablos, pero alza la vista cuando intento mi huida.

- ¡Mía!-. Me grita.

Giro lentamente tratando de no levantar sospechas, fingiendo que no lo había visto.

- ¿Si?-. Me acerco a él.

- ¿Dónde está Dana?-. Me pregunta.

- No la he visto-. Digo lo primero que se me cruza por la cabeza.

- Y a mí me gustan los hombres-. Dice irónico y mi subconsciente sufre un paro.

Coincidencias de la vida, señores, coincidencias.

- Bien por ti-. Le digo e intento irme, pero su mano me detiene.

- Ya Mía deja la payasada que te vi hablando con ella en la cafetería-. Dice y ahora no sé que decir.

Bendita Dana.

- Mía ¿vas a los juegos que inauguraron hoy en la feria?-? Me pregunta Nora llegando a mi lado.

- ¿Juegos?-. Pregunto confundida y ella me codea.

- Si, los juegos-. Dice entre dientes y ahora la cacho, Dana también le pidió ayuda-. Me voy con tu hermano espero no te moleste-. Dice y se aleja.

Estas dos me las van a pagar muy, pero muy caro.

- ¿Y?-. Me vuelve a preguntar Lían.

Me encojo de hombros y hago lo que una niñata de mi edad haría, le quito el casco a Abby y me subo a la moto.

- No sé tú, pero yo no me puedo perder esos juegos por nada del mundo-. Le digo.

- Bájate, Mía-. Me dice al borde su paciencia.

- Solo anda déjame y después regresas a ver a Abby ¿No te molestas verdad?-. Le pregunto a Abby y no necesito respuesta pues me fulmina con la mirada.

- Lían y yo tenemos planes Mía-. Dice entre dientes.

Me emputa comportarme como una niña caprichosa, pero las circunstancias lo ameritan.

- Lían soy tu ama-. Le recuerdo.

— ¿Ama?-. Pregunta Abby.

- Si, lo que pasa es que Rolan...

- ¡Te llevaré!-. Dice interrumpiéndome dejando con la boca a abierta a Abby.

Abby espera una explicación, pero Lían ni la determina, se cansa y se va, una vez solo los dos, Lían me agarra de la nuca y mi casco choca con el de él.

- Espero y vayas anotando todas estas estupideces, porque llegará el día que te las cobre todas-. Su aliento choca en mi mejilla.

Trago grueso y él me aparta para luego encender la moto y perdernos en la carretera, mientras yo escribo un rápido mensaje para que me digan a dónde diablos quedan los juegos o a dónde diablos queda la feria...

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