Capítulo 8. Sorpresa orangután

Lían.

Las cosas han marchado mejor de lo que pensé, solucioné mis problemas con Abby, aunque por un momento temí a que ella me mandara por la borda después de verme con Mía en aquel cuarto.

La verdad que no me explico por qué motivo, razón o circunstancia me metí con ella en esa habitación, pero lo bueno de todo esto es que ya Abby me perdonó y todo está solucionado.

Cómo ya dije antes, Abby no es mi novia y no es porque ella no quiere, creo que el problema soy yo, no quiero etiquetas en mi vida, soy joven y tengo mucho por disfrutar, ojo, que eso no quiere decir que cada semana ande con una y con otra.

Abby por ahora es mi compañera tanto de cama como de vida y aunque a veces me exaspera, es la única que por ahora me llama mucho la atención.

No digo que en la prepa no haya chicas hermosas, porque valla que las hay, el problema que no todas son como Abby, ella es discreta y acepta mis términos siempre y cuando yo cumpla con los míos.

De vez en cuando se enrolla con uno que otro chico que no sea yo y es por eso que prefiero tenerla como la tengo, no estoy para andar como el venado y mucho menos para sufrir por amor, eso se lo dejo a los que se enamoran y pierden.

Mi moto se estaciona en la inmensa casa que tengo en frente, mi familia es adinerada, pero los Evans sin duda alguna se bañan con dinero.

Toco el timbre y la señora Albertina me abre, ella es la Nana de Anderson y Mía desde que tengo memoria y es muy maja.

- Buenas tardes, joven Lían-. Me saluda con su habitual sonrisa.

- Hola Albertina, ¿Está Anderson?-. Pregunto por mi mejor amigo.

- Claro que sí-. Dice haciéndose a un lado para que pueda pasar-. Está en la alberca discutiendo con la hermana-. Me informa.

La palabra "hermana" hace que mis pies se claven unos pasos antes de llegar a la puerta que da al jardín posterior, no quiero encontrarme con Mía porque eso significaría problemas y a una Abby enojada.

- ¿Le podrías decir que lo estoy buscando?-. Le pido a Albertina.

La Nana de mi mejor amigo asiente y se pierde por la puerta que da a la alberca mientras yo camino a la sala para esperarlo en sofá.

Hoy hemos quedado en jugar videojuegos y después darnos un chapuzón en la piscina, pero al parecer he llegado de primero porque no veo ni a Rolan y ni a Dylan.

Ese par siempre son los primeros en escribir que lleguen puntuales y siempre son los que llegan de último, pero creo que el culpable soy yo por siempre esperar más de estos dos.

- ¡Eres una tramposa de mierda, Mía!-. El grito de Anderson me pone de pie.

- ¡Y tú un perdedor de quinta!-. Le grita Mía desde la alberca.

Se escuchan risas de otras chicas y no necesito saber que pasa porque ya tengo más o menos una idea de lo que es.

- Otra vez te ganó y se quedó con la piscina-. Digo al ver la cara de Anderson.

- Puñetera Mía-. Gruñe Anderson tirándose al sofá.

Se restriega la cara y luego se jala las greñas, quiero decirle que aunque se quede calvo, Mía no le dará la piscina, pero mejor me mantengo callado hasta que se le pase la rabieta.

El sonido del timbre lo hace levantar y escucho las voces de mis otros amigos, los tres vienen a la sala y al ver a Rolan y Dylan con sus bañadores me les quiero reír en la cara.

- ¿Por qué escucho risas de niñatas en la piscina?-. Pregunta Rolan.

- Mía le ganó la piscina a Anderson-. Digo y Rolan lo mira feo.

- Que-. Dice el susodicho con su cara de enojado.

- Siempre Mía te gana y nosotros pagamos los platos rotos-. Se queja Rolan aventando su cuerpo en el sofá.

- Por mí no hay problema-. Dice Dylan intentando mirar la alberca por la puerta que hay en la sala.

- Para ti es lindo porque te mueres por la hermana de Anderson-. Asegura Rolan rodando los ojos.

Anderson frunce el ceño y no sé por qué carajos yo hago puños mis manos.

- ¡Mía no es para ti!-. Decimos al mismo tiempo los dos.

Rolan alza una ceja al escucharme y Dylan me mira confundido al igual que Anderson, desvío mi mirada mientras me rasco la nunca, la verdad no sé por qué mierda dije eso.

- Lo digo porque es un puto dolor de cabeza-. Me excuso y todos me dan la razón.

Porque la verdad Mía es un dolor de cabeza, me apiado por el novio que tenga, desde ya le deseo la mejor suerte y sobre todo mucha pero mucha paciencia.

- ¿Entonces que hacemos?-. Pregunta Dylan.

- Jugar videojuegos y después ir a la alberca-. Opina Rolan y los tres lo miramos a ver.

- ¿Eres o te hace?-. Le pregunta Dylan.

- Ninguna de las dos-. Contesta Rolan.

- Es que no escuchaste que Mía se apoderó de la piscina-. Habla Anderson rodando los ojos.

Rolan se enconge de hombros y luego saca su celular, vemos como mueve sus dedos escribiendo sabrás Dios a quien y cuando termina nos mira con una sonrisa siniestra en la cara.

- Mía te ganó a ti, más no a mí, así que, prepárense porque ahora tu pequeña hermanita sabrá con quién es que va a jugar-. Dice con orgullo Rolan.

- ¿Qué tienes planeado?-. Le pregunto.

- Le escribí a todas nuestras "amigas" y las invité a darse un chapuzón, ya verás que esas niñatas apenas las vean se irán-. Asegura Rolan.

- ¿Y por qué harían eso?-. Pregunta Dylan.

- Porque ellas son apenas unas pubertas y nuestras amigas todas unas mujeres, así que se sentirán inferiores y se irán a llorar como las niñas que son-. Dice Rolan.

- ¡Qué gran plan!-. Dice Anderson para luego ir por los videojuegos.

Mientras esperamos a que las chicas lleguen, Anderson coloca el videojuego que vamos a jugar y empezamos con la primera ronda, no tarda en sacar unas bielas y empezamos a entrar en ambiente. Las partidas la ganamos Rolan, yo y Anderson dejando como perdedor a Dylan, la cual Rolan le pone un reto y es hacer enojar a las niñatas que al parecer están demasiado tranquilas.

Vemos como Dylan coloca serpentina, huevos y una pintura roja en una mochila, le damos ánimos y temeroso crusa la puerta que da a la alberca.

- Apuesto diez a qué no lo hace-. Dice Rolan.

- Te doy el doble a qué lo hace-. Saca un billete Anderson.

Me dan el dinero y nos asomamos por las cortinas que nos da una perfecta vista a las piscinas.

Dylan camina con pasos lentos, las amigas de Mía están distraídas disparándo con unas pistolas de agua la una a la otra, pero me preocupa que no esté Mía entre ellas.

Anderson también arruga el entrecejo porque Mía jamás se perdería una guerra de agua. Dylan empieza a sacar las cosas rápidamente y cuando abre su mochila algo le explota en la cara.

Su cara está totalmente cubierta de una pintura verde y se nota que es muy pegajosa, las dos chicas que se estaban disparando entres ellas ahora se van contra Dylan que grita peor que esas niñatas.

- Hay que ayudarlo-. Dice Anderson corriendo a dónde está Dylan.

Rolan se caga de la risa, pero lo sigue para también auxiliar a Dylan que al parecer va a llorar mientras que las chicas siguen disparando en su contra.

- ¡Ey chicas ya fue suficiente!-. Grita Anderson y la tal Nora se le viene encima.

Anderson corre pero tropieza y una bomba de pintura le cae en la cabeza cubriéndolo de aquella pintura verde. Rolan que está a medio camino intenta retroceder pero de la nada aparece mi hermana, que no se de dónde carajos salió y lo hace regresar.

Mis tres amigos están acorralados, pero ni loco les voy a ayudar, nadie los mando a desafiar a la loca de Mía, porque estoy cien por ciento seguro que ella está detrás de todo esto.

- ¡Yo me voy!-. Les gritó desde mi lugar y los seis me miran.

- ¡Eres un capullo!-. Me grita Rolan.

- ¡Pero sigo limpio!-. Me les burlo.

Camino mirando a todos lados, no valla a ser que esa desquiciada aparezca de algún lado y me bañe de esa pintura, aunque ahora que lo pienso bien creo que no sería capaz de ensuciar el piso con esa pintura porque de seguro su madre la entierra viva.

Cuando llego a la puerta principal y estoy por abrirla unos gritos se escuchan desde afuera, algunos son conocidos por lo que abro la puerta de inmediato.

Todas las chicas están sucias de aquella pintura verde que al verla de cerca se nota que es pegajosa.

- ¿Que diablos les pasó?-. Les pregunto a las chicas acercándome a ellas.

- Alguien nos arrojó pintura desde arriba-. Dice una intentado quitarse la pintura de la cara.

Cuando dice desde arriba mi corazón se acelera porque que se lo que eso significa, lentamente miró hacia arriba y...

- ¡Sorpresa orangután!,¡Sentirnos inferiores mis calzones!-. Me grita Mía tirando un globo que al chocar con mi cabeza desata la pegajosa pintura verde.

¡Niñata de quinta!...

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