Capítulo 4. Concierto parte I

Lían.

Estoy agotado, no he hecho nada, pero así me siento, es como si haya estado haciendo todo el día actividad física, es verdad lo que dicen, que cuando el cerebro se agota, todo tu cuerpo lo hace.

Estoy así aa por el desafío, no porque sea algo imposible de cumplir, porque soy un hombre que no mide lo imposible, pero si pienso que esté desafío será eso, un puto desafío para mí, porque estoy seguro de que me pondrá a prueba cada segundo.

Con pesar ingreso a mi casa donde están las luces apagadas en su totalidad, camino despacio y en silencio hacia la cocina, no quiero despertar a nadie. Pero cuando me acerco para abrir la nevera la luz se enciende y alguien se abalanza a mí.

Trato de quitarme quien sea que esté encima de mí, pero detengo mis movimientos cuando escucho su voz.

- ¡Juro que eres el mejor, Lían!-. Dice Dana sonriendo de oreja a oreja.

Frunzo en ceño, porque no entiendo a qué se debe su felicidad.

- ¿Estás sonámbula?-. Le pregunto.

- Estoy más despierta que nunca-. Responde sin dejar de sonreír.

La hago a un lado y me levanto, si antes me dolía el cuerpo ahora con este evento estoy seguro de que mi cuerpo no querrá levantarse por unos días.

- Entonces porque me halagas si no he hecho nada-. Le digo abriendo la nevera y sacando un zumo de manzana.

- No te hagas el tonto Lían y mejor cuéntame qué hizo mi querida amiga para convencerte de llevarnos al concierto mañana-. Al oírla mi zumo queda a medio camino de mi boca.

- ¿Llevarnos?-. Pregunto incrédulo.

- Si, Mía nos ha llamado para decirnos que tú nos llevará a todas al concierto-. Aplaude con alegría y yo aprieto el vaso.

¡Jodida Mía!.

- Yo no llevaré a nadie más que no sea Mía-. Le aclaro a Dana y su sonrisa se extiende más.

- ¡Lo sabía, sabía que Mía sería más que mi mejor amiga!-. Vuelve a aplaudir.

Mi ceño se frunce a más no poder, no entiendo las palabras que dice mi hermana, pero luego hago memoria de lo que he dicho y empiezo a negar.

- No es lo que estás pensado además...

- Tranquilo hermano no se lo diré a nadie si es eso que quieres, pero a mí parecer, es mejor que todos se enteren y así puedas presumir a mi amiga, mira que no todos los días tienes el placer de andar con una chica así como Mía-. Me interrumpe y ya mi ojo tiene un tic por culpa de Mía.

- Dana yo no...

- Y sí, sé que quizás Anderson te partirá el culo-. Me vuelve a interrumpir-. Pero se le pasará, además sería muy majo que tú y Mía ande sin tener que ocultar nada y si mañana quieres ir solo con ella para tener privacidad yo te apoyaré.

- ¡Dana, yo no estoy saliendo con Mía!-. Alzó la voz para que se calle.

Me mira sorprendida porque jamás le he alzado la voz, pero cuando pienso que hará el puchero que hace siempre, me sorprendo cuando en vez de puchero vuelve a sonreír.

- O sea que la amas en secreto, ¡uy!, eso es tan tierno-. Dice suspirando como si eso fuera lo más romántico que haya escuchado.

Dejó mi zumo en el mesón y me doy la vuelta para salir de la cocina, no pienso entrar en discordia con mi hermana, además estoy demasiado agotado como para explicarle que si le estoy cumpliendo ese deseo a Mía no es porque quiera, sino porque ya me tocó.

- Si quieres puedo hacer una pijamada y así la tienes toda una noche contigo-. Se para frente a mí deteniendo mis pasos.

Suspiro ya cansado, no sé que jodidos voy a hacer mañana en la noche cuando esté con Dana y Mía en el puto concierto, porque solo a ellas llevaré a nadie más.

- Dana-. Le digo sosteniendo su rostro con mis manos-. Yo no amo a Mía, ni siquiera me gusta así que deja de decir que siento algo por ella porque me enojaré y no te llevaré mañana al concierto.

Sus ojos idénticos a los míos me miran con atención, sus manos van a mis hombros y hace que mis manos suelten su rostro, una mano de ella cachetea suavemente mi mejilla .

- Entre más los niegas más te enamorarás-. Dice y mi cerebro estalla.

- ¡Qué jodidos no entiendes que no amo a Mía, que estoy es casi obligado a llevarla al concierto por culpa de Rolan!-. Grito y Dana brinca del susto al escucharme.

Mi hermana me mira sorprendida por lo que dije y un deje de preocupación se instala en su mirada.

- ¿Hiciste algo malo y Rolan lo sabe por eso te está chantajeando?-. Me pregunta preocupada.

Niego varias veces y la abrazo, la quiero mucho y ella lo sabe, sabe que si alguien tan solo se le ocurre hacerla derramar una lágrima yo estaré allí para hacerlo llorar el doble.

- Solo fue un desafío, cosas estúpidas de Rolan-. Mis palabras la calman.

Me sonríe y me vuelve a abrazar, Dana casi nunca sale y su única amiga es Mía, nos es que sea antisocial, es solo que como dije antes, las mujeres tienden a dañarse entre ellas y a mi hermana la dañaron tanto que teme salir y no agradarle a nadie.

Y la verdad es que mi hermana en muy hermosa, sin importar que su cuerpo no sea del estereotipo aprobado para la mayoría de los imbéciles que prefieren un buen cuerpo a un buen corazón.

Pero sé que ella encontrará al hombre perfecto y la hará inmensamente feliz, porque se lo merece, se merece lo mejor de este mundo y lo mejor de cada persona.

- Voy a dormir, quiero estar sin ojeras para mañana el concierto-. Dice y emprende su camino hacia las escaleras.

Me quedo un rato en la sala viendo que hay de nuevo en las redes sociales y cuando el sueño toca mi puerta me voy a mi habitación. Una vez bañado y con el pijama puesto me acuesto en mi cama esperando descansar, porque mañana sin duda será un día muy, pero muy ajetreado.

************

No sé quién diablos está tocando la puerta o quién carajos me está llamando en el celular, pero lo único que deseo es que dejen de joder porque en primer lugar es sábado y el segundo mi sueño está más importante que estar atendiendo esa llamada o abrir la puerta.

- ¿Se habrá suicidado?-. Escucho que dicen en un susurro y al oír esa voz mis ojos se abren de inmediato.

Es como si hubiese escuchado a mismo demonio tras esa puerta, y respecto a su pregunta, creo que no es mala idea después de todo, prefería suicidarme a pasar más tiempo con ella.

- ¿Por qué lo haría?-. Esa es mi hermana que también susurra.

- No sé, anoche lo vi un tanto malhumorado-. Dice Mía preocupada.

- Lían siempre está malhumorado-. Asegura Dana.

No queriendo seguir escuchando sus estúpidos susurros abro la puerta y se asustan al verme parado frente a ellas.

- Oh ¿te despertamos?-. Pregunta Mía.

- No que va, ya estaba despierto desde hace mucho, es más, escuché sus estúpidas maneras de, según ustedes, susurrar-. Digo y ambas se sonrojan.

- Lo sentimos hermanito, es que Mía quería hablar contigo-. Dice Dana y la mencionada la mira sorprendida.

- ¿Yo?-. Pregunta incrédula.

- Si, tú-. Asegura Dana-. Bueno hay los dejo, los espero abajo-. Dice y se marcha casi que corriendo.

Mi mal humor está creciendo, no me gusta que me levanten a la hora que no es, odio cuando no respetan mis horarios de descanso.

Mía mira a todos lados menos a mí, estoy seguro de que quiere decirme algo, pero no sabe cómo hacerlo y la verdad no quiero tenerla más tiempo frente a mí.

- Se supone que el puto concierto es en la noche-. Le recuerdo.

- Lo es-. Murmura, pero la escucho muy bien-. Pero quería pedirte otro...

- No-. Le respondo de inmediato.

- Pero no te he dicho nada aún-. Se queja.

- No importa lo que digas, mi respuesta seguirá siendo no-. Digo seguro.

- ¿Siempre eres así?-. Pregunta.

- Si, y si no dirás nada más voy a seguir durmiendo-. Veo que sus manos las hace puños.

Abre la boca y la vuelve a cerrar, bien, por fin la he dejado sin palabras, le dedico una sonrisa burlona mientras la detallo de pies a cabeza.

Hoy lleva un vestido blanco cubierto de enormes girasoles, que en su piel le queda muy bien porque le resaltan el azul de sus ojos.

- Adiós-. Le hago con la mano para que se vaya y su cara se torna, pero estoy seguro de que no es de vergüenza.

- Eres un...

- Las niñas de mami y papi no dicen malas palabras-. Le interrumpo.

- Pues mira como está niña de mami y papi te manda a la mierda y espero... espero que te ahogues con la almohada mientras duermes-. Dice y luego se gira para bajar las escaleras.

Sus pasos se escuchan fuertes, es en serio que se enojó, pero saben que, me da igual, además ella debería de considerarme más, basta con que esta noche sea el niñero de todas sus amiguitas que ahora quiere que sea su chófer.

- ¿Qué te dijo?-. Escucho como mi hermana le pregunta.

- Ese orangután ni siquiera dejó que le terminara de decir nada-. Le responde Mía y hasta se puede escuchar lo enojada que está.

Sonrió por el sobrenombre que me ha puesto, y valla que tengo muchos, pero el de ella es muy original o más bien, rebuscado.

Negando cierro la puerta de mi habitación, dormiré un par de horas hasta que mi cuerpo y mente se preparen para la larga noche que tendré hoy....

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