Gilberto estaba emocionado y esa tarde decidió caminar por un parque con Mariângela y su hijo. Estaba pensando en la idea, vale, que el parque al que quiere ir un martes esté en Jundiaí, a solo 33 minutos en auto. "Estará increíblemente delicioso y el día es hermoso, valdrá la pena"
- Mariângela, Bryan, ¿qué te parece ir al CECE Dr. Nicolino de Lucca en Jundiaí? La tarde de hoy es agradable y podemos jugar y hacer un lindo pícnic allí, y creo que será bueno para todos nosotros, especialmente para Bryan.
- Pero Gilberto, ¿no estás cansado? Trabajaste toda la noche en un turno y ni siquiera dormiste, pregunta Mariângela.
- Soy eléctrico y creo que me vendrá bien gastar toda esta energía y, además, brindarte un lindo paseo.
- Papá, me encantó la idea, pero si estás cansado, podemos hacer este horario otro día.
- No cariño, no estoy cansada, como dije, estoy eléctrica, ve a prepararte.
Bryan corrió hacia la habitación y su padre nunca había visto al niño tan feliz y sonrojado. La presencia de la niñera y enfermera Mariângela hizo mucho bien al niño, pero los perros de su madre, Baltho y Judit, también tienen su aporte y mérito.
- ¿Estarán solos, Gilberto y los perros?
- No vayas al parque para que puedas caminar con ellos en paz y Bryan pueda jugar con los juguetes de los niños, será genial.
- Está bien, entonces voy a preparar la canasta de pícnic con cosas saludables, algunas frutas, jugo natural.
- Gran idea, empacar la canasta con algunas frutas y jugos, para el pícnic en el parque, para un refrigerio después de haber gastado energías, nos voy a llevar a Mc Donalds, hace tiempo que Bryan no me lo pidió. , pero en ese momento aún no estaba con fuerzas para seguir saliendo y tenía miedo de llevarlo y empeorar su estado de salud, cariño, no digas nada, será una sorpresa para él.
- Ok, nuestro secreto, Gilberto, ¿crees que Bryan debería usar una máscara protectora? Después de todo, todavía tendrá dos sesiones más de quimioterapia antes del alta.
Gilberto pensó un momento y le respondió a su novia:
- En el auto no estamos solo yo, tú, Bryan, Judit y Baltho, en el parque si está muy lleno de niños, te recomiendo que Bryan todavía esté en proceso de curación, y en Mc Donalds este es un lugar lleno, así que El uso de mascarilla será muy importante.
- Ve a preparar la canasta de pícnic, amor, le voy a pedir a Bryan que consiga unas tres mascarillas, y es bueno tenerlas para cambiarlas si es el caso.
Gilberto sube las escaleras y se dirige al cuarto del chico que lleva sus zapatillas:
- Hijo, no olvides hacerte con al menos tres mascarillas, por precaución aún estás en tratamiento y lo mejor es no tentar la suerte.
- Puedes dejarlo papi, ya había tomado las mascarillas y las puse en el cinturón que llevo en la cintura, no se me olvidó, pero tengo fe en que después de la última sesión de quimioterapia no necesitaré usarlas. Ya no.
- ¿Dónde está Mariângela, padre?
- Nuestra cesta de pícnic se prepara en la cocina.
- Terminé de ponerme las zapatillas.
- Preparemos a Baltho y a Judit y nos acompañarán al parque.
- ¡Hola papá! Baltho no tiene guía, como se supone que debemos tener para llevarlo.
- No hay problema hijo, fuimos a una tienda de alimentos y compramos uno, porque es pequeño, una correa talla le sirve, voy a comprarle un arnés para no lastimarlo.
Bryan está feliz de que su padre no haya tenido estas ideas locas desde hace mucho tiempo, Baltho no solo fue bueno para él, también fue bueno para su padre y la llegada de Mariângela hizo la vida de su padre más ligera.
Bajaron juntos a la sala y encontraron a Mariângela en la sala, ya sosteniendo la canasta con una mano, y a Judit en el arcón con la otra. La belleza de Mariângela llamó la atención de Gilberto y ella también se vistió elegante, luciendo un vestido floral sin mangas justo debajo de las rodillas, zuecos y cola de caballo.
"Mi novia se ve hermosa".
- Mariângela antes de ir al parque, ¡tengo que pasar por una tienda de alimentos para comprarle un arnés de pecho a Baltho!
- ¿Es eso cierto, entonces viaja a la tienda de alimentos en la caja de transporte?
- No, papá, no puedes dejar que lo cargue en mi regazo, creo que la tienda de alimentos no está muy lejos, puedo cargarlo.
- ¿Estás seguro, Bryan?
- ¡Si tengo!
Gilberto toma las llaves de la casa y del auto, listo para salir y cerrar la casa.
En la acera Mariângela y Bryan esperan a que Gilberto saque el auto del garaje y lo estacione, apenas lo hace, le abre la puerta a Mariângela para poner a July segura en el asiento trasero, luego entra Bryan con Baltho en brazos y se sienta al lado de julio, Mariângela estaba a punto de entrar, pero Gilberto la invitó a sentarse junto a él al frente:
- Mariângela, vamos, querida, te sentarás a mi lado al frente y le harás un guiño a tu hijo mirándose en el espejo.
-Sí, Mariângela puede seguir adelante tranquilamente, eres la novia de papá, no tiene sentido que viajes detrás.
- Muy bien, amores, sigo adelante.
Ella sube y Gilberto cierra la puerta del pasajero, da la vuelta al auto y se pone al volante y se va con el auto, la primera parada será la tienda de alimentos para comprarle una coraza a Baltho.
Fueron a la finca Jarinu en el centro de la ciudad y Gilberto le compró un peto azul a Baltho, que a él le gustó más.
Fue rápido y al mismo tiempo le puso la correa al perro.
- Está bien, ahora podemos ir al parque de Jundiai.
En media hora estaban en la ciudad, el tráfico está tranquilo y llegan al parque en menos de tres minutos. Gilberto estaciona el auto y se bajan y caminan hacia la entrada del parque.
El parque es un lugar encantador con muchos árboles y juguetes para que los niños se diviertan y para sorpresa de Gilberto estaba tranquilo y no había mucha gente y le sugirió a su hijo Bryan:
-Hijo, aquí el aire es más limpio, quítate un poco la mascarilla y después de que vayas a jugar, póntela bien por ahora, salgamos a caminar con Judit y Baltho.
Mariângela entra al parque con Judit Bryan con Baltho que parece que no es la primera vez que está atado y Gilberto con la canasta, pasearon a los perros y luego ataron las correas a un banco del parque para que Bryan pudiera jugar. Los juguetes del parque. Hay algunos niños en las atracciones y él se pone su máscara protectora.
"Más vale prevenir que curar, no quiero que me hospitalicen por complicaciones de un resfriado". Se acerca a los niños y juega.
- Mariângela y Gilberto lo ven jugar y cuidan a Baltho y a Judit.
Una niña le pregunta a Bryan por curiosidad por qué lleva una máscara.
- Estoy lidiando con leucemia y por precaución uso mascarilla cuando salgo con mis padres, y para prevenirlo porque estoy mejorando mucho, pero mi inmunidad aún es muy baja.
- Entiendo, mi nombre es Manuela, mi abuela también fue tratada de leucemia, hace un año que le dieron el alta y usaba mucha mascarilla para protegerse.
- Soy Bryan, ¿vamos a jugar en el columpio?
- Vamos, Bryan, podemos jugar mejor.
Bryan y Manuela se dirigieron a los columpios mientras Gilberto y Mariângela observaban a los dos jugar sentados en el banco.
Se les acerca una pareja, son los padres de Manuela.
- Hola, soy João Pedro.
- Y yo, Janaina.
- Somos los padres de Manuela
- Estamos impresionados con la educación de su hijo.
- Ay, no… Iba a decir Mariangela.
- Nuestro hijo es muy educado, un niño dulce.
Gilberto no tenía intención de dejar que Mariângela dijera que Bryan no es su hijo, ella es quien lo cuida, ella es su mejor amiga, ella es quien le lee cuentos antes de dormir, entonces ella es su madre.
Mariângela se dio cuenta de la intención de su novio y se quedó callada, sintiéndose feliz porque Gilberto pensaba que ella era la mejor candidata para ser madre de Bryan y no es solo porque sea enfermera, el tema aquí tiene que ver con un sentimiento que tiene por el niño: el amor.
A João y Janaina les gustó tanto la pareja que intercambiaron números de teléfono.
- Programemos un fin de semana para que nuestros hijos jueguen juntos, a Manoela le gustaba mucho Bryan.
- Claro que sí, lo haremos, a Bryan también le gustaba tu hija.
João llama a Manuela:
- Vamos querida, todavía tenemos que ir a Russy a pagarlo.
Manuela y Bryan regresan juntos de la mano.
- Sí, papá, vamos, hasta pronto, Bryan, y nos recuperamos.
- Hasta pronto, Manuela, nos vemos por ahí.
Los padres de Manuela explicaron que intercambiaron números de teléfono con los padres de Bryan y que pronto se volverían a ver, la pequeña estaba muy feliz.
Por su parte, Mariângela y Gilberto fueron de pícnic a un lado más tranquilo del parque, ataron las correas de los perros y disfrutaron de la fruta.
Empezaba a oscurecer y era hora de que Giberto sorprendiera a su hijo.
Toman la canasta, Bryan toma el guía de Baltho y Mariângela de Judit y se dirigen hacia el auto.
Ya en el tráfico el niño pregunta:
- Papá, ¿adónde vamos ahora?
- Es una sorpresa, hijo, te gustará.
El padre conduce por la avenida Jundiaí y el niño mira el paisaje, curioso por saber cuál es la sorpresa.
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