Luna de Miel

Había decidido no decir nada hasta que acabará la boda, ya me había casado, ya no había vuelta atrás, volví a la fiesta con mi mejor sonrisa fingida y acepte que Ronald me abrazara mientras y besara mi cabeza mientras nos despedimos de los invitados, yo era una estúpida había caído en este maldito juego, había creído en su supuesto enamoramiento y había confesado lo que sentía, me imagino como estaba de convencido de mi amor por él, en este punto creo que confiaba más en mi padre que en él.

Cuando el último de los invitados se fue, Ronald me tomó de la mano y me llevó hacia la cabaña donde me habían preparado, no sabía que seguía, no sabíamos si iríamos a dormir a la nueva casa o nos quedaríamos ahí, pues Luna de miel no había planeado.

-Amor, en La cabaña hay un cambio de ropa esperándote, ve y en 20 minutos nos vemos -me dijo Ronald, me beso y me dio un empujoncito para qué entrará en la cabaña, estaba respirando tan profundamente para no gritarle y golpearlo hay mismo.

Cuando entré en la cabaña vi un hermoso cambio de ropa, relajado, cómodo y también tenía algo de elegancia, pero de todo mi gusto, me lo puse y deje mi cabello suelto, tomo un bolso pequeño con mis objetos personales y salí de la cabaña.

Cuando salí ya Ronald me esperaba, él también se había cambiado, llevaba un Jean, una camisa polo y unos tenis.

-Tú siempre te ves hermosa mi amor, no importa lo que uses -me dijo tomándome de la cintura y dándome un beso arrebatador- muy bien, si seguimos así no llegaremos a nuestro destino y estamos precisos con la hora.

-¿De qué hablas? ¿Para dónde vamos? -le pregunté.

-Es una sorpresa -me dijo, tomando mi mano y llevándome a un auto que nos esperaba.

Cuando subí al auto comencé a hablar- Ronald espera, las sorpresas no me gustan mucho, vamos a la casa, debemos hablar-

-Si, eso veo, no te gustan las sorpresas porque estás más sería de lo normal, pero no importa, sé que te gustará, hablaremos cuando lleguemos a nuestro destino -me respondió aún sonriendo, se veía tan guapo, pero sentía tanta furia, solo quería darle un golpe.

Decidí quedarme callada, él era una persona difícil de persuadir; sin embargo, no olvidaría esta conversación, vi que llegamos a un especie de aeropuerto pequeño.

-Ronald, ¿qué pasa? ¿Nos vamos de viaje? No he hecho maletas -le dije confundida.

-Tu madre y tu hermana te hicieron el favor nena -dijo guiándome dentro de un avión privado, era pequeña comparada con otros, pero para nosotros era gigante y muy lujoso, además de nosotros había un equipo de seguridad, la azafata y dos pilotos- Relájate amor, te gustará-

Aun confundida tome asiento junto a Ronald, la azafata nos ordené poner los cinturones y nos trajo bebidas y snacks, solo tome un poco de mi bebida, mi mente aún estaba en la conversación de mi padre y esposo, sin darme cuenta me quedé dormida mientras aún pensaba en eso.

Cuando desperté estaba sobre el hombro de Ronald, al parecer habían pasado un par de horas, ya estábamos aterrizando.

-Que bien que despertaste amor, tú tienes peros para todo, pero por favor solo déjame darte la sorpresa sin problemas ni preguntas -me dijo.

Yo aun medio dormida asentí, bajamos del avión y un auto nos esperaba, subimos y nos llevó a un puerto, allí nos esperaba un pequeño bote junto con su conductor, cada vez me confundía más, no sabía ni en qué país me encontraba, pero como él me lo pidió me mantuve callada, yo también necesitaba algo de calma antes de la tormenta, pues estaba decidida a confrontarlo.

El camino en bote no duró mucho, cuando empecé a ver una isla, se veía hermosa, el conductor paró en la isla y nos ayudó a bajar a nosotros y nuestras maletas, las maletas las dejó en la puerta de la lujosa cabaña, se despidió y se fue.

-Ronald, ¿Dónde estamos? ¿Nos va a dejar aquí? -le pregunté por fin.

-Bienvenida a nuestra luna de miel, mi amor, es una isla privada, solo para ti y para mí, oh bueno puede haber algunos animales -me explico Ronald.

-Solo para nosotros -dije más para mi misma que para él.

Él asintió- así es amor, de hecho podemos andar desnudos, yo no tengo problema con verte desnuda estos días -me dijo haciendo que me sonrojara.

-De un momento a otro me tomó en sus brazos y camino conmigo hacia la cabaña- oye, ¿que haces? -casi que le grite.

-Como debe ser entraré con mi esposa en mis brazos, como la reina que eres -me dijo sonriéndome y sentía una mirada tan hermosa, definitivamente sabia mentir muy bien.

Yo sentí ganas de llorar y de golpearlo, todo estaba siendo tan perfecto, porque me estaba engañando.

Cuando entramos a la cabaña me soltó y prendió las luces, mientras se devolvía por las maletas y las ponía en la sala.

-Te mostraré el lugar nena -me dijo y tomó mi mano, siempre he sido el tipo de mujer que amo cuando los hombres tienen contacto físico con sus novias y esposas y Ronald era así, pero ya no se sentía tan bien como antes.

Era impresionante, pero más allá de ser lujosa era romántica, acogedora, la amaba, era de ensueño, las luces eran cálidas, se sentía como un hogar, la habitación principal estaba decorada románticamente, con pétalos de rosas, los alrededores de la cabaña también se veían muy bien, quedaba muy cerca del mar, tenía una piscina y un jacuzzi, mientras más caminaba toda la cabaña, peor me sentía, era mi sueño, pero no así.

-¿Y? ¿Cómo te parece? -me dijo el expectante, parecía un niño esperando que su madre lo dejara ir a jugar, era tan lindo, pero tan mentiroso.

-Es hermoso, todo es simplemente perfecto -le dije, pero no pude evitar que mi voz saliera quebrada y que una pequeña lágrima saliera de uno de mis ojos.

-Oye, ¿qué pasa?, si te gusto porque estás así? -me pregunto tomando mi rostro en sus manos, yo trate de quitarlo, pero él no lo permitió- dime que pasa, desde hace un rato estás muy extraña.

-Ronald, está bien, esto era lo que quería hablar contigo, escuche la conversación que tuviste con mi padre y Harry en la cabaña, casi al finalizar la boda -por fin le dije- me mentiste Ronald, eres un ser vil y cruel, estás jugando conmigo -le dije con rabia.

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