CAPÍTULO 4

Gala se había ido en Taxi a la Mansión había cumplido con su palabra, aunque en el fondo hubiera deseado que Dante la hubiera detenido, pero aquello no ocurrió, el hombre había salido del hotel y Gala ya sabía que se había dirigido junto a su amada Clara, al día siguiente en las instalaciones de las Empresas Ambrosetti el CEO, tenía un aura particularmente distinto al que conocen sus empleados, y por supuesto alguien más también se había percatado de eso y no dudo en hacerlo saber a su amigo.

- ¿Hoy eres más rico que ayer? - Mauro había entrado con una sonrisa burlona en su rostro.

- ¿En que te afecta eso? - Pregunto el hombre observando de mala manera a Mauro.

- A mi en nada - Mauro se encogió de hombros - Solamente pasaba a verte e informarte que Gala hoy va a asumir como Gerente de tu Empresa no seas muy duro Dante - con aquellas palabras el hombre abandonó la Oficina de Dante, mientras el hombre de ojos avellana se había quedado con el ceño fruncido, pero no había emitido algún otro gesto.

- Esta será su Oficina señora - una pequeña, pero encantadora mujer de pelo rojo se encontraba por delante de Gala, por supuesto ella aunque tiene mucho conocen esta área, pertenecer a la Empresa de Dante era todo un desafío, era la más Grande y Prestigiosa de toda Inglaterra.

- Muchas Gracias - Murmuró Gala con una pequeña sonrisa.

- Seré su asistente personal y Empresarial - la joven parece estar emocionada, pero a la vez demostraba un poco de temor al dirigirse a ella.

- Puedes empezar a verme que ocupaciones tengo para hoy - Expuso Gala con total calidez.

- En mi defensa diré que nadie estaba afuera - La voz de Mauro se escuchó y segundos después su apuesta y divertida cara entró en el campo de Visión de las dos mujeres.

- Mauro - Murmuró Gala con mucha emoción - Toma asiento.

- Lo tomaré incluso si no me lo ofreces - Mauro había sonreído mientras mira a la mujer - Gala, no te dejes pisotear, solamente vine a decirte eso - Mauro la agarró de las manos - No olvides que eres la esposa nada más vine a decirte eso, y creo que voy a extrañarte como antes andabas de vaga podía verte todos los días, pero ahora ya eres toda una Gerente Empresarial.

Mauro se había alejado dejando a Gala un poco confundida, pero con mucha suspiro de por medio tomó la decisión de analizar más tarde aquellas palabras, por ahora tenía mucho trabajo y no quería recibir observaciones, no en su primer día y agradecía que su marido no esté molestando o perturbando su presencia, la mujer escucho que su puerta volvió a ser abierta, pero supuso que era Mauro entonces lo iba a molestar con alguna palabra.

- ¿Me extrañas? - Gala lo expresó con un poco de burla.

- Nunca te extrañaría - Y escuchar aquella voz era perturbador, la mujer se volvió pálida inmediatamente, ella nunca le habría hablado de aquella manera al hombre.

- Disculpe Señor Ambrosetti - ella estaba temerosa, Gala conoce el carácter de su marido y tan buena no es.

- ¿Quién podría extrañarte a ti? - Dante se burló.

- Claramente usted no, pero otros si Señor Presidente - Gala sacó a relucir su lado obstinado, tampoco estaba dispuesta a soportar a Dante, esa mañana no.

- Mejor Cállate, vengo a recordarte que esta noche llega la tía Anastasia y por supuesto tu tienes que ir, porque ella pide por ti y no quiero que su salud empeore por que tu no vas - Con aquellas palabras el hombre salió, Gala realizó una mueca, pero sabe que debe de irse la Tía Anastasia era la más buena además tenía Alzheimer, pero era un amor con ella y todos en la familia querían verla siempre bien, pero antes de que siguiera pensando alguien más había llegado tal parece que aquella mañana era el día de las visitas.

- ¿Se puede? - Gala sonrió dulcemente al observar a Mateo Dybala, primo hermano de Dante.

- Pasa Mateo - Gala se sentía feliz por tenerlo cerca.

- Solo vengo un rato, no quería sonar chismoso o verme como uno, he escuchado la orden de mi primo y quería preguntarte si quieres irte conmigo - Al momento de escuchar aquello, Gala tuvo los ojos brillantes de hecho aquello sería una excelente idea.

- Por supuesto que si - fue la respuesta de la mujer, la amistad entre ella y Mateo al igual que con Mauro era bastante fuerte y la confianza era única, ambos hombres siempre estarán dispuestos a defender a Gala.

- Bien, vendré por ti - Mateo se había alejado, el día había pasado rápidamente y cuando la tarde noche cayó, Gala había solicitado la presencia de su asistente.

- Usted dirá señora - Expuso Ana al entrar en la Oficina.

- Puedes buscarme un vestido sencillo para la visita en la casa de la tía Anastasia.

- Por supuesto señora - Ana había ido en busca del vestido y cuando volvió lo hizo con un hermosos vestido blanco - Le quedará perfecto - la asistente estaba segura de eso, puesto que la hermosura de la mujer resalta en cualquier lugar y su sencillez es capaz de cautivar hasta a un Jeque o algún Rey.

Cuando Gala ya estaba lista nada más esperaba por Mateo, el vestido blanco enaltece su dulzura no necesita prendas extravagantes para llamar la atención, una hora después el vehículo de Mateo se estacionó en la Mansión de Anastasia, al mismo tiempo que el Ferrari de Dante también se había estacionado al lado del vehículo de Mateo.

El hombre de ojos avellana observó desde su vehículo como su primo abre la puerta del copiloto y segundos después la elegante figura de Gala entró en el campo de Visión de su marido por supuesto Dante apretó las manos en el volante, entonces experimento aquella sensación desconocida para él llamado celos, Gala era como una Reina, era demasiado hermosa para cualquier hombre su belleza era digna de pertenecer a la Realeza, con su sencillez y su frialdad característica.

Clara al percatarse de que Dante estaba prestando bastante atención a su prima se había acomodado y dejó ver una sonrisa, por supuesto ella ya tenía un plan para hacer pasar un mal momento a su prima.