Animal Nocturno (8)

Toda mi mañana pasó rápidamente, hasta que Yuna llegó de la escuela y me tocó prepararla para las clases de Ballet fue que tuve algo de acción por decirlo así.

Yuna se fue emocionada por conseguir el protagónico del cascanueces, esta vez no la llevó su padre sino un chófer de la familia, lo cual le hizo sentir aliviada. No estaba lista para ver al señor Yeong Sun otra vez, o al menos no sabía como reaccionar después de aquel contacto tan incómodo.

Ayudé a Nemi a limpiar y a hacer la cena, me contó que la señora Minhee Park se encontraba en Singapur promocionando un perfume, y habló más que todo de los problemas que ha tenido la familia y en como la señora Minhee le recalcaba al señor Yeong Sun que era un padre irresponsable cuando ella también era similar. Lo único que si reconocía era que la señora Minhee era la que sustentaba la casa económicamente, ya que su esposo se excusaba diciendo que estaba invirtiendo en algún proyecto de la empresa

Cayó la noche y Yuna llegó del Ballet, lucía menos emocionada que en la tarde pero no tan desanimada. Nemi y yo le preguntamos cómo le fue en el Ballet, pero ella no quiso hablar de eso, lo que nos hizo pensar en que las cosas no salieron como fueron planeadas.

Nemi me dijo que acostara a Yuna mientras ella le iba a ponerle el tratamiento a Soreon, yo accedí y la llevé a su habitación donde Yuna se colocó la pijama.

—¿Me vas a decir lo que pasó en el ballet? —Le pregunté cruzándome de brazos. —¿No conseguiste ser la protagonista?

Yuna negó con la cabeza decaída.

—La profesora dijo que ese papel no era para mí. —Explicó la niña con tristeza. —¿Crees que mi mamá se enojará, Mia?

—No, no tiene porque enojarse, no es tu culpa. —Me agaché a su altura para tratar de alegrarla. —Tal vez no sea tu momento de brillar, pero pronto vendrá, eso es seguro.

—Bueno, si tu lo dices. —Dijo Yuna no muy convencida.

Yo le di unas palmadas en el hombro y la convidé a dormir, aunque no quería que su día acabase con una desilusión.

—¿Quieres que te cante una canción? Te ayudará a dormir. —Le ofrecí.

—Si quieres...

Me senté a su lado y comencé a cantarle una canción llamada Rose, apenas empecé el rostro de Yuna se mostró impresionado por mi voz.

—¡Eres muy buena, Mia! —Exclamó Yuna cuando terminé de cantar. —Escucharía tú voz una y mil veces.

Yo sonreí contenta por lo que decía.

—Espero que pronto sea así...

—¿Me cantas otra? Porfis, porfis... —Suplicó la niña, a lo que yo reí para luego cantarle otra canción.

Finalmente Yuna se durmió, yo la arropé y me fui de su habitación a la mía.

Me acosté a pensar en la propuesta del señor Yeong Sun; nunca pensé participar en un programa de supervivencia, no era lo mío, me dolía ver como los coachs o los jueces criticaban a sus alumnos, más me dolería cuando me criticaran a mí. ¿Y si terminaba siendo eliminada? ¡No podría soportarlo!

"Vamos Mia, tu tienes más experiencia, incluso estuviste a punto de debutar."

Suspiré rindiéndome, esta era la oportunidad que se me había dado, y quizá la que definiría si mi destino era ser Idol o no.

"Algún puesto tendré que ganar." me consolé a mi misma, tratando de ser positiva.

En medio de la noche escuché varios ruidos extraños. Decidí levantarme y salir a ver que hacía esos ruidos, aunque algo en mi interior me decía quién podía ser. Eso fue lo que me motivo más a salir.

Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, donde una chica en bata de hospital urgaba en la nevera. Apenas esta cerró la puerta cargada de comida pude notar que al menos se peinó el cabello en dos trenzas.

Al verme Soreon dio un pequeño salto.

—¿Ahora eres tú la que trata de asustarme, cariño? —Dijo sonriente.

Sin controlarme me sonrojé por el apodo.

—Eso no es cierto, solo escuché ruidos y vine a investigar. —Me excuse tratando de ser seria.

—Bueno, ya que viste que soy yo y no un ladrón más riesgoso ¿Por qué no te has ido?—Soreon comió una uva mientras me miraba inquisitiva.

Al ver que no respondí siguió caminando como si nada. Soreon se sentó en el sillón de la sala con la comida en manos y encendió la televisión, puso la categoría de anime y colocó One Piece para empezar a comer. Ver esa escena ciertamente me dio gracia.

—Odio los vegetales. —Refunfuñó ella peleando con los susodichos, apartandolos a un lado. —¿Te vas a quedar ahí o vemos One Piece?

Me senté a su lado con un poco de inseguridad, pero ella solo seguía comiendo los fideos mientras veía la televisión.

—¿Sabes que si comes los vegetales mejorarás más rápido? —Mencioné. Soreon me miró incrédula.

—¿Mejor de lo que ya estoy? —Comentó alzando una ceja. —¿Crees que alguien enfermo estaría así? Si, mis padres me quieren ver débil, pero al parecer no me correspondía.

Esa frase me hizo recordar todos los comentarios que leí de los internautas cuando la veían participar en realitys y programas, en como todos la criticaban o la hacían sentir menos por su forma de ser.

—¿Por qué mejor no vemos Produce 101? ¿O Unpretty Rapstar? Son programas interesantes. —Solté esperando que captara la indirecta.

Soreon quedó en silencio un momento, por un instante pensé que había dicho algo malo hasta que de repente ella comenzó a reírse.

—¿Me andabas acosando? —Inquirió, a lo que yo reaccioné perpleja. —¡Pero que pervertida! Miren a Mia, tan santa que la ven y ahora en su historial abunda mi nombre...

—¡Claro que no! Solo tuve curiosidad pues... pe-pensé que te había visto en algún lado. —Traté de excusarme aunque ella seguía riéndose de mi diciendo que yo era una acusadora y demás.

—No sé porqué no lo admites, yo si he estado pensando en ti todo el día. —Reveló Soreon dejándome atónita. —Y ahora mucho más con ese sonrojo, es tan lindo ver como te sonrojas cuando te digo un piropo.

Me enojé, eso no era verdad.

—N-No es...

De repente Soreon me acorraló entre el sillón, nuestros rostros quedaron muy cerca ocasionando que mi corazón latiera desenfrenadamente.

—Me gustaría saber que pasa si te beso ahora. —Sentí su respiración en mi rostro cuando pronunció aquello.

Trate de calmarme pensando que era una broma, que no lo haría de verdad y que solo estaba jugando con mi mente.

No fue hasta que sentí sus labios contra los míos que terminé de morir.

Lo primero que hice fue empujarla y salir corriendo a mi habitación, no obstante llegué a escuchar la risa de Soreon detrás de mi.

¿¡Qué tenía ese maldito sillón y porque cada vez que me sentaba con un Yeong este quería sobrepasarse conmigo!?

Apagué la luz y me enrollé con las sábanas, sin poder procesar lo que había pasado.

Soreon me besó, Soreon me besó, Soreon me besó...

Sabía que estaba mal, que era una completa locura.

Pero también era cierto que no dejaba de sentir sus labios sobre los míos, como si estuviesen suplicando ese roce una vez más...