Capítulo 17

— ¿Robarme a mi esposa, ahora a mi hijo? — dice Daniel enojado.

— ¡No soy tu esposa! — dice Laura. — Lucas nunca robó a Pedro. Él está siendo para MI hijo lo que tú dejaste de ser. ¿Recuerdas que cuando dejaste mi vida, todavía prometiste estar siempre presente en la vida de Pedro?

— Yo...

—Cállate y escúchame. — dice Laura, pasándose las manos por el cabello. — ahora es mi turno de decir lo que tengo atascado en la garganta.

Abandonaste a nuestra familia. Dijiste "Hasta que la muerte nos separe" el día de nuestra boda, pero no tomaste esas palabras en serio. ¿Cómo pudiste irte y dejarme sola para cuidar de nuestro hijo de un año?

— Sé que te fallé a ti y a nuestro hijo. No hay excusa válida para lo que hice, pero por favor escúchame. — dijo Daniel, en tono de arrepentimiento.

— ¿Crees que ser abandonado es fácil? ¿Qué ver a tu hijo crecer sin su padre es algo que me gustaría? Hubo noches de insomnio, llantos incesantes y responsabilidades que nunca imaginé enfrentar sola. Tú te fuiste y yo me quedé aquí, destrozada y tratando de recoger los pedazos de mi vida. — Se desahogó Laura con furia.

Daniel bajó la cabeza, incapaz de afrontar el dolor que había causado.

—Estaba perdido, Laura. Me sentí asfixiado... Sé que esto no justifica mis acciones, pero eso fue lo que sentí en ese momento. — dice Daniel con la cabeza gacha. — Me equivoqué y fui egoísta. Perdí la oportunidad de ser el padre que nuestro hijo merece y disfrutar de la familia que habíamos construido junto a él...

— No sé si algún día podré volver a confiar en ti. Y nuestro hijo merece un padre presente y comprometido, que no se irá tan fácilmente como tú. — dijo Laura, Lucas se alejó un poco para que Pedro no estuviera en medio de toda esa discusión.

—Entiendo, Laura. Sé que mis errores no se pueden borrar con una disculpa. Pero haré todo lo que pueda para ser el padre que nuestro hijo merece y reconstruir su confianza. Yo prometo. — dijo Daniel, con los ojos llenos de determinación.

— Ya no me debes nada, Daniel. — dice Laura. — Pero le debes a nuestro hijo. Ya no soy nada tuyo, más que la mujer que trajo a tu hijo al mundo.

— Sigues siendo mi esposa. — dice Luis.

—Solo en papel. — dice Laura. — Yo resolveré esto.

— No voy a firmar ningún divorcio. — dice Luis.

— Daniel… no hay posibilidad de que volvamos a ser como antes. - dice Laura. — hay demasiadas tristezas para que las olvide y vuelva a ti.

Daniel baja la cabeza.

— Si quieres volver a nuestras vidas, lo único que puedes ser es solo el padre de mi hijo. — dice Laura. — todo el mundo merece una segunda oportunidad y tú puedes tenerla y ser un buen padre para Pedro.

— Me voy. — dice Daniel, caminando hacia la puerta, antes de que pueda agarrar la manija, habla Laura.

— Espere el divorcio. — dice Laura. — Te llegará pronto. Y si no quieres firmar, nos vemos delante del juez.

Daniel acaba de salir y Laura respiró hondo.

— ¿Todo bien? — pregunta Lucas, tocando el hombro de Laura, ella se gira rápidamente y abraza a Lucas, cuidando a su hijo que estaba en sus brazos.

— Todo bien. — dice Laura mirándolo y sonriendo. —Pedro durmió.

Lucas mira a Pedro que duerme recostado sobre su hombro.

— Estaba tan concentrado en tu conversación con Daniel que no me di cuenta de que había dormido. — dijo Lucas.

— ¿Puedes ponerlo en la habitación, por mí, por favor? — dice Laura. — Entonces podremos hablar de... de todo.

— Ok.— dice Lucas mientras se dirige hacia la habitación de Laura. Lucas acuesta a Pedro en la cama y luego regresa a la sala, donde ve a Laura sentada en el sofá con las manos sobre la cabeza, estaba pensativa.

— Él viene. — dice Laura, llamando a Lucas para que se siente a su lado.

— ¿De verdad vas a pedir el divorcio? — pregunta Lucas.

— Claro que sí. — dice Laura. — Debería haber hecho esto hace mucho tiempo. No quiero tener ninguna conexión con Daniel más que el hijo que ya tenemos.

Lucas asiente mientras toma la mano de Laura.

— Todo lo que dijo Daniel ese día fue mentira. — dice Lucas. — Eso no fue un plan, fue solo una coincidencia del destino. Yo juro.

— Yo creo en ti. — dice Laura. — Estaba confundida y en shock por volver a encontrarme con Daniel... cuando lo vi parado frente a mí, salió a la luz todo lo que me hizo y todo lo que pasé sola. Fue como una bomba. Luego empezó a decir esas cosas de ti, me sentí asfixiada y quise salir de ahí. Pero creo en ti Lucas. Te amo.

Lucas en ese momento dejó de respirar por unos segundos. Laura finalmente le confesó que lo amaba.

— Yo te amo. — Dijo Lucas colocando su mano suavemente sobre el rostro de Laura, acariciando su suave piel. Cerró los ojos y sintió una ola de deseo recorrer su cuerpo.

Lucas se inclinó lentamente hacia Laura y sus labios se encontraron en un beso intenso y apasionado. La habitación se llenó de calor y electricidad mientras sus lenguas bailaban entre sí.

Las manos de Lucas recorrieron suavemente el cuerpo de Laura, explorando sus delicadas curvas. Cada toque estaba lleno de un deseo ardiente, haciéndola entregarse por completo al momento.

El sofá parecía demasiado pequeño para la intensidad de esa creciente pasión. Sus cuerpos encajaban perfectamente mientras se entregaban al placer, sin ninguna preocupación en el mundo.

La ropa se quitó rápidamente, dejando al descubierto la piel sedosa y los cuerpos esculpidos que anhelaban unirse. El deseo era tan abrumador que parecía consumir sus mentes y corazones.

No había lugar para dudas ni vacilaciones, solo para la búsqueda del placer y la pasión desenfrenada. Gemidos mezclados con suspiros, resonando por la habitación y llenando el ambiente con su total entrega al momento.

Las horas pasaron en una mezcla de placer y éxtasis, hasta que, finalmente, se encontraron en un fuerte abrazo. La respiración agitada y el sudor en sus frentes eran testimonio del intenso amor que acababan de compartir.

Lucas acarició tiernamente el rostro de Laura, mientras ella lo miraba con una sonrisa de satisfacción. En ese momento supieron que no se trataba de un enamoramiento pasajero, sino de un amor que florecía cada día, cada minuto, cada segundo.

Volvieron a acurrucarse juntos en el sofá, esta vez abrazándose, disfrutando de la sensación de paz y plenitud que invadía sus corazones. No hubo prisas ni exigencias, solo ganas de disfrutar cada momento juntos.

— ¿Laura? — dijo Lucas.

— ¿Sí? — ella dijo.

— ¿Quieres ser mi novia? — pregunta Lucas, apretando a su amada en sus brazos.

— Acepto. — dijo ella mirando a Lucas y sonriendo. — Yo te amo Lucas.

Él sonríe grandiosamente.

— Te amo, Laura.

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