Hago lo que sea por mi hija

Franco Rossi

¿Eres capaz de hacer lo que sea por tu hija?. 

Yo sí lo hago. 

Ghinger ha sido  lo mejor que tengo en mi vida. Pero este mundo en el que vivo me ha enseñado que el dinero y poder no es felicidad, que tener una esposa y un hijo no es tener familia, y que dejar que otros te humille la primera vez, le dé la posibilidad de que lo hará muchas veces más.

Ghinger desde que nació presentó problemas en sus riñones, los doctores nunca me supieron explicar porque ella nació así. A los tres años empeoró y casi la pierdo, su madre que no era una mujer como yo, de este mundo de privilegios, prefirio irse con un amante que seguir a mi lado con su hija, la odie cuando me dijo: si se muere ya nada nos unirá…

¿Que tipo de madre desea la muerte de su hija?

No soy tampoco un santo, me refugiaba en cuerpos de mujeres que me hacían olvidar todo el dolor que sentía al ver a mi niña sufrir. En esos momentos la olvidaba, y cuando volvía a casa me odiaba por dejarla a manos de desconocidos que no le importaba si ella estuviera bien, si no en lo que yo les pagaba. 

Cuando por fin la operaron me dediqué mucho a ella, Ghinger es alegre, animada y curiosa, siempre desea saber todo. Aprendió a decir la verdad, ser sincera es una de sus grandes virtudes, es inteligente y muy buena manipuladora. Lo sé, y ella cree que no lo noto, es una niña. A pesar de eso tiene problemas de apego, confía mucho en cualquiera que le demuestra cariño.

¿Esa es su gran debilidad?

Creo que por falta de cariño de su madre, y yo, tampoco que sea muy afectuoso, pero trato de hacerlo por ella.

Cuando empezaron las clases en su colegio, ella comenzó hablar sobre su maestra, yo había pedido su hoja de vida y no ví nada especial en ella, si no, que tenía una madre que había sido antes maestra en ese colegio y era muy reconocida. Pensé que sería bueno opción aunque la mayoría de la madres no les gustaron, era linda y eso mata de envidia a un grupo de madres amargadas y frustradas que solo viven de supera en belleza a las otras, poniéndose grandes tetas y vivir metida en gimnasio y haciéndose operaciones de belleza. Una mujer naturalmente bella como la maestra Camhile, era un problema, y lo fue.

La primera reunión se quejaron por la evidente preferencia que según, tenía sobre mi hija. Yo las mandé a la mierda y no firmé el acta, no apoyaría algo que no era cierto. Cuando vi como Sussan Scott Benne hablaba sobre la mejora de su hija por el trato que le hacia la maestra, ahora no solo es a mi hija la preferida, sino la la Sussan, luego de la manera en que evaluaba, y como pedía a de niñas a repetir tareas mal hechas, Ghinger le tocó hacer dos, las hizo a la hora del receso mientras el resto salía del salón, mi hija se dedicó a repetir sus tareas o hacer la que no hacía, por solo pelear con la tutora que tenía.

Tampoco firme esa acta, me pareció estúpida la queja, la última reunion, nisiquiera me llamaron, sabían que no firmaría. El proyecto de Ghinger estuvo muy bien preparado y las alumnas se lucieron. Otros no lo vieron así, les gustó gastar el dinero y no se preocuparon por preparar a las niñas. La maestra les llamó la atención y no les gustó. La sacaron. 

La maestra ya no estaba y eso a Ghinger le afectó mucho. Ella tenía un vínculo muy especial con ella y le dolió saber que por algunas de sus amigas ya no estaría en el colegio. Se peleó con sus compañeras, no quería ir al colegio y mis problemas con la tutora, empezaron.

Ghinger estaba incontrolable, y ella debía estar tranquila, su estado de ánimo afecta sus órganos, eso afecta a su trasplante y debía cuidarla. 

Decidí buscar a la maestra para que hablara con ella y la hiciera entender, y cuando se lo propuse no sé cómo me convenció a qué contraté a su maestra como su nueva tutora.

— Tienes una tutora ya Ghinger, no necesita a otra — le expliqué.

— No la quiero, ella no me ayuda en mis estudios. No hace si no mirar su celular.

Me hace dudar, Ghinger sabe que no soy de los que pierde dinero en alguien que nos hace su trabajo, así ella me pudo manipular para que despidiera a su antigua tutora.  

Cuando encontré a la maestra me lleve muchas sorpresas, tenía una hija que no estaba en su hoja de vida, en lugar donde vivía lo estaban subastando, porque el dueño no pagó la hipoteca que tenía sobre ella y tampoco había comunicado a sus hermanos, ya que era una herencia, y tenía muchas deuda; ese problema y que ahora tampoco la maestra no tenia trabajo y con su hija estando en el hospital, no le iba muy bien que digamos. Tenía muchos problemas, y no sabía si podía tomarlos como mios, solo por darle gusto a Ghinger.

— ¿Puedo ir a verla? — me preguntó ella cuando le dije que ya había dónde estaba su maestra.

— Está en un hospital, no creo que sea buena idea — me mira asustada

— ¿Le paso algo? — pregunta angustiada.

— A ella no cariño, a su hija, está delicada de salud — la veo sorprendida.

— ¿Tiene una hija como yo? — siente curiosidad.

— Supongo.

— Quiero verlas — me pide y sé que no me podré negar.

— No es buena idea hija — le digo — su hija está enferma y tú sabes cómo es eso, ya lo has pasado antes.

— ¿Tiene lo mismo que yo? — Ghinger conoce muy bien qué es estar en un hispital, ha pasado una gran parte de su vida en uno.

— No, pero es delicado.

No supe lo que tenía, hasta que llevé a Ghinger. Me había convencido.

La lleve con su maestra y creí que eso  la pondría más tranquila, pero no. Mi hija insistía en tenerla en casa. Y la traje.

Pague su deuda en el hospital, compré el edificio en dónde vivía y pedí que desalojaran, para que ella no tuviera opciones si no la que le propondría yo, y la hice firmar un contrato por 3 años. 

¿Harían cualquier cosa por su hija? 

Pues yo sí lo hice.

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