ESPOSA DE PAPEL

ESPOSA DE PAPEL

Casémonos

La oficina del CEO Christopher King no tiene nada que envidiarle a un iglú en medio de la Antártida. El ambiente es helado, las dos personas en ella se ven como un par de hermosas esculturas, aunque una de ellas está rota.

—Casémonos... —es la única palabra que pronuncia el imponente hombre después de que Isabela decidió dejar su orgullo y dignidad a un lado para ir a buscarlo y pedirle el favor de que la salvara de la desgracia que había caído sobre su familia.

Ella estaba preparada para cualquier respuesta. Se imaginó que le respondería con un NO rotundo y ordenaría a seguridad que la echaran del edificio. También pensó que se burlaría, que la miraría con esos preciosos ojos azules y la congelaría para luego romperla con sus palabras mientras se jactaba de que él tenía razón sobre ella, que era una oportunista con cara de santa y que lo sucedido la noche anterior solo había sido un acto para sacar más provecho de su situación.

Repasó cada segundo, cada palabra y cada gesto que había sido parte de la discusión que tuvieron hace menos de 24 horas. Isabela entendía que no iba a ser fácil que Christopher cambiara la opinión que tenía sobre su persona, y mucho menos después de atreverse a ir a su oficina a pedirle el dinero que le aventó a la cara mientras gritaba y lloraba para proteger lo que quedaba de su dignidad.

Estaba preparada para eso, para que su fugaz ilusión con aquel hombre terminara definitivamente y ser avergonzada de esa forma. Estaba dispuesta a soportarlo, a tragarse todo su orgullo con tal de salvar a sus seres queridos.

Pero esto iba más allá de los límites de su imaginación y su cerebro no sabe cómo reaccionar.

“¡Qué hombre tan cruel! ¿Por qué me hace esto? ¿De cuántas maneras más me quiere destruir?”, piensa desolada mientras intenta ponerse de pie y salir lo más pronto posible de ese lugar porque siente que no puede respirar.

Sus brazos comienzan a temblar, y una de las muletas que la ayudan a caminar cae al suelo, provocando un gran estruendo. Se estremece al notar cómo su cuerpo cambia del frío al calor a una velocidad sobrehumana, y en consecuencia, todo a su alrededor se vuelve gris y la pierna que aún tiene sana tiembla como si sus huesos fueran de gelatina.

—¡Ten más cuidado! —grita Christopher mientras corre a evitar que caiga y la sostiene por la cintura, haciendo que ella se estremezca al tenerlo tan cerca. — Vas a terminar de romper las pocas partes de tu cuerpo que aún siguen enteras.

“Cualquiera que lo escuche creería que de verdad está preocupado por mí”, piensa ella con frustración, pero de su boca salen otras palabras:

—¡Prefiero eso a seguir siendo humillada de esta forma! —su grito la sorprende porque de verdad no pretendía continuar con la incómoda discusión que se formó entre ambos la noche anterior, pero nunca ha sido muy buena para fingir sus emociones y mucho menos aquellas que la desbordan.

Toma la mano de Christopher con fuerza y lo obliga a soltarla.

—No me importa si quedo hecha un rompecabezas de mil piezas. No lo voy a soportar más… —dice sin disimular lo agotada que se siente— Solo tengo una duda… ¿Qué carajos crees que soy? ¡¿Qué te hice para que me trates así?!

***Hace aproximadamente seis meses… ***

—Por el poder que me otorga el estado de Nueva York, declaro a la acusada Jennifer Smith, culpable de estafa, fraude financiero, espionaje corporativo y enriquecimiento ilícito. Queda condenada a 5 años de prisión y deberá pagar doscientos millones de dólares como indemnización a la empresa Dinamo.

El sonido del mazo golpeando la madera y anunciando que el eterno juicio finalmente ha terminado devuelve a Christopher King a la realidad. Sus ojos azules y hermosos como el mar, aunque cargados de una oscuridad antinatural por la ira retenida en los últimos meses, observan por última vez a la mujer que ha amado por más de diez años, Jennifer. Su hermosa y amada Jen está siendo esposada y arrastrada a prisión. Ella llora y grita desesperada alegando que es inocente, pero las pruebas son irrefutables.

Christopher, agotado física y emocionalmente, se pone de pie para salir de la sala junto con su abogado y mejor amigo, Mark.

—Ya se acabó —Mark, en señal de apoyo, coloca su mano en el hombro de Chris porque lo conoce más que nadie, incluso más que su familia, y sabe que detrás de esa mirada gélida y vacía, el corazón de su amigo está destruido —. No tienes que quedarte a presenciar todo esto. Salgamos de aquí.

Chris no responde, se queda de pie y decide mirarla un par de segundos más con la esperanza de entender por qué lo hizo. Pero ya llevan seis meses en lo mismo, de audiencia en audiencia, de juicio en juicio, y por más que intentó encontrar una razón para los actos de su prometida, la única conclusión a la que llegó fue que su codicia fue más grande que el amor que decía sentir por él.

Desde la universidad, la ambición de Jennifer la volvió popular entre sus futuros colegas, y eso fue lo que hizo que Chris se fijara en ella.

Al principio, todo se trataba de una competencia académica por demostrar quién era el mejor, pero los dos eran muy inteligentes y en poco tiempo entendieron que no valía la pena enfrentarse cuando podían ser un gran equipo.

Ambos, siendo los herederos de grandes compañías, se les presagiaba un futuro lleno de éxito y riqueza. Sus sueños eran los mismos y juntos planeaban llevar a sus respectivas empresas al siguiente nivel. Durante los años universitarios se encargaron de planear y comenzar a construir las bases de sus objetivos. No había nada ni nadie que pudiera contra ellos. Se graduaron con honores mientras celebraban y disfrutaban de su amor.

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Comments

Calo

Calo

interesante

2023-11-14

2

Elide Rubio

Elide Rubio

y entonces porque cometió un delito

2023-10-03

6

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