Capítulo 07. Única salida.

Elio estaba parado frente a la enorme construcción victoriana. Los enormes ventanales, muros y árboles, le hacían sentir extremadamente pequeño. Su respiración era pesada y sus manos temblaban por los nervios.

—¿Va a entrar? —uno de los hombres que lo había escoltado hasta la entrada le preguntó repentinamente haciendo que se sobresaltara. Elio afirmo rápidamente asintiendo.

El hombre chasqueo la lengua y abrió la enorme puerta de madera. Esa inofensiva puerta parecía la entrada al infierno en ese momento. Elio estuvo a punto de dar media vuelta y huir, pero el rostro sonriente de su hermana apareció en sus pensamientos. No podía abandonarla por segunda vez.

Apretó los puños y reunió toda la fuerza y valentía que tenía para dar el primer paso hacia arriba en las escaleras blancas de cantera. Los demás escalones, aunque no podría decir que fueron pan comido, resultaron relativamente fáciles.

—Espere aquí, hablaré con el señor Gabriele.

Elio asintió y vio al guardia ir hacia arriba. La primera vez que había ido no le prestó mucha atención a la decoración, se centró en las pinturas nada más, pero ahora que veía más detenidamente, ese lugar era el más lujoso que había visto en toda su vida.

El techo de doble altura con tenues luces a los costados, un candelabro en forma de cascada con cristales cortados como si fuesen gotas de agua, adornaba el imponente techo, una gran escalera doble, pisos de mármol con paredes y muros de granito. Era una mansión de lujo que por fuera parecía todo un clásico, pero por dentro, era completamente moderna.

—Elio Mancini —escuchó su nombre que fue pronunciado desde la segunda planta. Levantó la vista y se encontró con el intimidante señor Di Marco, el padre de Vicenzo.

—Señor, buenas noches —saludo amablemente, no obstante, solo hubo una mirada de desprecio de parte de aquel abogado, lo cual lo desconcertó un poco, la última vez que lo había visto, el hombre incluso se despidió de él educadamente.

—Recuerdo que rechazaste la propuesta de mi padre, ¿Qué haces por acá? —Elio entendió por qué la actitud fría.

—Yo…

Elio se quedó mudo. La penetrante mirada lo estaba poniendo aún más nervioso. Sus manos temblaban y comenzaron a sudar. Era verdad, había rechazado el contrato matrimonial, estaba esperando a que lo trataran de esa manera, pero necesitaba con urgencia el dinero y no podía pensar en otra solución.

—No molestes al visitante, Salvatore —la voz del anciano hizo que ambos miraran hacia la derecha. El hombre vestía un costoso traje verde militar, con ojos avellana que brillaban espectacularmente, eran inquisitivos y penetradores. Igual a los de Vicenzo.

—Simplemente tengo curiosidad, padre, el chico rechazo la propuesta y no tenemos ningún negocio con él —explicó, mientras se acercaba al mayor de los Di Marco para ayudarle a bajar las escaleras.

—Responde, ¿Qué haces aquí?

Ambos hombres eran más altos que él, sus miradas eran frías. Elio se quedó mudo por varios minutos. La paciencia de Salvatore comenzaba a desaparecer y si el chico no hablaba en los próximos treinta segundos, el mismo lo sacaría a patadas del lugar.

Para la sorprenda de ambos Di Marco, Elio se inclinó de rodillas con la cabeza pegada al suelo, casi como si le estuviese rezando a una deidad.

—Perdone mi insolencia al rechazar su propuesta, por favor, deme una segunda oportunidad.

Los labios de Gabriele Di Marco se engancharon en una sonrisa triunfal. Él sabía perfectamente la situación de los Mancini, después de todo, las noticias en el bajo mundo vuelan como el polvo. Una chica linda que es secuestrada a causa de las deudas de su difunto padre, el cual era heredero de los Mancini Rizzo, no pasaría desapercibido para nadie.

—¿Por qué cambiaste de opinión? —Elio levantó la mirada y se puso de pie gradualmente. Apretó los labios con fuerza antes de responder. De solo recordarlo le hacía querer matar a esos bastardos.

—Unos bastardos secuestraron a mi hermana menor…

—¿Y eso que tiene que ver con el matrimonio? —Salvatore no se veía tan satisfecho con eso.

—Yo, quiero pedirles que, a cambio del matrimonio, paguen el rescaté, es medio millón de dólares.

El silencio siguió sus palabras. Los dos hombres se miraron uno al otro. La presión aumentaba y el aire parecía cada vez más escaso para Elio, no se atrevió a levantar la mirada y mantuvo las manos entrelazadas delante de él. La carcajada que soltó Salvatore le hizo temblar. Si, debió sonar ridículo.

—¿Piensas que tienes tan valor? —Elio ya había previsto esa respuesta, pero en el fondo esperaba estar equivocado. «Mierda, por supuesto no iban a aceptar eso, ¿Quién soy yo para ellos?, Un simple don nadie», pensó Elio—, te estás sobreestimando mucho, niño. Eres solamente un chico sin valor para nosotros, ¿Por qué deberíamos de pagar tanto solo por ti?

—Salvatore, controla tus palabras —la voz del anciano se superpuso a las burlas del hombre—, ¿qué ganamos nosotros?, ¿únicamente un matrimonio? —Elio se encogió más. Apretó sus labios y sus manos con fuerza. Sí, era ingenuo pensar que podía haber una segunda oportunidad—, tú no eres único, Elio, podemos buscar otra esposa para mi nieto, una mucho más capaz y con mayor valor que tú, además, una que nos dé un nieto.

Esas palabras le dolieron el orgullo. Si bien no era un chico de una familia adinerada, no había necesidad de humillarlo de esa manera, pero era verdad, él no podía tener hijos. Sin embargo, Elio odiaba a las personas que humillaban a otros solamente porque su casa no valía más de diez millones, no tenían acciones en la bolsa o simplemente porque iban a los supermercados más económicos.

Si estuviera en otras circunstancias, ya le habría gritado sus verdades a ese viejo narcisista y egocéntrico. Pero estaba en juego la vida de su hermana, solamente podía atinar a bajar la cabeza y guardarse sus palabras.

—Lo sé —dijo levantando la mirada. En sus ojos se reflejaba un brillo de convicción. El anciano sonrió al verlo tan decidido y seguro de sí mismo—, pero puedo hacer lo que ustedes quieran, todo lo que pidan, que no sea matar a alguien, por supuesto.

Una carcajada sonora proveniente del anciano lo desconcertó—. Que muchacho, por supuesto que no te pediríamos algo así, no somos tan crueles.

«Sobre todo» pensó de forma sarcástica Elio.

—¿Eso significa…?

—Está bien, tú ganas —el anciano dio un paso al frente—, prepararemos el dinero y el contrato que firmaras antes de la boda.

—Muchas gracias, señor —Elio agachó la cabeza en forma de agradecimiento—, si no es mucha indiscreción, ¿Puedo saber para cuándo tendrán el dinero?, Mi hermana solo tiene hasta pasado mañana.

—No es indiscreción, prácticamente eres de la familia —Elio sintió escalofríos por esas palabras, a pesar de ser inofensivas, la sintió como una advertencia o amenaza de algo—, sobre el dinero no tienes que preocuparte, lo tendrás a medio día de mañana.

...----------------...

Elio estaba en la sala de su casa, movía sus piernas en un claro acto de nerviosismo. El reloj en la pared marcaba las once horas con cuarenta y cinco minutos. Mordía sus uñas, esperando ansiosamente a su salvador.

—Si no vienen —Luka caminaba de un lado a otro en la sala. Sus cabellos estaban desalineados y su ropa era la misma que la del día anterior.

—Vendrán, Luka, ellos no son personas que incumplan sus promesas —afirmo Elio, aunque ni él mismo estaba convencido de ello.

Pasaron cinco minutos y el timbre resonó, trayendo esperanza y alivio con el sonido. Elio se puso de pie en seguida, no supo ni como llego tan rápido a la puerta, pero pronto se encontró parado frente a aquel imponente anciano, el cual llevaba un folder de color negro en su mano izquierda.

—Señor, buen día, por favor, entré.

El anciano caminó con pasos lentos, observaba cada rincón del lugar. Un hombre de traje negro iba detrás de él, cargaba un maletín negro; el dinero debería de estar ahí.

Los dos hermanos estaban en la sala, Isabella había caído rendida nuevamente, su hijo había vuelto a usar un tranquilizante, al menos hasta que su hermana estuviera con ellos, no podían dejar que se alterará más.

—Señor, buenos días —dijeron al unísono.

—Hola —respondió él—, Marcello, pon el dinero sobre la mesa —el hombre de traje hizo caso, puso el maletín sobre la pequeña mesa de vidrio en el centro de la sala y abrió los broches. Los billetes verdes acapararon los tres pares de ojos. Definitivamente jamás en la vida podrían haber reunido tanto dinero en tan poco tiempo—. Medio millón de dólares, justo lo que acordamos.

Luka se adelantó y trató de agarrar el maletín, sin embargo, fue retirado rápidamente por Marcello. El joven arrugó las cejas y miró con desconcierto al anciano.

—Antes de entregarlo, necesito la firma de Elio en el contrato —dijo con una sonrisa arrogante—, no es gratis, niño.

—Deme el contrato, lo firmaré ahora.

Elio se veía decidió, aunque las piernas le temblaban. Carlo y Luka lo veían, aun sintiendo pesar por lo que su hermano menor había hecho. Firmar un contrato con ellos era prácticamente vender su alma al diablo, pero no tenían muchas opciones.

—Ten.

Elio ni siquiera leyó el contrato, firmo hoja por hoja con tinta azul. Carlo sentía que estaba mandando a su hermano directamente al matadero, si fuera posible, él tomaría su lugar.

—Listo —Elio cerró el folder y lo entregó nuevamente al anciano. Lo sentía tan pesado que creyó que no eran hojas normales.

—Ni siquiera lo leíste, ¿Estas bien con eso?

—¿Qué diferencia habría? —Cuestiono retóricamente—, si me gusta o no, de igual forma lo iba a firmar. Señor Di Marco, la vida de mi hermana está en juego, aunque ese contrato me diga que tengo que vender mis órganos, lo haré.

—Lealtad —dijo—, una de las cualidades necesarias para pertenecer a mi familia, Elio —el anciano se acercó a él. Elio sintió el aire condensarse a su alrededor, sin embargo, no bajo la mirada ni se cohibió—, debes de saber que detesto a los traidores.

—Y yo detesto a los que abusan de su poder, señor. —Gabriele agudizó la mirada y la mantuvo sobre los ojos azules del chico.

Vio determinación y arrogancia, aunque manchado con un tinte de miedo y nerviosismo. Sonrió. Al parecer, Elio Mancini era mucho más interesante de lo que hubiera imaginado.

—Bien —Gabriele desvío la mirada hacia los otros dos hermanos—, hagan el cambio está noche. Pero, no manden a Elio, si le pasa algo, ustedes serán los responsables.

—Nunca permitiría que mi hermano sufriera algo así.

El anciano levantó la ceja de forma sugerente. Era como si con ese gesto dijera: ¿No?, ¿Entonces por qué tu hermana se encuentra en esa situación, o por qué permites que tú hermano menor se case con un desconocido?, Carlo pudo leer esa mirada, sin embargo, no había nada que él pudiera hacer.

—Bien, lo dejo en sus manos —él volvió a girarse hacia Elio—, en cuanto a ti, estaremos en comunicación pronto.

Elio asintió sin tener muchas opciones.

...----------------...

Habían pasado dos horas en total, sin embargo, los secuestradores no se habían comunicado con ellos nuevamente. Luka y Carlo comenzaban a desesperarse, mientras que Elio luchaba por mantenerse sereno. Él estaba cuidando su madre, y lo que menos necesitaba ella, era verlos bajo presión.

—Hijo, tu hermana, ¿Cómo está?

—Ella está bien, ya está libre —mintió—, pero no puedes verla por ahora, tienes la presión muy baja y el azúcar arriba de ciento ochenta —dijo, mientras tomaba con cariño la mano de su madre—, descansa mamá, pronto vendrá Anna.

—Está bien —dijo con cansancio—, ve con ella, dormiré un poco.

—Sí, descansa mamá —Elio sintió un nudo en la garganta al tener que mentirle a su madre, sin embargo, era la única manera de mantenerla estable.

—Elio, ven a la sala —Luka habló en vos baja para no molestar a su madre. Elio asintió y se levantó saliendo detrás de Luka.

—Nos dieron la dirección del lugar donde haremos el intercambio —explicó Carlo—, yo llevaré el dinero, tengan listo todo.

...----------------...

El callejón era oscuro y solitario, solamente los ocasionales ladridos o maullidos de los gatos se escuchaba de fondo. Carlo estaba parado con el maletín en mano, tal como habían ordenado, de cara al muro del edificio abandonado. Una camioneta ban color negra, se estacionó a sus espaldas.

Elio pudo ver, desde donde estaba escondido, como un hombre encapuchado descendía y apuntaba a la cabeza de su hermano con un arma. Carlo levantó las manos y entregó el maletín con el dinero, ellos lo abrieron y revisaron rápidamente. Luego de ver qué todo estaba en orden, desde dentro, aventaron a su hermana al suelo, después de eso, ellos se fueron lo más rápido posible.

—Anna —Luka y Elio salieron corriendo de su escondite. Para cuando llegaron, Carlo ya le había quitado la capucha y estaba desatando sus manos y pies.

—Anna, Annalise —gritaron todos, sin embargo, ello no reaccionó en absoluto.

—¡Rápido, al hospital!

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Comments

Erika Gonzalez

Erika Gonzalez

hay pobrecito,me lo estoy imaginando😮😮

2024-04-24

1

Osorio Elizabet

Osorio Elizabet

Fue como muy riesgoso llevar ellos ese dinero sin seguridad y seguro q le entregarán a la hermana

2024-03-16

4

Odile D'Salle

Odile D'Salle

Pensé que el abuelo Gabriele era inicialmente el culpable, pero al entrar a tallar la hermana traidora no se, veamos.

2024-03-10

1

Total
Capítulos
1 Capítulo 01. En la mira.
2 Capítulo 02. Perseguido.
3 Capítulo 03. Nostálgico.
4 Capítulo 04. La decisión.
5 Capítulo 05. Un peso menos.
6 Capítulo 06. Al borde del precipicio.
7 Capítulo 07. Única salida.
8 Capítulo 08. Precio a pagar.
9 Capítulo 09. Baby, te encontré.
10 Capítulo 10. Haré que te arrepientas.
11 Capítulo 11. Encuentro planeado.
12 Capítulo 12. Sólo espere, y verá.
13 Capítulo 13. Ni una llamada.
14 Capítulo 14. Lo que es justo.
15 Capítulo 15. Reencuentro.
16 Capítulo 16. Me gusta.
17 Capítulo 17. Durmiendo juntos.
18 Capítulo 18. Tierno y cariñoso.
19 Capítulo 19. Un café.
20 Capítulo 20. No soy un objeto.
21 Capítulo 21. Doble espía.
22 Capítulo 22. Es tu culpa.
23 Capítulo 23. No soy un juguete.
24 Capítulo 24. Te sigo amando.
25 Capítulo 25. Sentirse mal.
26 Capítulo 26. Trato.
27 Capítulo 27. Ser sincero.
28 Capítulo 28. Que idiota.
29 Capítulo 29. Quién de los dos.
30 Capítulo 30. Confesión.
31 Capítulo 31. Furioso.
32 Capitulo 32. Cómo una cita.
33 Capítulo 33. Amor platónico.
34 Capítulo 34. Reafirmando el amor.
35 Capítulo 35. Terminar antes de empezar.
36 Capítulo 36. Cómo en el infierno.
37 Capítulo 37. Necesidad de monopolio.
38 Capítulo 38. Cuida de él.
39 Capítulo 39. Bajó amenaza.
40 Capítulo 40. Barrotes de oro.
41 Capítulo 41. Dispuesto a matar.
42 Capítulo 42. Este es tu regalo.
43 Capítulo 43. Te quiero, Elio.
44 Capítulo 44. Desaparecido.
45 Capítulo 45. Tenlo en mente.
46 Capítulo 46. Secuestro.
47 Capítulo 47. El final que merece.
48 Capítulo 48. Te encontrare, Elio.
49 Capítulo 49. Estás a salvo.
50 Capítulo 50. Ni verte, ni escucharte.
51 Capítulo 51. Dispuesto a demostrarlo.
52 Capítulo 52. Los vengaré.
53 Capítulo 53. Un poco de felicidad.
54 Capítulo 54. Me lo debes.
55 Capítulo 55. Estarás bien.
56 Capítulo 56. Llorando como niño.
57 Capítulo 57. Saldando cuentas.
58 Capítulo 58. Morfo azul.
59 Capítulo 59. Mi adicción.
60 Capítulo 60. Se gentil.
61 Capítulo 61. Mi hermosa mariposa.
62 NUEVA NOVELA
Capítulos

Updated 62 Episodes

1
Capítulo 01. En la mira.
2
Capítulo 02. Perseguido.
3
Capítulo 03. Nostálgico.
4
Capítulo 04. La decisión.
5
Capítulo 05. Un peso menos.
6
Capítulo 06. Al borde del precipicio.
7
Capítulo 07. Única salida.
8
Capítulo 08. Precio a pagar.
9
Capítulo 09. Baby, te encontré.
10
Capítulo 10. Haré que te arrepientas.
11
Capítulo 11. Encuentro planeado.
12
Capítulo 12. Sólo espere, y verá.
13
Capítulo 13. Ni una llamada.
14
Capítulo 14. Lo que es justo.
15
Capítulo 15. Reencuentro.
16
Capítulo 16. Me gusta.
17
Capítulo 17. Durmiendo juntos.
18
Capítulo 18. Tierno y cariñoso.
19
Capítulo 19. Un café.
20
Capítulo 20. No soy un objeto.
21
Capítulo 21. Doble espía.
22
Capítulo 22. Es tu culpa.
23
Capítulo 23. No soy un juguete.
24
Capítulo 24. Te sigo amando.
25
Capítulo 25. Sentirse mal.
26
Capítulo 26. Trato.
27
Capítulo 27. Ser sincero.
28
Capítulo 28. Que idiota.
29
Capítulo 29. Quién de los dos.
30
Capítulo 30. Confesión.
31
Capítulo 31. Furioso.
32
Capitulo 32. Cómo una cita.
33
Capítulo 33. Amor platónico.
34
Capítulo 34. Reafirmando el amor.
35
Capítulo 35. Terminar antes de empezar.
36
Capítulo 36. Cómo en el infierno.
37
Capítulo 37. Necesidad de monopolio.
38
Capítulo 38. Cuida de él.
39
Capítulo 39. Bajó amenaza.
40
Capítulo 40. Barrotes de oro.
41
Capítulo 41. Dispuesto a matar.
42
Capítulo 42. Este es tu regalo.
43
Capítulo 43. Te quiero, Elio.
44
Capítulo 44. Desaparecido.
45
Capítulo 45. Tenlo en mente.
46
Capítulo 46. Secuestro.
47
Capítulo 47. El final que merece.
48
Capítulo 48. Te encontrare, Elio.
49
Capítulo 49. Estás a salvo.
50
Capítulo 50. Ni verte, ni escucharte.
51
Capítulo 51. Dispuesto a demostrarlo.
52
Capítulo 52. Los vengaré.
53
Capítulo 53. Un poco de felicidad.
54
Capítulo 54. Me lo debes.
55
Capítulo 55. Estarás bien.
56
Capítulo 56. Llorando como niño.
57
Capítulo 57. Saldando cuentas.
58
Capítulo 58. Morfo azul.
59
Capítulo 59. Mi adicción.
60
Capítulo 60. Se gentil.
61
Capítulo 61. Mi hermosa mariposa.
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