Capítulo 02. Perseguido.

—Señor. —Dijo el subordinado de Di Marco al entrar al despacho.

El lugar desprendía elegancia desde el más mínimo detalle en la decoración, hasta el enorme techo de doble altura con un candelabro con luces blancas. Los muebles eran nuevos y en colores neutros. Por dónde sea que pusiera los ojos, la palabra elegancia estaba escrita.

El aroma a Royal Courtesan inundaba cada rincón del sitio, mezclándose con el aroma a bergamota del aromatizante. Los hielos en su whisky se escucharon en un tintineo al derretirse y pasar uno sobre el otro, haciendo eco en el silencioso despacho.

—Elio Mancini, es un joven de 19 años, nació en el año 2002, Julio 26.

Fue la primera información que el joven jefe Di Marco recibió de su subordinado. Siguió leyendo aquel informe, que, por cierto, no era más que una hoja tamaño carta.

—En tres meses cumple veinte años

—Así es señor.

Vicenzo siguió leyendo.

Según el archivo que se le entrego, Elio vivía únicamente con su madre y sus hermanos, su padre había muerto por una supuesta sobredosis de alcohol cinco años atrás, el hombre fue encontrado a fuera de un bar en un barrio de mala muerte, tenía el cuerpo morado y a su lado había una botella de cerveza adulterada.

Elio era el cuarto de cinco hijos, tenía dos hermanas y dos hermanos. «Una familia numerosa», pensó.

Continúo con la lectura mientras le daba una calada al puro en su mano izquierda. Elio resultó ser bueno en los estudios. Había permanecido como el primer lugar desde niño, hasta el bachillerato, se había graduado hace unos meses apenas.

Su madre había trabajado varios años con la familia Mandeli. Ella parecía una persona importante en esa familia, recordó que Luigi Mandeli le había hablado sobre una sirvienta de mucha confianza, ella incluso había acompañado a su padrino a cerrar algunos negocios importantes, tal vez, un día logró verla, sin embargo, no recordaba su rostro.

Sin embargo, antes de la muerte de su padre parece no haber información de ellos. No había nada sobre sus abuelos, ciudad de origen, familiares que vivieran en la misma ciudad, o algo por el estilo. Vicenzo sintió aún más curiosidad por Elio Mancini.

...----------------...

—El joven Vicenzo mandó a uno de sus subordinados a investigar a un joven que trabaja con el Sr. Luigi Mandeli en su notaria —informó Marcello Cavalli, la mano derecha de Gabriele Di Marco.

—Síguelo, dime a donde va después de su trabajo, que hace, quienes son sus amigos, que le gusta, que le desagrada, investiga a su familia, sus antecedentes, su tipo de sangre... quiero todo sobre ese chico.

—Sí señor.

—¿Con que clase de gente estas tratando, Vicent?

El abuelo Gabriele, que para ese entonces gozaba de una salud estable, se preocupaba mucho por su único nieto. Ya una vez le había permitido hacer las cosas por su cuenta y las consecuencias fueron fatales, aunque Vicenzo aún no lo aceptaba. Ahora, tenía que asegurarse que su nieto hiciera una buena elección.

...----------------...

Después de ese día los dos jefes de la mafia centraron su atención en aquel joven.

Elio era joven, más no tonto. Se había dado cuenta que desde hace un par de semanas lo habían estado siguiendo.

Al principio pensó que era su hermano a quien seguían. Carlo Mancini era un periodista de la nota roja y política, había hecho muchos enemigos desde que decidió ventilar los asuntos de un juez supremo. Sin embargo, esa idea fue desechada cuando en los fines de semana o después de sus clases de defensa personal veía a personas detrás de él.

Sin embargo, no sabía ni quienes eran ni qué era lo que buscaban. Pesó en sus tías, ellas eran las únicas que podían hacer algo tan bajo como el acoso, y si eran ellas, no pensaba huir. Él deseaba poder cobrar venganza por la muerte de su padre.

Aunque el caso estaba cerrado y los forenses dijeron que fue una sobredosis, ni él ni su hermana lo creían así.

—Iré solo a casa hermano, no tienes que venir por mí.

Elio estaba decidió enfrentarse a esos bastardos que lo habían estado siguiendo esos días.

Eran las seis y media de la tarde cuando salió de su empleo, el sol no era bueno en esos días y a esa hora estaba casi oculto. Caminó discreto hacia el lugar que había planeado.

Noto tres presencias detrás de él. Siguió hasta un callejón en busca de emboscarlos. Fue un poco más rápido que quien lo seguía. Se escondió y esperó a que aquel tipo pasara de largo.

Se aseguró que no hubiera alguien más cerca y salió de su escondite. Caminó detrás del tipo y lo tomó por sorpresa.

—¿Se te perdió algo? —Preguntó mientras salía detrás de un contenedor de basura.

Aquel tipo gruño, molesto, cambiando su semblante a uno preocupado. Elio se quedó de brazos cruzados esperando una respuesta que no llegó.

─ Oh —exclamó con mera burla—, pronto lo sabrás.

Tan pronto como aquel tipo dejo de hablar, Elio sintió la presencia de dos personas detrás de él. Antes de poder girar su rostro ellos lo inmovilizaron poniendo droga en su nariz haciendo que se durmiera.

Trato de forcejear antes de que su cuerpo perdiera la conciencia, pero fue inútil, eran más y mucho más fuertes. Se sintió estúpido al pensar que podría enfrentarlos él solo.

...----------------...

La vista de Elio estaba nublada y sus ojos se sentían pesados. La cabeza le martillaba, justo como la primera vez que se emborracho.

Giró su rostro a todos lados, una vez que había recuperado sus cinco sentidos. Tenía miedo, pero su subconsciente intentaba desesperadamente buscar una salida. Sin embargo, no había ni siquiera una ventana.

La habitación en la que estaba era amplia y con poca luz, no obstante, había libros por doquier. Extrañamente se sintió aliviado de no estar atado a una silla en un lugar horrible. Había visto películas sobre asesinos en serie, secuestro, documentales sobre homicidas y secuestradores, por lo regular, todos llevaban a sus víctimas a un terreno baldío, una bodega abandonada o un lúgubre sótano.

Buscó con desespero sus pertenencias, su mochila no estaba y en sus bolsillos no estaba su celular; estaba jodido. Miró por todos lados pero la tenue luz no lo dejaba ver más allá de medio metro de él.

—¿Buscas esto? —una voz desde las penumbras hizo que dejara de mover todos los cojines del sofá. Encendió una lámpara de escritorio dejando ver parte de su rostro.

Elio se giró, estupefacto. Aquel hombre, que rondaba los ochenta y tantos años, tenía entre sus manos su celular; ¿desde cuándo estaba ahí?, ¿tan concentrado estaba en su búsqueda qué no lo pudo ver?

—¿Por qué me trajeron aquí?, ¿Quiénes son ustedes? —Elio se puso de pie, alarmado. El hombre hizo lo mismo y rodeo el escritorio hasta quedar enfrente, recargo su cuerpo contra la madera y miro al muchacho de pies a cabeza; era hermoso. No podía negar que su nieto tenía un buen gusto.

—No te preocupes, no te haremos daño.

—Por supuesto, ¿Cómo llegué a pensar eso? —Ironizo—, me drogaron, me trajeron a la fuerza a este lugar y me dejaron incomunicado, seguramente es algo bueno ─el tono sarcástico le saco una carcajada al anciano. Había que admitirlo, el niño tenía agallas. Estaba frente a su raptor y, por más asustado que se veía, sus palabras burlonas le daban algo de valor.

—Es menos terrible de lo que se oye —expresó el anciano yendo hasta una pared.

Después de subir el nivel de la iluminación Elio pudo ver mejor el rostro del hombre, y el de sus captores detrás del anciano, eran grandes y tatuados, se sintió más estúpido ahora que los examinaba bien. Con un cuerpo pequeño y débil, jamás podría luchar contra ellos. Pero su mirada regreso al anciano. Había visto hombres mayores y sus rostros se veían amables, sin embargo, este anciano era todo lo contrario. Trago saliva al ver el rostro imponente de aquel hombre.

Pero Elio Mancini no era de los que se dejaban intimidar, y, tragando su miedo, puso una mirada retadora.

—¿Qué es lo que buscan?

—Relájate, solo quiero hablar contigo.

Elio no dijo nada, su mirada seguía siendo retadora. El anciano torció sus labios en una sonrisa de satisfacción. A pesar de lo lindo y delicado que parecía aquel muchacho, sin duda alguna tenía un espíritu rebelde y lleno de valor.

Le agradó la buena elección de su nieto.

...----------------...

Vicenzo manejaba con un semblante de completa seriedad y frustración. Su subordinado le había informado que unas personas habían secuestrado al joven Mancini. Los siguió y lo llevaron al hogar de su abuelo.

El de ojos avellana apretaba las manos contra el volante de piel de su Ferrari con fuerza logrando que las venas de sus manos se marcaran más por la fuerza empleada.

¿Para qué quería su abuelo a ese chico?; soltó un resoplido de molestia apretando los dientes.

Continúo manejando. Su abuelo lo había vuelto a hacer, sus recuerdos viajaron a hace diez años cuando apenas tenía veinticinco años y estaba profundamente enamorado.

Ella había sido, y estaba casi seguro, que sería su único amor, aunque sonara ridículo así lo pensaba. Ella no merecía que su abuelo la haya incriminando de esa manera. Quería defenderla, sin embargo, su familia siempre ha sido más importante, pero si tuviera otra oportunidad, no dudaría en salvarla de esa humillación.

Al fin llegó a aquella enorme mansión rodeada de gente armada. Entró a toda prisa por la enorme puerta que adornaba la entrada principal. Fue dando zancadas hasta la entrada de la biblioteca.

—Lo lamento, joven señor, su abuelo dio órdenes específicas de que nadie lo molestara.

El guardia que custodiaba la entrada se inclinó hacia él en forma de disculpa.

Vicenzo Di Marco rechisto, con molestia, algunas palabras para nada entendibles.

Aunque quisiera, no podía interrumpir, aun siendo su nieto habría consecuencias si llegara a desobedecer una orden directa del anciano Di Marco.

Sin más, decidió esperar en la sala.

Seguramente su plan se iría al caño después del secuestro de ese chico. Él ni siquiera conocía su nombre y ya estaba siendo interrogado por su abuelo.

—Maldición.

Mascullo la palabra mientras se servía un vaso de tequila.

...----------------...

Elio aún estaba procesando lo que el anciano le estaba preguntando. Aunque le pareció innecesario, ya que él ya tenía toda su información en la carpeta que tenía en sus manos.

Cuando le pregunto porque insistía en hacer esas preguntas si ya tenía las respuestas, el anciano Di Marco sonrió con soltura y le respondió— Quiero probar tu paciencia, solo eso.

—Le aseguro que no es mucha, ya casi llega al limité.

Elio estaba luchando por mantenerse sentado y no salir de ahí o decir alguna cosa de la cual muy seguramente le haría arrepentirse.

Dentro había tres guardias, los mismos que lo habían llevado a ese lugar, estaba completamente seguro que detrás de esas puertas habría aún más vigías. Salir vivo, no era algo que pudiera hacer.

—¿No tienes curiosidad del por qué te traje aquí?

—Lo pregunté desde el principio.

El anciano sonrió, su nieto sí que había conseguido "una esposa" rebelde. Esa rebeldía que mostraba Elio le agradaba pues, de alguna manera, le recordaba a su “yo” del pasado.

—Dime, muchacho —Gabriele, que había vuelto a su lugar ya hace un rato, se recargo sobre el respaldo del sillón de piel, miro con ojos inquisitivos a Elio y prosiguió con su pregunta— ¿tienes alguna pareja sentimental?

La cara del chico fue cambiando de una estoica y sin interés, a un rostro de completa confusión.

En realidad, él no tenía ni siquiera un amigo cercano. Desde la escuela secundaria, en segundo año, comenzó a alejarse de quienes en ese entonces, consideraba sus amigos.

Dejo a cada uno de ellos en el pasado y continuó viviendo una vida sin formar vínculos de amistad con nadie. Mucho menos de romance.

La vida que había tenido al lado de su padre le enseñó que no necesitaba a nadie a su lado. Y, sin embargo, recordar que una vez sintió la necesidad de tener a esa persona, de tener su cariño y toda su atención, le molestaba ese sentimiento, tal vez porque no fue correspondido, o solamente porque odiaba esa parte de él: la parte donde puede enamorarse.

«Tks, realmente lo odio»; pensó, mientras esa sensación que había dejado años atrás, lo volvía a consumir por dentro.

Esa persona se había alejado repentinamente de él. En ese momento no sabía explicar sus emociones. Ya una vez había dejado todo atrás para cambiarse de ciudad, entonces, no entendía porque el repentino aislamiento de ese chico le dolía tanto.

—¿Eso que importa? —rechisto. Indagar sobre su vida sentimental le irritaba.

—Importa más de lo que crees —el anciano de ojos avellana se inclinó hacia él con una mirada intimidante, pero, de alguna forma le decía que nada le iba a ocurrir— tengo una propuesta para ti, Elio Mancini.

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Comments

Anonymous

Anonymous

❤️💜🎁

2024-05-13

0

Gladys Zapata

Gladys Zapata

mmmm que propuesta

2024-04-24

0

Diana😌🥹

Diana😌🥹

me encanta como la autora deja ver que es un hombre de dinero

2024-04-18

2

Total
Capítulos
1 Capítulo 01. En la mira.
2 Capítulo 02. Perseguido.
3 Capítulo 03. Nostálgico.
4 Capítulo 04. La decisión.
5 Capítulo 05. Un peso menos.
6 Capítulo 06. Al borde del precipicio.
7 Capítulo 07. Única salida.
8 Capítulo 08. Precio a pagar.
9 Capítulo 09. Baby, te encontré.
10 Capítulo 10. Haré que te arrepientas.
11 Capítulo 11. Encuentro planeado.
12 Capítulo 12. Sólo espere, y verá.
13 Capítulo 13. Ni una llamada.
14 Capítulo 14. Lo que es justo.
15 Capítulo 15. Reencuentro.
16 Capítulo 16. Me gusta.
17 Capítulo 17. Durmiendo juntos.
18 Capítulo 18. Tierno y cariñoso.
19 Capítulo 19. Un café.
20 Capítulo 20. No soy un objeto.
21 Capítulo 21. Doble espía.
22 Capítulo 22. Es tu culpa.
23 Capítulo 23. No soy un juguete.
24 Capítulo 24. Te sigo amando.
25 Capítulo 25. Sentirse mal.
26 Capítulo 26. Trato.
27 Capítulo 27. Ser sincero.
28 Capítulo 28. Que idiota.
29 Capítulo 29. Quién de los dos.
30 Capítulo 30. Confesión.
31 Capítulo 31. Furioso.
32 Capitulo 32. Cómo una cita.
33 Capítulo 33. Amor platónico.
34 Capítulo 34. Reafirmando el amor.
35 Capítulo 35. Terminar antes de empezar.
36 Capítulo 36. Cómo en el infierno.
37 Capítulo 37. Necesidad de monopolio.
38 Capítulo 38. Cuida de él.
39 Capítulo 39. Bajó amenaza.
40 Capítulo 40. Barrotes de oro.
41 Capítulo 41. Dispuesto a matar.
42 Capítulo 42. Este es tu regalo.
43 Capítulo 43. Te quiero, Elio.
44 Capítulo 44. Desaparecido.
45 Capítulo 45. Tenlo en mente.
46 Capítulo 46. Secuestro.
47 Capítulo 47. El final que merece.
48 Capítulo 48. Te encontrare, Elio.
49 Capítulo 49. Estás a salvo.
50 Capítulo 50. Ni verte, ni escucharte.
51 Capítulo 51. Dispuesto a demostrarlo.
52 Capítulo 52. Los vengaré.
53 Capítulo 53. Un poco de felicidad.
54 Capítulo 54. Me lo debes.
55 Capítulo 55. Estarás bien.
56 Capítulo 56. Llorando como niño.
57 Capítulo 57. Saldando cuentas.
58 Capítulo 58. Morfo azul.
59 Capítulo 59. Mi adicción.
60 Capítulo 60. Se gentil.
61 Capítulo 61. Mi hermosa mariposa.
62 NUEVA NOVELA
Capítulos

Updated 62 Episodes

1
Capítulo 01. En la mira.
2
Capítulo 02. Perseguido.
3
Capítulo 03. Nostálgico.
4
Capítulo 04. La decisión.
5
Capítulo 05. Un peso menos.
6
Capítulo 06. Al borde del precipicio.
7
Capítulo 07. Única salida.
8
Capítulo 08. Precio a pagar.
9
Capítulo 09. Baby, te encontré.
10
Capítulo 10. Haré que te arrepientas.
11
Capítulo 11. Encuentro planeado.
12
Capítulo 12. Sólo espere, y verá.
13
Capítulo 13. Ni una llamada.
14
Capítulo 14. Lo que es justo.
15
Capítulo 15. Reencuentro.
16
Capítulo 16. Me gusta.
17
Capítulo 17. Durmiendo juntos.
18
Capítulo 18. Tierno y cariñoso.
19
Capítulo 19. Un café.
20
Capítulo 20. No soy un objeto.
21
Capítulo 21. Doble espía.
22
Capítulo 22. Es tu culpa.
23
Capítulo 23. No soy un juguete.
24
Capítulo 24. Te sigo amando.
25
Capítulo 25. Sentirse mal.
26
Capítulo 26. Trato.
27
Capítulo 27. Ser sincero.
28
Capítulo 28. Que idiota.
29
Capítulo 29. Quién de los dos.
30
Capítulo 30. Confesión.
31
Capítulo 31. Furioso.
32
Capitulo 32. Cómo una cita.
33
Capítulo 33. Amor platónico.
34
Capítulo 34. Reafirmando el amor.
35
Capítulo 35. Terminar antes de empezar.
36
Capítulo 36. Cómo en el infierno.
37
Capítulo 37. Necesidad de monopolio.
38
Capítulo 38. Cuida de él.
39
Capítulo 39. Bajó amenaza.
40
Capítulo 40. Barrotes de oro.
41
Capítulo 41. Dispuesto a matar.
42
Capítulo 42. Este es tu regalo.
43
Capítulo 43. Te quiero, Elio.
44
Capítulo 44. Desaparecido.
45
Capítulo 45. Tenlo en mente.
46
Capítulo 46. Secuestro.
47
Capítulo 47. El final que merece.
48
Capítulo 48. Te encontrare, Elio.
49
Capítulo 49. Estás a salvo.
50
Capítulo 50. Ni verte, ni escucharte.
51
Capítulo 51. Dispuesto a demostrarlo.
52
Capítulo 52. Los vengaré.
53
Capítulo 53. Un poco de felicidad.
54
Capítulo 54. Me lo debes.
55
Capítulo 55. Estarás bien.
56
Capítulo 56. Llorando como niño.
57
Capítulo 57. Saldando cuentas.
58
Capítulo 58. Morfo azul.
59
Capítulo 59. Mi adicción.
60
Capítulo 60. Se gentil.
61
Capítulo 61. Mi hermosa mariposa.
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