Enemigo.

Después de aquella conversación que Amelia tuvo con el rey, ella se retiró a entrenar como cada día, solo cambió una cosa en su rutina diaria. Convocó a una pequeña reunión junto a sus hermanos.

Esa misma noche Amelia y sus cinco hermanos, estaban reunidos en una cabaña en uno de los lugares más alejados del castillo, era una zona dónde habitaban en su mayoría ogros, a quienes justamente Max ya había domado, solo podían entrar a ese lugar esas seis personas.

—Lía, ¿Qué sucedió?. Es raro que tú pidas que nos reunamos cuando no es nuestra reunión habitual, además pediste que lo hiciéramos aquí, alejados de todo.— Intrigado preguntó Liam.

Cabaña dónde se reunieron los hermanos Grant. 👆🏻👆🏻👆🏻

—El rey mandó a llamarme, el compromiso con el príncipe se ha roto. Supuestamente sus escrituras sagradas dicen que ya no es necesario que me case con él. Ahora piensan mandarme como intercambio de paz al reino élfico, el dijo que solo sería un viaje, pero ayer escuché claramente que llegando a ese lugar yo debo comprometerme con el rey de ahí. ¡Ese maldito demonio me mintió!.— Furiosa gritó Amelia.

—Tranquila hermana, sabíamos que quizás algo así podría pasar. Estamos preparados para esto, ¿no es cierto?. Hemos entrenado todos estos años para que nadie se aproveche de ti o de nosotros— tratando de calmar a todos, Arlo les recordó lo que habían hecho.

—Arlo tiene razón Amelia, sabíamos que ellos serían capaces de hacer eso y más. Son demonios y por más buenos que sean, siempre verán por su bienestar tal y como los humanos lo hacemos— esta vez había sido Félix quien habló.

—Liam, viendo los pros y contras de este asunto, ¿qué recomiendas que hagamos?— Amelia preguntó, el era el que mejor sabía de estrategias y no solo de guerras. Sabía perfectamente sobre el comportamiento de todo tipo de seres, así que el era el más indicado para dar una respuesta.

—Si tienes que elegir si casarte o no con aquel rey elfo, recomiendo que lo hagas. Estratégicamente hablando, te conviene más el apoyo de su reino y no el de los demonios, todos sabemos que son más débiles, en fuerza, magia y soldados para las batallas. Pero dejo en ti la decisión.— Este dio su punto de vista.

—Cierto Amelia, sabemos que dijiste que no te enamorarías de nadie, que tú único motivo era protegernos y a nuestro padre, a pesar de eso no queremos que seas infeliz de ninguna manera y casarte con alguien desconocido lo implicaría.— Aunque Art era pequeño, había asimilado todo lo que estaba sucediendo.

—Lo haré, así que prepárense, el plan inicial sigue en pie. El emperador de Country pagará por habernos asesinado, de la peor manera.— Decidida había reafirmado Amelia.

Los chicos hicieron los preparativos necesarios para el momento de partir, que claro sería pronto. Cada uno se dio a la tarea de hacer lo que mejor hacían. Ellos tienen planes muy bien definidos desde que llegaron a ese lugar. Amelia pudo hacerles saber toda la verdad.

Cómo se esperaba, le informaron a Amelia un día por la mañana que Johan la buscaba para hablar sobre el viaje en el que ella lo acompañaría. Ella fue de inmediato a dónde se encontraba el señor del fuego, al llegar se llevó una pequeña sorpresa. Ahí estaban el rey Kellan, el príncipe Farid y la señorita Iveth para desearle un buen viaje.

—Señorita Amelia, quisiera informarle que el día de mañana partiremos a primera hora a nuestro viaje, por favor deje todo arreglado antes de partir, tal vez no regresemos en un largo tiempo— con una cara de felicidad fingida había hablado Johan, era obvio que en sus palabras había mentiras.

—Como usted diga señor, espero poder regresar más pronto de lo que se piensa— respondió Amelia.

—Amelia, cuídate mucho y cuida a tus hermanos, aquí nos harán mucha falta.— Aunque parecía triste, el rey supo fingir muy bien, ya que Amelia no creyó en su rostro con gestos fingidos.

—Señorita Amelia, sé que no nos tratamos mucho, pero me gustaría que regrese con bien y tal vez así nosotros podamos casarnos por fin— cabizbajo habló el príncipe.

Amelia sorprendida por lo dicho, le aclaró al príncipe la verdad. —Su alteza, parece que no le han informado, pero nuestro matrimonio fue cancelado por las sagradas escrituras. Usted podrá hacer su vida con la persona que quiere y por mi no debe preocuparse más, ahora sí me lo permiten, me retiro, debo prepararme.— Dejando sin palabras tanto a padre e hijo, Amelia dejo a esas cuatro personas para que pudieran aclarar las cosas.

El príncipe muy molesto le reclamó a su padre por haberle ocultado la verdad. —Padre, debió decirme que el compromiso estaba roto, hizo que pasara vergüenza frente a la señorita Amelia.

—Pensaba informarte en cuanto ella ya no estuviese, la verdad yo solo intentaba protegerte y a la relación que tienes con la señorita Iveth— explicó el rey, pues dando la noticia del rompimiento del compromiso cuando Amelia ya no estuviera, la dejaría a ella como la villana. El plan del rey era decir que ella se había ido del reino al romper el compromiso con su hijo porque había encontrado mejores opciones y sus palabras serían confirmadas al enterarse del próximo matrimonio de Amelia con el rey del reino élfico. Todo lo había planeado muy bien o al menos eso creía.

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—¿Cómo te fue Amelia?, ¿ya lo sabía o aún no?— cuestionó Arlo.

—No sabía nada el pobre, la información que te dieron era muy buena, no dejaré que él arruine mi reputación y manche mi nombre. Jamás lo imaginé como enemigo, pero el hecho de hacer quedar a su hijo como víctima siendo el quién hizo las cosas mal, hace que forme parte de mi lista— con cara de malicia Amelia se expresó.

—Bien, me encargaré de todo, tú no debes preocuparte de nada, yo lo haré— dijo Arlo, mientras recitaba algunos encantamientos y aseguró que todo estaba hecho.

Así todo los involucrados en aquel asunto terminaron un día más y se fueron a descansar. Al amanecer todo estaba listo para que los hermanos partieran del reino, pero cuando estaban a punto de hacerlo se escuchó que había un alboroto el la entrada del castillo.

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