Mentiras.

De entre las sombras salió un hombre muy parecido al rey, este se dirigió a dónde estaban Amelia y el rey, que aún seguía en el suelo, tras haber sido tirado por Amelia.

—Señorita, me impresiona de verdad, jamás creí que alguien podría esquivar una de mis flechas— con una gran sonrisa habló aquel hombre.

Amelia ayudando al rey a poner se de pie y disculpándose por lo sucedido, le responde al extraño. —No se quién sea, pero se atrevió a intentar dañar a su majestad, por esa razón no lo dejaré acercarse a él. Antes deberá enfrentarse a mi.

—Estoy utilizando mi magia y no tiene ningún efecto en ti, en realidad me pregunto, ¿por qué?.— Se cuestionaba el extraño.

—Tienes agallas al enfrentarte a Amelia, ella podría hacerte añicos si así lo quisiera— dijo el rey ya de pie y bien.

—¡Hola! Hermano. Me preguntaba cómo habías estado, acabo de regresar y resulta que la frontera norte es atacada, alguien debió haber hecho esto. Yo llegue justo para ver el hermoso espectáculo que estos jóvenes dieron, destrozaron a esos monstruos sin ninguna dificultad. Si que son grandiosos.— Intentaba esquivar la conversación con el rey.

—¿Cuándo regresaste exactamente?, ¿por qué no me avisaste que llegarías?— muy enojado, pero ahora con su hermano, preguntaba el rey.

—Mucho gusto señorita Grant, mi nombre es Johan Winter, soy el hermano menor del rey demonio. Es un verdadero placer conocerla al fin.— Aún esquivando las preguntas del rey, el señor Johan se presentó.

—Un gusto señor, me doy cuenta que le gusta gastarle este tipo de bromas al rey— algo más calmada, comentó Amelia.

—Él es inmune a cualquier tipo de ataque, simplemente nada le hace daño, a menos que salga de su hermoso reino— a manera de burla respondió el hermano del rey.

—Amelia, regresa al palacio y descansa, esta noche a sido muy larga para ti y tus hermanos. Mañana hablaremos de algunos asuntos— pidió el rey, él quería quedarse a solas con su hermano para poder hablar mejor.

Entonces Amelia y los cinco chicos regresaron al palacio como lo había pedido su rey. Los hermanos se dirigieron a la mansión del gran señor del fuego, Johan Winter, aunque era el menor de los dos, el había vivido una vida más feliz y placentera, a comparación del rey, quién se había criado en ese lugar y por algunas condiciones físicas, nunca podría salir de su reino, de alguna forma estaba encadenado a aquel lugar que llamaba hogar.

—¿Cómo te fue en el reino élfico?— Cuestionó el rey.

—Kellan, hay algo que no te va a gustar nada. El gran rey elfo murió y en su lugar quedó su hijo Eloy, por ser el único sobreviviente de la familia real nadie se pudo oponer. A mejorado en absolutamente todo, si ahora mismo tuviésemos una batalla, es seguro que perderíamos contra ellos— preocupado, informaba Johan.

—Entiendo, ¿hay alguna cosa que podamos hacer para que eso no suceda?— necesitaban una forma de jamás entrar en conflicto con los elfos.

—Sé que están tus sagradas escrituras, pero por qué no les das un vistazo de nuevo, él dijo que la única forma es que le entregues a la espada de fuego y sabes a quien me refiero— mirando fijamente al rey, Johan había hablado.

—No le puedo hacer eso, en verdad yo estimo mucho a la pequeña Amelia, ella no solo se ha esforzado mucho sino que se alejó de su padre para venir en nuestra ayuda— con cara de culpa el rey dijo.

—Entonces, supongo que el príncipe la ha tratado bien, hoy era su baile de compromiso. Si es así yo mismo me encargaré de convencer al nuevo rey elfo de que deberá tener a otra persona en lugar de Amelia— intrigado, cuestionó Johan.

—Te equivocas, tu sobrino ni la ha volteado a ver, al parecer el está enamorado de su mejor amiga y fue con ella que asistió al baile de su compromiso— sobándose las sien, se desahogaba el rey.

—El acaba de perder lo único bueno que pudo haber tenido en su vida. Lo siento pero Amelia deberá viajar conmigo la próxima vez, la presentaré y se hará oficial el compromiso con el rey elfo. Soy el que se encarga de las relaciones en el exterior y esta será la única solución, así además de tener grandes aliados, aún contaremos con el apoyo de la espada— afirmaba Johan.

Aunque no tan convencido de lo que escuchaba, el rey no pudo decir nada más ya que todo lo que había dicho su hermano era cierto.

Al día siguiente, el rey se apresuró para ir a ver de nuevo las sagradas escrituras que cambiaban de vez en cuando, entonces pudo notar que lo del compromiso entre su hijo y Amelia, se había borrado, ya no estaba. Eso significaba que las cosas de verdad debían cambiar. Enseguida mandó llamar a Amelia.

Amelia anunció su llegada y al recibir el pase, entró. —Su majestad, me dijeron que usted quería hablar conmigo, dígame lo que sucede— algo sospechaba de lo que hablarían, pero quería confirmarlo.

—Verás Amelia, en las sagradas escrituras desapareció lo de tu matrimonio con el príncipe, es por eso que quisiera preguntarte si estás de acuerdo en cancelar el compromiso hecho— nervioso preguntó.

—Si eso no afecta mi estadía en este reino ni la de mis hermanos, estoy de acuerdo.— Respondió rápidamente.

—Perfecto entonces será cancelado. Una cosa más, ¿Qué te parece viajar al reino élfico?, será para que conozcas nuevos lugares y quizás algo más suceda— con aún más nerviosismo el rey habló, pues no le estaba diciendo a Amelia toda la verdad.

—Si puedo llevar a mis hermanos, estoy de acuerdo su majestad— nuevamente su respuesta fue de inmediato. Lo que nadie sabía era que Amelia había seguido a los dos hombres la noche anterior por si se llegase a presentar algo, esto por consejo de Liam, el intuitivo. Entonces ella había escuchado toda la conversación y estaba decidida a seguirle el juego al rey demonio. Si el quería jugar omitiendo información, Amelia le enseñaría como se hacía.

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