capítulo 10- una menos...

Olvidando las conmoción de la noche anterior, Mariam estaba feliz, pues había pasado una noche tranquila, sin aquellas pesadillas y visiones, al bajar al comedor saludo a todos con alegría, mientras le pedía a su padre permiso para poder comprarse nuevos vestidos, pues se acerca su debut.

— yo también quiero nuevos vestidos.— pide Rogelia.

— no sería justo, porque es mi debut.— le reclama Mariam.

— suficiente, este es el momento de Mariam, ya llegará tu gran día Rogelia.— les menciona el Marqués.

También permite que Mariam salga para conseguir sus nuevos vestidos. La marquesa se prepara para acompañar a su hija, pero al ir de salida, ven llegar un carruaje lujoso, lo que le sorprende, pues el Marqués no le dijo que habría visitas, Rogelia quien estaba en la entrada también ha visto llegar el carruaje.

Al detenerse el carruaje, es Sigrid quien baja de este, acompañado de dos doncellas y sus guardias, sorprendiendo a la marquesa.

— Sigrid Richardson, hijo del duque Raimon Richardson, usted debe ser marquesa, he venido a ver a la hija menor de la casa de Leroux.— le informa a la marquesa.

La marquesa estaba asombrada, pues sabe perfectamente que Richardson, es el apellido de la familia real. Mientras que Rogelia al escuchar que la buscan a ella, se emociona, pues Sigrid es un niño guapo y puede notar que es de una familia adinerada por el carruaje en el que llego.

— ¡oh! Joven duque, que honor que venga a ver a mi hija, imagino se trata de Rogelia.— señala a Rogelia.

— no, yo hablo de la legítima hija del Marqués.—

La sonrisa de Rogelia se borro en un instante al escuchar sus palabras.

— mi Rogelia es hija legítima.— Nidia frunce los labios.

— según la información de su familia, sus hijas fueron concebidas fuera del matrimonio, por lo tanto, no son legítimas, a quien yo busco es a la hija legítima de la honorable marquesa de Leroux.— añade Sigrid.

Nidia estaba roja del coraje al escuchar las palabras de ese niño, pero si le grita, sabe que se puede meter en problemas.

— madre, no dejes que siga insultando nuestro honor.— pide Mariam.

— escuche jovencito, sus ofensas serán informadas a sus padres y sepa que mis hijas son las únicas hijas del Marqués.—

— adelante, mi padre y todos los nobles me darán la razón. Ahora le pido que mande por lady Leroux.— exige.

— no puede venir a darme órdenes. Y mi hija aquí presente, es una de las lady Leroux, no hay nadie más.—

Rogelia se ha acercado y hace una reverencia para después mostrarle una sonrisa al joven rubio, aunque la ignora.

— parece que la ignorancia no se quita subiendo de estatus.— murmura.— busco a Lady Charlotte Leroux, no a esta bastarda suya.— mira a Rogelia con arrogancia y una sonrisa de burla.

Rogelia aprieta las manos en la falda de su vestido.

— ¿como se atreve a insultarme? Yo no se que le tiene que ver a esa bastarda estúpida.— grita Rogelia.

— tengo mucho que verle, es hermosa, comparada a usted, que no tiene gracia.— responde.

— mira joven duque, no te permito que ofendas a mi hija de esa manera.— riñe Nidia.

— como puede ver no es necesario que me lo permita, ya la he ofendido o más bien, dicho la verdad.—

Nidia ya furiosa por la manera tan grosera de hablar del niño, levanta la mano para golpearlo, pero su mano es detenida por el guardia de Sigrid.

— levantar la mano contra un miembro de la familia real, le puede hacer perder la mano o ser llevada al calabozo.— le hace saber el guardia.

— ¿que es este escándalo? — baja el Marqués.

Pero se sorprende al ver a Sigrid presente.

— saludos Marqués, he venido a ver a lady Charlotte Leroux, pero su esposa se niega a llamarla, incluso ha intentado golpearme.—

Rogelia corre hacía su padre y lo abraza mientras solloza.

— padre no es verdad, ese niño ha estado ofendiendo a mi persona y a madre.— acusa Rogelia.

— joven duque, su estatus será mayor, pero no puede venir a mi casa a dar exigencias e insultar a mi familia.—

— no he empezado, yo exprese mi motivo de llegada y ellas al parecer no quieren permitir que vea a lady Leroux.—

— Charlotte esta castigada, no puede ver a nadie, por favor marchese, cuando su castigo acabe le mandaré a avisar.— el Marqués trata de ser amable.

— comprendo, tan fácil que pudo decirme eso la marquesa, creo que su esposa necesita educación, sería una vergüenza que siempre reciba a sus invitados de manera tan grosera.— la aconseja.

Dicho esto, Sigrid se retira, pero el Marqués observa con molestia a Nidia y la regaña por ser descortés, ya que él busca hacer negocios con la familia real y con lo de hace un momento, podría no lograr nada.

Nidia después, si pudo salir un Mariam, mientras que Rogelia estaba en su habitación molesta.

—¿como que ella es bonita? ¡no! Esa bastarda no es más linda que yo.— grita Rogelia.

Estando molesta, sale de su habitación para ir hacia la de Charlotte, después de todo, aquel niño la ofendió por su culpa, trata de entrar pero la puerta tiene llave, así que golpea.

— abre maldita bastarda, abre...—

— ¿abrir? Lo haría, pero es el Marqués quien me ha encerrado, pero te recomiendo que mejor no busques problemas.—

— los problemas son los que tu tienes, maldita.—

— para tener once años tienes un vocabulario muy vulgar. — se burla.

— cállate, voy a acabar con esa fea cara que tienes.— sigue golpeando la puerta.

Pero de repente la puerta es golpeada del lado de Charlotte, es ella quien le dio una patada y Rogelia retrocede.

— lárgate mocosa o después de esta noche...cuando acabe con Mariam, serás la siguiente.—

Por algunas extraña razón, el ambiente ahí se puso tenso y un escalofrío recorre el cuerpo de Rogelia, mientras escucha como la risa de Charlotte hace eco, ante esto y al ver un humo negro salir de debajo de la puerta, Rogelia sale corriendo de ahí.

****

Esa noche, Mariam segura de poder dormir tranquila, esta vez no le pide a su madre que se quede, pero en la madrugada, aquella neblina negra entra a la habitación y al siparse, ahí estaba Charlotte, Mariam, se movía con desesperación, nuevamente la pesadilla había vuelto y cuando abre los ojos, no puede gritar, pero ahí estaba Charlotte sobre su pecho, mientras sus pequeñas manos apretaban la garganta de la chica, ella intenta arañar, pero pero sus manos no pueden moverse, quiere gritar, pero la falta de aire impide que su voz salga.

La luz de la luna que se refleja por la ventana, permiten que vea perfectamente el rostro de Charlotte, sus ojos rojos parecían tener un brillo de emoción y sus labios sonríen con malicia. El aire comenzaba a hacerle más falta.

— ¿creíste que todo había acabado? Yo no dejo el trabajo a medias, no como tú...¿recuerdas hermana? ¿recuerdas como me golpeaste la espada hasta sangrar porque no quise darle el último collar que mi madre me regalo? —

Mariam ya tenía lágrimas en los ojos, esperaba que Charlotte se detuviera, pero el agarre era fuerte.

— o la vez que para burlarte, arrojaste ese mismo collar al lago...le quitaste algo valioso a Charlotte, algo que ni con tu propia vida podrás cambiar.—

— p-er...don...— logra articular.

—¿que es eso? No conozco esa palabra...no te preocupes, pronto tu familia te hará compañía en el cementerio.—

Cuando Charlotte apretó con más fuerza con ayuda de su magia oscura, los huesos del cuello de Mariam crujieron y la chica dio su último suspiro, mientras Charlotte, mostraba una sonrisa de satisfacción.

...

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