¿Me gusta mi hermano?. Parte 1

Desde que tengo memoria....

Siempre me pareció atractivo mi hermano ...

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( Pequeño prólogo)

Cuándo lo conocí, era una simple niña de 5 años de edad. Sentí algo extraño a primera vista, esperando en una oficina de una de las secretarias a qué mi padre, terminara la reunión programada con mi madre la nuevo CEO suplente.

No tenía idea de que él también era hijo de mi padre, en ese momento yo creí que era la hija de Ian Connor, un empresario exitoso, excéntrico de ojos grises y cabellos negros, qué nos sometió a mí, y a mí madre, al cautiverio desde que nací.

Mi madre había guardado el secreto de que era hija de un tal Jonathan Hevinson, su anterior esposo, el vicedirector de su propia empresa. Anteriormente estaban casados y ella se divorció de él, estando embarazada.

Sus motivos para él divorcio, según ella ante el juez, fué el adulterio que mi padre cometió en la primera semana de matrimonio con una supuesta stripper muy parecida a ella. Él también argumentó que mi madre le fué infiel, por ser encontrada semidesnuda en un hotel con Ian Connor, quién por supuesto le había tendido una trampa; mi madre no tenía idea de cómo fué a parar ahí. Aunque mi padre fué en realidad el adúltero, y mi madre la víctima de Ian Connor, la que terminó pagando fué mi madre ante el juez, las pruebas que la prensa hizo públicas la condenaron, quedando en la calle, desahuciada, sin su empresa, embarazada, y sin un sólo centavo, ni un lugar en donde refugiarse.

Mi padre, le había quitado todo por un malentendido que hasta el día de hoy, la gente opina que es verdad.

Presa de dos hombres obsesionados con ella, se vió obligada a huir. Ian Connor la quería como su esposa, no duró mucho en libertad, hasta que fué secuestrada; a días de haber nacido, la obligó a casarse con él, y ella aceptó por qué él amenazaba con acabar con mi vida.

Mientras mi padre, quién realmente había cometido la infidelidad, criaba el fruto de su desliz con una stripper. Mi madre sufría un infierno.

Mi madre se hizo viuda de Ian Connor, y todas sus propiedades pasaron a sus manos, por lo tanto volvió a recuperar el suficiente poder para ser tomada en cuenta como La CEO suplente de la empresa de los Hevinson e X-vixen que habían sido tomadas por Ian.

Jonathan Junior, o como a mí siempre me gustó decirle, Jhonny...cuando lo ví por primera vez, armaba una gráfica de la mujer ideal para su padre, y sus posibilidades de encontrar madrastra. Al principio me burlé de su exceso de confianza por creer que tenía las respuestas, se enojó conmigo, y me frunció el ceño, viendo por primera vez su expresión enojada que daba inquietud a cualquiera. Me respondió diciendo que mi madre era una mujer dragón, y de ahí, tuvimos nuestra primera cercanía, peleandonos como dos niños, nos marcamos una cruz como enemigos eternos, jurando odiarnos para toda la vida.

Aún cuando no me agradaba por ser tan engreído, nunca había conocido a alguien tan inteligente cómo él, a tan corta edad podía hacer una gráfica y dar índices de posibilidades en forma de porcentajes como un adulto. Diría que eso fué lo que me gustó a primera vista de Jhonny, tenía la inteligencia para armar y desarmar estrategias como un futuro CEO en potencia.

Desde ahí, quise volver a verlo, por más que mi madre me lo prohibió. No entendía sus motivaciones, al querer alejarme de ese niño.

No importaba cuánto nuestros padres intentaron alejarnos del otro, coincidían todo el tiempo, hasta nos inscribieron en la misma escuela.

Teníamos muchas cosas en común, los primeros en sospechar que éramos hermanos fuimos nosotros, el odio que se tenían nuestros progenitores nos resultaba sospechoso.

Jhonny notaba que mis ojos eran idénticos a los de mi padre, y a los suyos, que también tenían el mismo tono verdoso claro como el agua, solamente qué su cabello era muy oscuro para venir de unos padres que eran rubios, si supuestamente su madre era rubia natural. Me recordaba al cabello de mi padrastro Ian.

Investigamos por aparte, y nos enteramos que nuestros padres habían estado casados. En ese tiempo, teníamos un sentimiento inocente por el otro, no sé si era idea mía pero el me miraba de una forma particular, con un brillo especial en sus ojos.

No era algo fuera de otro mundo, para mí pensar qué, gustaba de mí, me defendió de las niñas que me hacían bullying por ser hija de Sarah Vixen, " la mujerzuela", según el periódico amarillista de Nueva York.

Pero según nuestras investigaciones, congeniamos con tristeza por los hechos del pasado que deberíamos ser medio hermanos. El hijo de la infidelidad de Jonathan Hevinson, y yo una hija de la que nunca supo, de su anterior matrimonio con Sarah Vixen.

No teníamos los medios para hacernos un ADN, y comprobarlo a escondidas de nuestros padres, pero a través de unas manchas de nacimiento asumimos que debíamos serlo. Nuestro padre había nacido con manchas blancas de nacimiento. Las de Jhonny estaban en el muslo,y las mías estaban en la espalda.

Al final, luego de mucho tiempo, de idas y venidas, hasta superar una enfermedad terminal. Nuestros padres arreglaron los malentendidos entre ellos, mi madre perdonó su desliz, y se volvieron a casar, aceptando a Jhonny como a otro hijo.

Jonathan y yo, nos volvimos hermanos oficialmente...

( Fin del pequeño prólogo)

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A partir de ahí, mi corazón se vió obligado aceptar que ese niño tan inteligente, apuesto, e ingenioso, era mi medio hermano...

Compartimos un lazo irrompible, en los siguientes años. Traté de actuar con él, como una verdadera hermana, olvidando mis sentimientos anteriores a conocer la verdad.

Jugábamos juntos todo el tiempo, compartíamos los mismos gustos así qué eso nos hacía inseparables, podría decir que si no fuese varón, hasta el baño habríamos compartido. No había nada que no hiciera que no lo supiera, conocíamos cada aspecto del otro, hasta donde podría estar el otro a kilómetros de distancia, como un par de gemelos.

Al llegar a la adolescencia mi hermano cambió y sus ojos se volvieron grises, ya no quedaba rastro de aquel tono verdoso de la niñez, su rostro se definió más, como si fuese un modelo.

Le tomé tanto aprecio, que creí que esos sentimientos de la niñez, solo fueron cosas del pasado.

Hasta que un día...

Mi atractivo hermano de 15 años, consiguió una novia.

" Nuestro pequeño Jonathan, creció cariño"

Comentó mi madre en la hora del desayuno a mi padre qué se servía su café de la cafetera.

— ¿Por qué lo dices cariño?..

No tenía idea de a lo que se refería, ni tampoco me interesaba, era un adolescente también de 15 años de edad, desayunando con los auriculares a medio volumen, los que me tuve que quitar al momento de comer mi huevo con tocino.

— Ayer ví a Jonathan despedirse de una chica a las afueras de la mansión.

Murmuró mi madre al oído de mi padre a un metro de distancia de la cocina, a la mesa del comedor. Recuerdo, que mi corazón se partió de tal manera que dejé de comer al segundo.

— ¿En serio?.

Preguntó mi padre con una sonrisa pícara en su rostro.

— Sí — Afirmó mi madre con timidez dándole un codazo— Parece que lo acompañó hasta casa y le dió un beso en los labios de despedida.

Sentí un dolor agudo en mi pecho al imaginármelo. Me levanté de la mesa y salí del comedor a toda prisa, decepcionaba por escuchar como mi madre decía con orgullo la noticia, cuando para mí era una catástrofe.

En el caminó me choque con Jonathan que al verme notó la angustia en mí mirada.

—¿Susie?, ¿Que te sucede?.

Me preguntó con seriedad, pero lo ignoré y fuí directo a mi dormitorio, subiendo por las escaleras a paso veloz.

" ¿Que te pasa?"

" ¡Susie!"

Decía por atrás mi hermano.

Me encerré en mi habitación a lamentarme, el aire se me acababa, para mí era el fin del mundo, el dolor presionaba mi corazón. Sentía rabia, y una sensación oscura me invadía, quería saber quién se había atrevido a robarme a mi hermano.

Jhonny era todo para mí, no conciliaba el tener que compartirlo con alguien más.

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