Mi vida cómo Julia y muerte

Soy Julia Vázquez de 17 años y era una estudiante común. Mis padres siempre fueron muy estrictos conmigo pues esperaban que fuera en todo momento una buena niña, pues cuando era pequeña me gustaba que me notaran, ya que estos casi nunca estaban presentes, así que puse empeño en mis estudios, pero terminó siendo contraproducente, ya que se adaptaron a que nunca diera problemas y me exigían más de lo que yo podía dar. Entonces en mis 17 años de vida no sé lo que es divertirse normalmente, pero para mí las novelas eran mi única salida de mi vida tan monótona. Me llamaban más la atención aquellas que eran de reencarnación en personajes extra o villanos y pensaba "¡como hacen esas protagonistas para vivir en un mundo que no conocen y salir triunfantes! Además que siempre consiguen un buen hombre que las quiere y no las traiciona, eso en la vida real no es posible y aunque a mí me pasara lo mismo yo no estaría en eso de la venganza, eso es mucho trabajo, yo sería muy perezosa y haría lo que nunca hice aquí, no estudiar ni esforzarme en nada, esa sería mi meta" para luego darme cuenta de lo estúpido que era eso.

y

Julia Vázquez

Todo el tiempo leía demasiadas novelas, por tanto,, no sé cómo esas protagonistas identificaban la historia en la que se encontraban a partir de simples nombres de países o personajes, yo en su lugar estaría pérdida. Aparte de leer solo iba a la escuela,, pero esta la veía como una prisión, pues aquí perdí mi inocencia, los niños a veces pueden llegar a ser muy crueles cuando quieren. En el 3.er grado se empezaron a dar cuenta de emociones como los celos y yo al ser la mejor del aula, pues, era un blanco fácil y al no ser confiada por mi falta de cariño sus palabras y actos me dañaban más de lo que podía aguantar por lo que termine odiando asistir a clases. Cuando estaba en la secundaria me molestaban por ser virgen, la callada, la puntualidad, incluso me acusaban de ser la colita del maestro o su favorita, entre otras cosas y para fin de los males mis padres no le daban importancia, pues para ellos solo era juegos de niños. En estos momentos estoy a nada de que tenga que hacer las pruebas de ingreso para optar por una carrera propuesta, o más bien impuesta por mis padres, la cual no me gusta ni un poco. Y ahora tengo que dejar de hacer lo que me gusta por sus caprichos. Por eso me es difícil ir a ese lugar.

Entonces un día como todos los demás iba caminando sin mirar al frente, leyendo tranquilamente una de mis tantas novelas, que al cruzar no vi el camión que venía hasta mi hasta que fue demasiado tarde. Solo sentí un gran dolor y luego todo estaba oscuro. Solo me arrepentí de no haber terminado la novela, porque dejar de vivir para mi solo era un alivio.

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