Ofrenda.

Para mi punto de vista las mujeres no deberían ser obligadas a casarse con alguien que no amaban porque podría convertirse en un infierno su vida y pueden hasta atentar contra su vida, mis 25 años han servido de experiencia conocí muchas mujeres que fueron obligadas por sus padres como le está pasando a ella y no contaron con ayuda de alguien así que decidieron terminar con su vida en el camino perdía dos amigas que quería mucho porque sus padres pensaron más en los negocios que en lo que ellas querían.

- Basta padre.

- Respétame.

- Acaso tú me respetas, quieres convertir mi vida a un infierno no quería llegar a esto pero no voy a permitir que me cases con alguien que no quiero.

- Míralo es guapo.

El chico en silencio quería que lo tragara la Tierra tampoco estaba de acuerdo con lo que Había decidido su padre pero no iba a ir en contra de él sabía que era lo mejor para su empresa tenía dificultades y con la ayuda de Mauricio iban a lograr salir de la crisis que estaba pasando la empresa.

- las cosas no se tratan si es guapo o no es guapo se trata que es mi derecho decidir con quién voy a estar, él no tiene nada que ver a quién es soy yo la persona importante aquí soy yo la que no quiere este compromiso.

al Señor Mauricio le importó para nada lo que ella decía la tomó del brazo y la estaba jalando para sacarla y llevarla directamente al salón donde se anunciaría su compromiso.

- Suéltame.

Mia no quería utilizar esa pequeña carta que estaba guardando pero al ver que su padre no ha cambiado de opinión era su salvación.

- No me puedes comprometer porque no tienes nada para ofrecer.

- De que hablas Mía.

- Lo entiendes muy bien, no me voy a casar porque no tienes nada que ofrecer.

- Te volviste loca, no fuiste capaz.

Se le dibujó una sonrisa en sus labios estaba funcionando.

- Si, ya no tienes nada que ofrecer.

- No te creo.

- si tú adorada hija anoche Dejó de ser virgen, no tienes nada que ofrecerle a esa familia Ya no soy pura para su hijo y creo que el señor no estaría dispuesto a recibir Tan pequeña ofrenda.

- Mientes, para no casarte.

- Tengo pruebas.

Todos se encontraban incómodos por la situación Raúl y Daniel sentían que no tenía nada que hacer ahí, mía al decir que tenía pruebas su padre le exigía que le dijera Cuál era el hombre que había estado con ella.

Estuvieron su pequeña mano que aportaba un anillo tan divino en el dedo índice Sin voltear a ver A qué dirección señalaba sabía que ahí se encontraba él.

- Él.

- ¿Qué?

- ¿Te cogiste a la hija del señor Mauricio Daniel?.

- No, nada de eso es verdad yo no he estado con ella.

- Como fuiste capaz te permití estar aquí.

- Señor.

El resto que estaba ahí que no tenía nada que ver salieron de la sala en silencio ya no iba a haber ningún compromiso no tenían Por qué esperar ahí, afuera del lugar se escuchaban los gritos el señor Lorenzo alcanzó a escuchar el tono de voz de su hijo y salió a toda prisa a ver qué estaba sucediendo.

- Que pasa, sus gritos se escuchan por todos lados.

- Padre, Daniel se a cogido a la fea.

- Daniel.

Su hermana y su cuñado que estaban detrás de Lorenzo no podían creer que Daniel el hombre más cotizado y selectivo con las mujeres se había acostado con ella, era cierto que había durado 5 años con Luisa pero no para eso tenía que cambiar los gustos tan extremos antes de estar con Luisa tuvo mujeres por doquier y todas preciosas.

- No eso no a pasado.

Mauricio estaba furioso.

- Así es como me pagas Lorenzo, tu hijo a perjudicado a mi hija.

- Debe ser una equivocación. Daniel habla.

- Padre no es cierto.

- No me creen tengo pruebas.

Del bolsillo sacó la cadena que Daniel estuvo buscando, no había manera de que negara pues aquella cadena contenía sus iniciales.

- Tengo esta cadena que tiene sus iniciales Daniel Oviedo además en su cuarto deje algo mío, es un velo negro con bordes de oro que también contienen mis iniciales Mía Lombardi.

Daniel se metió en la mano en el bolsillo sacando el velo del que ella hablaba no podía recordar nada pero sin duda aquellas pruebas era la justa realidad de que algo entre ellos había sucedido.

- Daniel.

- Padre no a pasado nada.... de hecho no me acuerdo anoche bebí demasiado.

El Señor Mauricio no le importaba ya eso de algo tenía que servir que ya no era virgen y que la había perdido con el hijo de uno de sus socios.

- Así que ya no me puedo casar.

- Ni lo creas la única manera de que salgas de aquí y que tu honor sea recuperado es que te cases con Daniel.

- ¿Qué? No.

Parecía que en algo iban a estar de acuerdo ninguno de los dos quería casarse mía solo le había hecho para que su padre dejara de molestar con el tema de casarse pues ya no era virgen y no tenía manera de como obligarla pero ahora las cosas se le habían salido de las manos.

- Es lo justo Mia.

- Ni de broma.

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