Masaje

Bryan estaba sentado en su cama mientras usaba la computadora, estaba mirando unos documentos que Adam le había enviado. Cuando Petra abre la puerta de su habitación, llevaba un vestido blanco corto y sus pantuflas de conejo.

El mismo mira fijamente a su mujer que se acerca a la cama.

— ¿Qué quieres, querida esposa? — pregunta haciendo resoplar a Petra mientras se sienta en la cama.

— Necesito que me dejes hacer algo. — ella dice directamente.

— ¿Y cuál sería? — Bryan pregunta con curiosidad.

— Quiero masajear tus piernas. — ella dice. — Necesito poner en práctica todo lo que estoy leyendo.

— Todo bien. — dice Bryan apagando la libreta y dejándola a un lado.

Petra sonríe y rápidamente se sube a la cama, colocándose al lado de Bryan, él la mira fijamente mientras ella se ata el cabello en un moño y se acerca aún más para hacer el masaje.

— Todavía estoy aprendiendo. — ella dice. — pero con el tiempo tendré práctica.

— Vamos, muéstrame lo que has aprendido. — dice, Petra rápidamente toca su muslo y desliza ambas manos para que su muslo quede entre ellas. Pronto, Petra comienza a apretar la pierna, tratando de concentrarse en apretar tanto como sea posible para poder llegar al músculo.

Petra estaba muy concentrada en su trabajo, Bryan la miró fijamente y suspiró cuando sintió sus suaves manos apretando sus piernas. Lo estaba excitando, sin embargo, Petra no se dio cuenta debido a su total concentración en el masaje.

Bryan no pudo más, agarró la muñeca de Petra y ella lo miró confundida.

— ¿No ves que me estás volviendo loco con ese masaje? — pregunta sin aliento.

— ¿Loco? ¿Cómo así? — ella pregunta en voz baja.

Bryan lleva la mano derecha de Petra a su erección, sus ojos se abren como platos, pero, como tiene curiosidad, dejó su mano exactamente donde él la colocó.

— Lo dejaste así. — dice, le da la mano a Petra, y como estaba en su erección, terminó apretándola.

— Yo… yo no hice nada. — dice Petra, con las mejillas ardiendo.

— Esa inocencia tuya me vuelve loco. — dice Bryan cerrando los ojos y quitando su mano que estaba sobre la de Petra, sin embargo, Petra sigue tocando su erección. — ¿te gustó?

Rápidamente, retira su mano y mira hacia abajo a las mismas que estaban descansando sobre sus muslos.

— ¿Eres virgen, Petra? — le pregunta Bryan a ella, quien sigue mirando sus manos. — respóndeme.

— Sí. — dice, todavía sin mirarlo.

Bryan lleva su mano a la barbilla de Petra y levanta su rostro, haciendo que ella lo mire.

— No te tocaré hasta que seas mayor de edad, y si me quieres, no te obligaré a hacer nada. — dice Bryan mirándola a los ojos.

— Y... ¿Y si quiero hacer esto... antes de cumplir los dieciocho? — pregunta, sintiéndose muy avergonzada.

— Tengo muchas ganas de tocarla… pero como dijiste, es virgen. — él dice. — en el estado en el que estoy, sin poder mover mis piernas, será difícil para nosotros hacer eso.

— Entonces, ¿quieres esperar hasta que puedas caminar de nuevo? — pregunta Petra.

— Sí, será mejor para los dos. — dice Bryan.

— ¿Es nuestro... es nuestro matrimonio real? — ella pregunta. — le dijiste a tu madre que en nuestro matrimonio no había amor, y que a pesar de las circunstancias en las que nos casamos, nuestro matrimonio es real.

— No mentí, ya que estamos casados, quiero que esto funcione. — dice Bryan. — si quieres, claro, si no, estuvimos casados ​​dos años y luego nos separamos, y como te casaste conmigo y entraste en la empresa para que nos fusionáramos, nos podías hacer socios, cada uno con su parte.

— ¿Podríamos simplemente ser socios? — pregunta Petra.

— Sí, eso es todo. — él dice. — Dejaré que lo pienses.

— Podemos intentar. — dice Petra. — Confieso que tuve miedo, me tomó por sorpresa este matrimonio, pero desde el principio tenía un poco de esperanza de que este matrimonio sería mi libertad, me libraría de mi padre y su manía de controlarme.

— ¿Pero entonces pasaste ese tiempo con mi madre y pensaste que sería peor aquí? — él pide.

— Sí, tu madre se estaba volviendo controladora como mi padre, yo no podía salir, solo para visitarlo. — dice Petra, sonriendo con tristeza. — Pasé horas y horas sentada a tu lado mientras te miraba dormir.

— ¿Me verías siempre en el hospital? — Bryan pregunta sorprendido.

— Sí, tres veces por semana, era el único lugar al que podía salir. — dice Petra.

— ¿Y hablaste conmigo? — él pide.

— Hubo un momento en que estaba tan exhausta por todo lo que estaba pasando, que terminé desahogándome contigo. — ella dice. — Eras un buen oyente.

— Por supuesto, estaba en coma. — dice Bryan, y terminan riéndose.

— ¿Seguimos con el masaje? — dice Petra tocando la rodilla de Bryan y sonriendo.

— ¿Quieres que me mejore rápido? — él pide.

— Sí. — ella dice.

— ¿Y por qué anhelas mi mejora tan rápido? — pregunta, mirándola a los ojos y sonriendo con picardía.

— No, solo quiero que estés bien. — dice Petra, con las mejillas sonrojadas.

— Sé por qué quieres mi mejora, así que cariño, puedes empezar. — dice Bryan y pronto siente las manos de su esposa masajeando nuevamente sus muslos, y luego su pantorrilla.

Bryan observó de cerca cada movimiento de Petra, mientras sus manos subían y bajaban mientras masajeaba sus piernas. Su plena concentración en lo que está haciendo.

Su ropa y sus pantuflas la ponían linda, más ahora que hacía un puchero con los labios mientras ponía fuerza al masaje.

— Ven aquí. — dice Bryan tirando del brazo de Petra, aún confundida, ella se acercó aún más, y se sentó en el regazo de Bryan, con una pierna a cada lado de su cadera.

— ¿Te das cuenta de lo hermosa que eres? — él pregunta, ella rápidamente lo niega.

Petra baja la cabeza avergonzada y unos mechones de cabello terminan cubriendo su rostro. Bryan lleva su mano a su rostro y retira esos mechones de cabello, llevándolos detrás de su oreja.

Se miran el uno al otro, el deseo era claro en sus miradas, el clima se estaba poniendo caliente y la tensión sensual crecía por segundos.

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